Alcázar de Segovia
La primera referencia de una fortificación
en el lugar, data del año 1122, cuando se menciona la existencia de un castro
sobre el río Eresma. Posteriormente, en el 1155 ya se le cita con el nombre de
Alcázar (del árabe Al Qasr). Aunque las primeras noticias, dignas de crédito,
nos las da el rey de Castilla Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantagenet Cuando trasladan su
Corte en dicho Alcázar. Es muy posible que, los arcos románicos que se pueden
ver en el Patio de Armas, correspondan a esta époc
Alfonso X, pasó largas temporadas en el Alcázar,
llegando a establecer en el su Corte. En él convocó Cortes del Reino en 1258 y
1278. Al rey Sabio se le atribuyen algunas leyendas ocurridas en este castillo.
Una de las leyendas nos cuenta que: Alfonso X, subía cada noche a la torre más alta de
la fortaleza, a estudiar las estrellas, buscando el modo de recuperar el Sacro
Imperio Romano Germánico. Una noche, mientras contemplaba el firmamento, pensaba
que “no sólo podría dirigir de forma magistral un imperio” sino que, si
el creador le hubiera consultado cómo dibujar el universo, él lo habría hecho
mejor. El franciscano, encargado de dirigir al soberano en sus oraciones
nocturnas, fue testigo de la blasfemia, rogándole que se retractara. El monarca
se negó, mandando al monje de vuelta a sus aposentos. Entonces un rayo impactó
sobre la torre en la que habían discutido ambos, cayendo hecha pedazos. Al día
siguiente, Alfonso ordenó colocar el cordón franciscano, alrededor de la
habitación más cercana a la capilla privada. Hoy conocida como Sala del
Cordón.
Enrique II de Trastámara,
hizo del Alcázar su corte permanente, y también corre una interesante leyenda
durante su estancia en el: uno de sus hijos, el infante Pedro Enríquez (que era
hijo natural), cayó desde la Sala de Reyes. Desesperada el ama de cría que se
encargaba de su cuidado, se lanzó al vacío detrás del niño. Se sabe que esta
leyenda es falsa pues en el momento de la muerte del infante en 1366 este debía
tener doce años.
El hijo y sucesor de Enrique II, Juan I, continuó con la corte en Segovia,
convocando Cortes en 1383, 1386 y 1390. Pero será con otro Trastámara, el rey Enrique IV cuando el Alcázar alcance su máximo
esplendor y riqueza. La sucesora de Enrique IV, su hermana Isabel I de Castilla, pasó aquí largas temporadas.
De este castillo salió hacia la iglesia de San Miguel de Segovia
para ser coronada Reina de Castilla. Posteriormente, el centro de poder se
desplaza de Segovia, ya que Carlos I lucha contra los comuneros que se han
refugiado en el Alcázar. Su hijo Felipe II se alojó en el Alcázar, contrayendo
matrimonio en el con Ana de Austria. A partir de ahí, al trasladarse la
capital a Madrid y tras la construcción del Monasterio del Escorial como Panteón Real, el
Alcázar va cayendo en el olvido paulatinamente.
En 1764, Carlos III establece en el Alcázar el Real Colegio
del Cuerpo de Artillería. El 6 de marzo de 1862,
un tremendo incendio, destrozo el castillo, la Academia de Artillería cambió de
sede y el Alcázar quedó desocupado. En este incendio ardieron las techumbres y
artesonados de madera del Alcázar, aunque gracias a las pinturas realizadas en
1844 por José María Avrial y Flores
pudieron ser reconstruidas. Después pasó a ser Archivo General Militar, función
que sigue cumpliendo actualmente. Como hemos podido ver a lo largo de su
historia ha tenido diversos usos, en el Alcázar, recibieron los reyes Isabel y Fernando a Cristóbal Colón; y sirvió de alojamiento para Jorge Manrique, autor de "Coplas de la muerte de mi
padre".
Descripción
Se
entra al Alcázar a través de un puente de piedra de tiempos de Felipe II, que sustituía a uno anterior de madera
y levadizo, lo que facilitaba la defensa del
Alcázar. El puente salva un foso de 26 metros de profundidad, que era un foso
natural, aunque se fue haciendo mayor con el paso del tiempo. Sobre el dintel
de la puerta podemos ver las armas del rey Felipe V. Al traspasar la puerta, nos encontramos
con la torre de Nada más traspasar la
puerta nos encontramos con la torre de Juan II que domina todo el conjunto y es la más
alta del castillo.
El
Alcázar se articula alrededor de dos patios, el de Armas, cercano de la torre
de Juan II, que data del siglo XII-XIII; y el del reloj, cercano a la Torre del
Homenaje; siendo además el más lejano de la entrada.
En
1598, Francisco de
Mora discípulo de Juan
de Herrera realizó una importante transformación, tanto en el interior como
en el exterior. En el exterior destacan los tejados de pizarra y los chapiteles
cónicos de las torres que le dan su configuración característica. Estos son
obra de Gaspar de la Vega por encargo del rey Felipe II.
Una
escalera realizada por Francisco de Mora sube por el interior de la Torre del
Homenaje, que lleva a las habitaciones superiores. De esta época y este mismo arquitecto
es la modificación del patio de armas, cambiando su anterior estructura gótica
por otra formada por dos cuerpos de arquerías superpuestas: la inferior de
pilares y arcos de medio punto y la superior de pilares y arquitrabes. La Torre
del Homenaje es de planta rectangular y de menor altura que la de Juan II, con
cuatro torres circulares en cada ángulo y una semicircular adosada en la parte
posterior. En sus muros se abren diversas ventanas geminadas y otras tantas
semicirculares en las diversas torres auxiliares que la componen.
Alfonso X, fue
el primer rey en efectuar obras en el interior del
castillo, ampliando habitaciones y habilitando nuevos salones de gran lujo.
Pero los reyes que más atención prestaron al Alcázar fueron los de la dinastía
Trastámara y Felipe II el que le su configuración actual. Juan II levantó la
torre que lleva su nombre y efectuó reformas en el interior del palacio. Su
hijo Enrique IV el Impotente, también enriqueció el
interior, con la construcción de artesonados y el mejoramiento a base de
elementos decorativos de gran lujo.
La
Torre de Juan II, es de planta
rectangular, con 80 m de altura, se articula en tres cuerpos horizontales
separados por líneas de imposta o cordones. El cuerpo superior, de mayor altura
que los inferiores, está protegido por almenas blasonadas con escudos de
Castilla y doce torreones circulares (escaraguaitas), con decoración de escamas
en lugar de almenas. Consta de cuatro torreones en los lados más anchos y dos
en los lados cortos del rectángulo, obra de Juan Guas. Los muros de la
torre, decorados con arabescos sobre el enlucido del muro y una serie de
balcones-miradores góticos en el tercer cuerpo mitigan el aspecto militar de la
torre. En los balcones miradores se abren unas saeteras en forma de cruz. Aunque
fue Juan II el que hizo construir la torre sobre otra anterior, es Enrique IV e
Isabel la Católica quienes coronaron la torre y le dieron su altura y forma
actual.
Algunas
salas fueron utilizadas como mazmorras. Entre los prisioneros célebres destacan
don Álvaro de Luna (válido del Juan II), ejecutado el 2 de junio de 1453 por
orden Real, el conde de Treviño y don Francisco de Guzmán y Zuñiga, Marqués de
Ayamonte, ejecutado el 12 de diciembre de 1648 por conspirar contra el Rey.
El
Patio de armas, es de planta
cuadrangular irregular, se encuentra porticado en tres de sus lados con dos
alturas. La planta inferior resuelta con arcos de medio punto apoyados en
pilares, mientras que el segundo piso se estructura en una galería adintelada
apoyada en pilares que, a la vez, soporta la techumbre. En el lado que no está
porticado se puede adivinar la arquería románica del antiguo Alcázar. En el
centro encontramos una gran fuente de taza realizada en una sola pieza. Este
patio también conocido como Patio de Honor, ejerce de distribuidor al resto del
palacio.
Sala de
ajimeces también conocida como Sala de los
caballos o del Palacio Viejo. Es una de las más antiguas del Alcázar, pues se
remonta al siglo XII con el rey Alfonso VIII. Tiene su entrada desde el patio de armas
y debe su nombre a las cuatro ventanas dobles o ajimeces que recaían al
exterior del Eresma en tiempos del rey Alfonso VIII. Esta sala es por tanto una
de las que se corresponden con el primitivo Alcázar. Conserva algunos restos de
interesantes pinturas mudéjares de color rojo sobre fondo blanco. Las
ventanas son de las conocidas como “festejadores”
pues en ellas se sentaban los prometidos a conversar. Entre las ventanas, un
zócalo de azulejos mudéjares del siglo XIII, que proceden de una vivienda del
barrio de las canongías de Segovia, y que fue colocado en este lugar durante
las reformas de rehabilitación del palacio en el siglo XX.
Sala de la Chimenea, también conocida
como de Felipe II o del Consejo. Tiene su entrada por la Sala de Ajimeces, es
una pequeña sala cuadrangular que servía de reunión del consejo y despacho. Una
chimenea de granito permitía caldear la habitación de donde toma su nombre. El
zócalo de la sala es de cerámica de Talavera. Esta sala procede de la
ordenación palaciega realizada por Felipe II.
Sala del Trono o del Solio (trono con
dosel). Es de planta cuadrangular y 8 metros de lado, corresponde a la
ampliación realizada por Enrique IV en el siglo XV. Su actual configuración es
una recreación fiel a la forma que debió tener en tiempos de los Reyes
Católicos. La sala se cubre con una cúpula octogonal mudejar traída desde
la iglesia de Santa María de Urones de Castroponce (Valladolid), obra de Xadel
Alcalde ya que la original del Alcázar ardió en 1862. En el muro se alza un
estrado simulando el trono o solio de los Reyes Católicos con su gran escudo y
la divisa "Tanto monta". En
una de sus ventanas podemos ver una vidriera realizada por Carlos
Muñoz de Pablos en el siglo XX representando a Enrique IV a caballo. La
sillas de madera son regalo del rey Alfonso
XII. El friso que corre bajo la techumbre, es el original, en el se podía
leer una inscripción que decía: “Esta
cuadra mandó faser el muy alto e muy poderoso ilustre señor el rrey don Enrique
el quarto, la qual se acabó de obrar en el anno del nascimiento de nuestro
señor Jesu Cxpto, de mili e quatrocientos e cinquenta e seis annos, estando el
señor rrey en la guerra de los moros, quando gano á Ximena, la qual obra fiso
por su mandado Francisco de Ávila mayordomo de la obra, seyendo alcaide Pero de
Muncharas criado del rrey, la qual obra ordenó e obró maestro Xadel Alcalde”.
Sala de
la Galera o de los Embajadores, conocida con este
nombre por el artesonado que fue pasto de las llamas en 1862 y que recordaba el
casco de un buque invertido. Es una gran sala rectangular, donde esperaban los
embajadores a ser recibidos por el rey y también era usada como salón de
ceremonias y antesala del Trono. Fue mandada construir en 1412 por Catalina
de Lancaster, esposa de Enrique
III mientras era menor de edad su hijo Juan II. Al ser una ampliación, el
muro izquierdo conserva el esgrafiado que decora el exterior de todo el palacio
ya que con anterioridad este muro daba al exterior del acantilado. Destaca un
gran mural realizado en el siglo XX, que representa la coronación de la reina
Isabel la Católica el 13 de diciembre de 1474, que tuvo lugar en la Iglesia de
San Miguel de Segovia; y salió de este Alcázar para ser coronada donde se
encontraba al morir su hermanastro. Abierto en el muro formando parte de la
pintura mural una puerta comunica con la Sala de Piñas.
De
las dos vidrieras de esta sala, una representa al rey Enrique III el Doliente con
su esposa Catalina de Lancaster; en la otra vidriera vemos en el centro a Enrique
II y a ambos lados: el asesinato de Pedro
I el Cruel o el Justiciero, por parte de su hermanastro Enrique II, y la
muerte del hijo de éste a consecuencia de una caída de caballo. Las vidrieras
están basadas en miniaturas realizadas por Hernando de Ávila en el siglo XVI,
cuyos originales se conservan en el Monasterio del Escorial.
La techumbre es de principios del
siglo XX, aunque copia exacta de la original que desapareció en el incendio de
1862. Por debajo de la techumbre corre un gran friso mudéjar de yeserías
formado por tres líneas, la central adornada con un grupo de figuras
geométricas y escudos heráldicos, la línea inferior recoge una plegaria y
letanía en latín y la línea superior tiene una leyenda en castellano antiguo
que dice: “Esta obra mandó faser la muy
esclarecida Señora rreyna dona Catalina, tutora rregidora madre del muy alto é
muy noble esclarecido Señor rrey don Juhan que Dios mantenga e dexe vevir e
rreynar por muchos tiempos e buenos, amen. E fisola faser por mandado de la
dicha Señora rreyna Diego Fernandes, vecero de Arebalo vasallo de dicho Señor
rrey. Acabóse esta dicha obra en el anno del nascimiento de nuestro Señor Jehu
Xro. de mili quatrocientos e doce annos. En el nombre del Padre e del Fillio e
del Espíritu Sancto, amen. Señor Jehu Cpo. lo protesto delante de la vuestra
Sanctisima magestat que en este día e por siempre jamás yo quiero vevir e morir
en la vuestra sancta Fe Católica, amen. Reparólo el rrey don Phelipe Z, anno de
1592.
La Sala de las Piñas, debe su nombre al
artesonado que cubre la sala, ya que está decorado con 392 piñas doradas que
cuelgan de la techumbre. Un friso de yesería mudéjar dice: "Esta Cámara mando faser el muy alto e muy poderoso esclarecido
Principe don Enrrique filio primogénito del muy alto e muy poderoso esclarecido
Principe e Señor el rey don Juhan de Castilla e de León el segundo. La qual se
acabo de obrar en el mes de noviembre del anno del nuestro Señor Jehu Xpo. de
mili e CCCC e L e í annos". En esta sala encontramos una vidriera de
Carlos Muñoz de Pablos representando al rey Enrique IV montado a caballo y
detrás a su hija Berenguela.
Alcoba del rey. Esta pequeña sala
ofrece una recreación idealizada de lo que fue la alcoba del rey Juan II. Una
cama del siglo XVI con dosel nos retrotrae a la época medieval. Una puerta con
arco apuntado decorada con yeserías permite la comunicación entre esta sala y
la Sala de Ajimeces. Las dos puertas que tiene son reproducciones neo-mudéjares
del siglo XIX tomadas como modelo del Palacio Real de Enrique IV en el barrio
de San Martín de la ciudad de Segovia.
Sala de Reyes. Toma su nombre de la iconografía
de reyes españoles que decora la sala en su parte alta. Fue comenzada en
tiempos del rey Alfonso X, aunque su configuración definitiva y su terminación son
de 1596 con Felipe II. Cuatro ventanas iluminan su interior, en uno de los
balcones hay marcada una cruz ya que según la leyenda desde ese balcón cayó
accidentalmente al precipicio el hijo del rey Enrique II, el infante don Pedro.
También en esta sala se conservaba la sarga pintada con escenas de la batalla
de Higueruela y que sirvió de modelo para pintar el fresco que hoy día puede
verse en la sala de las batallas del Monasterio del Escorial. En la actualidad
esta sarga se ha perdido. La sala tiene un artesonado a base de hexágonos y
rombos con una gran piña central. Por debajo del artesonado, un friso con cincuenta
y dos tallas policromadas de los reyes astures, leoneses y castellanos-leoneses
desde Pelayo
hasta Juana
I de Castilla. Todas las figuras aparecen en posición sedente, bajo
doseletes dorados rematados por blasones reales. Los reyes aparecen con su
nombre, los atributos por los que son conocidos y bajo ellos una pequeña
biografía de los mismos. En cuatro nichos abiertos en el muro, situados sobre
las puertas, encontramos las figuras de Fernán
González, El Cid Campeador, Fernando
VI y Enrique de Borgoña. Es obra de primeros del siglo XX aunque es copia
fiel del original.
Patio del
Reloj. Es el segundo patio alrededor del cual
se articulan todas las dependencias del Alcázar. Recibe su nombre por el reloj
solar que podemos encontrar en uno de sus lados. Sobre la puerta que accede a
la escalera que sube a la Torre del Homenaje podemos ver el escudo imperial de Carlos
I, traído hasta este lugar desde las ya desaparecidas murallas de Segovia.
Por el interior de los muros de este patio podemos ver el característico
esgrafiado segoviano con manchas negras que no son mas que escorias de hierro
utilizadas en la construcción del edificio.
Capilla. Desde el patio del reloj se
accede a la antecapilla y desde esta a la capilla que se encuentra protegida
por una reja de hierro renacentista salida del taller de Cristóbal de
Andino, del siglo XVI. Cubierta por una techumbre mudéjar de
finales del siglo XV traída a principios del siglo XX desde Cedillo de la Torre
(Segovia). Aquí se casaron Felipe II y su cuarta esposa Ana de Austria. El
Retablo Mayor pertenece a la escuela castellana del siglo XVI y dispone de 17
tablas con escenas del Antiguo Testamento.
En el centro una talla de Santa Bárbara,
patrona de los artilleros.
Sala del cordón. Es una sala estrecha
pero muy alargada. Para llegar a ella hay que pasar por una antesala que recibe
el nombre de Camarín de la Reina o Tocador de la Reina. Se cree que desde este
camarín se inició el incendio que devastó el palacio en 1862. El nombre del
cordón le viene porque la sala estaba adornada con doce cordones de San
Francisco de Asís que alternando con los blasones reales decoraban los muros de
la sala. Esta sala era usada como despacho de los Reyes en su actividad diaria.
La decoración del cordón fue mandada hacer por el rey Alfonso X el Sabio. La
techumbre es de principios del siglo XX copia fiel de la original realizada
como nos dice la inscripción en 1458 por el rey Enrique IV. Esta cubierta
recuerda el cielo estrellado de la noche segoviana. El techo está dividido en
39 cuarteles o espacios, entrecruzada por arquillos dorados formando una
especie de doseletes colgantes. Un friso formado por trece blasones dorados con
las armas de Castilla y León. Bajo el mismo otro friso en forma de yeserías
doradas y pintadas con formas zoomorfas. En un nivel inferior una inscripción
dice: "Esta obra mando faser el muy
alto i muy poderoso esclarecido señor el rrey D. Enrrique quarto al qual Dios
todo poderoso dexe vevir é rreynar por muchos tiempos é buenos. La qual se
acabó de obrar en el anno del nascimiento del nuestro Sr. Jehu Xpo. de mili e
quatrocientos e cincuenta e ocho annos. La qual fiso por su mandado Francisco
Arias rregidor de Segovia su Mayordomo de las dichas obras e seyendo su alcayde
en los Alcázares Pero rruiz de Muncharas Camarero de su Senoria".
Torre del Homenaje. Construida en el
siglo XIII y remodelada por Felipe II, de planta prismática, dispone de algunas
torrecillas adosadas. Situada en el extremo opuesto a la Torre de Juan II,
domina esta sobre el Patio del Pozo (también conocido como Patio de los Reyes o
Terraza de los Reyes) y también sobre el Patio del Reloj. El nombre de Patio
del Pozo se debe a que debajo del brocal se sitúa el aljibe que almacenaba el
agua en caso de asedio y además en este lugar finaliza el recorrido del
acueducto romano. Una de las salas se ha habilitado como Sala de Armas o Armería.
Destacan por su gran vistosidad las armaduras tanto de caballeros como de
caballerías, aunque hay que hacer notar que este tipo de armaduras no eran de
guerra, ya que solo se usaban en justas y torneos. Una torre semicircular se
adosa a la parte posterior de la Torre del Homenaje; en ella se guardaba el
tesoro de la corona de los reyes castellanos-leoneses. La entrada actualmente
está protegida por una reja de ventana de estilo románico del siglo XII traída
desde una vivienda particular de Segovia. A los pies de la Torre, en su parte
externa, encontramos un pequeño jardín de estilo almohade, diseño de Herranz
Cano. Desde este punto podemos alcanzar el garitón de proa, punto más lejano
del Alcázar. También, un alargado paso de ronda almenado acaba en una pequeña
torrecilla con chapitel de pizarra que recibe el nombre de Torre Albarrana.
Ramón Martín
El texto está sacado del extraordinario trabajo de J
Diez Arnal, con el mismo título, la página oficial del Alcázar de Segovia y
WikipediA. Las imágenes de Wikipedia y Pinterest.
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