Isabel I la Católica, reina de Castilla desde 1474 a 1504
Posiblemente esta sea la cabeza
coronada más importante, o de las más importantes que ha tenido España.
Evidentemente tiene sus defensores y sus detractores, pero tanto para unos como
para otros es un personaje que sale en la mayoría de las conversaciones de
nuestra historia, y siempre con nota. Ciertamente su vida no fue muy extensa,
pues murió con 53 años, pero estuvo llena de acontecimientos. No quisiera
dejarme muchas cosas en el tintero, y espero que sepias perdonar las ausencias,
motivadas por mi deseo de no hacer un post tan extenso que se quiten las ganas
de leerlo al primer intento.
Viene al mundo Isabel el 22 de
abril de 1451 en Madrigal de las Altas Torres, es aquí donde pasó su más tierna
infancia; los primeros lugares ligados a su infancia debieron ser el Palacio de
Madrigal y la iglesia de San Nicolás de Bari, donde fue bautizada. Apenas
contaba tres años, cuando fallece su padre, quedando ella y su hermano Alfonso al cuidado de su madre junto a fray Lope de Barrientos, el prior Gonzalo de
Illescas y el camarero Juan de Padilla; a todos se unió Gonzalo Chacón como
administrador de esta pequeña corte, que, al contrario de la itinerancia de las
cortes medievales, se estableció en Arévalo. Allí conoce Isabel a su preceptor,
fray Martín de Córdoba.
En el año 1461, los dos
infantes, Isabel (10 años) y Alfonso (7 años), pasaron a residir en la corte
itinerante de su hermano el rey Enrique de Castilla y León. En ese mismo año
la reina Juana, segunda esposa de Enrique IV, anunció que estaba encinta. No
tardaron en aparecer toda clase de habladurías acusando a Beltrán de la Cueva,
mayordomo mayor, de ser el padre de aquella criatura, dándole el sobrenombre de
La Beltraneja. Juana fue reconocida como hija legítima de Enrique IV y jurada
como heredera al trono en 1462. Pronto hubo dos facciones bien diferenciadas:
de un lado una contraria a los intereses de Juana, con Juan Pacheco, marqués de
Villena y el Maestre de Calatrava, su hermano Pedro Girón, con la ayuda del
todopoderoso Alonso Carrillo, arzobispo de Toledo; y otro a favor de Juana con
Beltrán de la Cueva y el poderoso linaje de los Mendoza.
El 5 de junio tuvo lugar la
Farsa de Ávila, en ella ciertos nobles, en un cadalso de Ávila colocaron un
monigote con los atributos regios, deponiéndole como rey de Castilla y alzando
en su lugar al infante Alfonso. Comienzan así tres años de guerra civil. La
segunda batalla de Olmedo (1467) no solucionó el conflicto, Isabel permaneció
al lado de su hermano hasta que el 5 de julio de 1468, falleció Alfonso en
Cardeñosa, víctima de la peste o de envenenamiento, y su nombre salió a la
palestra. Tras algunas reuniones entre las dos partes, Isabel se trasladó desde
Cebreros hasta Toros de Guisando, ante los astados ibéricos, Enrique IV declaró
a su hermana Isabel como su legítima sucesora en Castilla y León. Pronto ante
los reveses sufridos en las cortes de Ocaña en 1469 y quizás por su
arrepentimiento, devolvieron la inseguridad a la medida. Enrique IV quiso jugar
con el matrimonio de su hermana, ya en 1466 quiso desposarla con Pedro Girón,
pero éste falleció e Isabel quedó liberada de su compromiso.
Rechazó Isabel los matrimonios
propuestos por su hermano, tanto con Carlos Berry, duque de Guyena y hermano
del rey de Francia, como con Alfonso V, rey de Portugal. Enrique IV montó en
cólera al enterarse de que Gutierre de Cárdenas y Alonso de Palencia, habían
sido enviados por el arzobispo Carrillo a la corte de Juan II de Aragón para
negociar el matrimonio de Isabel con su hijo Fernando. En 1469 se firmó el
Acuerdo de Cervera, quedando comprometido el matrimonio. Fernando viajó de
incognito a Castilla acompañado de Gómez Manrique, llegando a Valladolid donde
se conocieron. El 19 de octubre de 1469, se celebró un enlace casi en secreto y
sin la necesaria bula papal en el palacio de la familia Vivero.
En Valdelozoya en el año 1470, Enrique IV al enterarse de la boda de su díscola hermana Isabel, volvió a
declarar a Juana legítima heredera. El bando Isabelino reaccionó insistiendo en
la ilegitimidad de Juana, la vida licenciosa de la reina Juana y la impotencia
de Enrique IV para engendrar hijos. Isabel fue madre por primera vez el 1 de
octubre de 1470 en Dueñas (Palencia), dando a luz una niña a la que llamó
Isabel. En 1473 llegó a Valencia Rodrigo de Borja, futuro Papa Alejandro VI,
como legado pontificio, siendo recibido por Fernando el Católico. En Alcalá de
Henares Isabel y el arzobispo Carrillo lograron el apoyo del papado a los
planes de reinar de Isabel.
El 11 de diciembre de 1474
falleció Enrique IV en la villa de Madrid. Isabel se hallaba en Segovia, ciudad
enriqueña por antonomasia, dos días después debajo de los ropajes de luto por
la muerte de su hermano, Isabel llevaba los vestidos de gala, con los que poco
después comenzó la ceremonia de su coronación. Andrés de Cabrera, alcalde de
Segovia, le abrió el alcázar, poco después comenzó a escucharse:
"¡Castilla, Castilla por la reina Isabel!". Enterado Fernando de la
coronación de Isabel, partió hacia Segovia, donde entró el 2 de enero de 1475,
para solucionar la situación. El acuerdo entre los esposos, Sentencia Arbitral
de Segovia, contentaba a todos: los castellanos porque Fernando de Aragón no
ejercería el poder en solitario y el rey porque su esposa no pretendía
apartarlo del gobierno. Isabel aparecería detrás de su esposo en la
intitulación oficial y Castilla antecedería a Aragón.
Los problemas pronto se
trasladaron al campo de batalla, Alfonso V de Portugal, decidió casarse con Juana la Beltraneja, y reclamar así sus derechos sobre el trono castellano,
contaba con la ayuda de los Pacheco y los Estuñiga, pero lo más doloroso para
Isabel fue ver como el arzobispo Carrillo se unía a ellos. Pedro González de
Mendoza, obispo de Sigüenza le sustituyó, sustituyéndole a su muerte en el
arzobispado toledano. La pericia militar del rey Fernando y el abandono de la
nobleza que apoyaba a Alfonso y a Juana dieron lugar a las victorias
castellanas en Toro (1476) y de La Albuera (1479). El Tratado de Alcaçovas-Toledo
en 1479 ponía fin al conflicto entre Portugal y Castilla.
Isabel fue madre en Sevilla, el
30 de junio de 1478 del príncipe Juan, y en Toledo el 6 de noviembre de 1479 de doña Juana.
Seis años después de su
coronación, en las cortes celebradas en Toledo en 1480, se jura al príncipe Juan como heredero de los reinos de Castilla y León y se reorganiza la deuda
pública, recortando a la vez los privilegios económicos de la nobleza. De esta
forma consiguió Isabel la obediencia de los Pacheco y los Estuñiga. Desde 1476,
en plena guerra con Portugal y el mismo año del levantamiento de Fuenteovejuna,
Isabel reagrupó todas las Hermandades viejas en la Santa Hermandad, especie de
policía de vigilancia rural. En 1481 visita Aragón y es nombrada corregente. Un
año después Isabel y Fernando regresan a Andalucía, alertados por la pérdida de
Zahara, este acontecimiento encendió la chispa para reanudar la guerra de
Granada. El 29 de junio, en Córdoba, la reina se puso de parto, y aunque venían
gemelos, solo uno nació con vida, la princesa María. El 15 de diciembre de 1485
nació en Alcalá de Henares la princesa Catalina, que puso fin a la andadura
maternal de Isabel.
Tras el descalabro sufrido en
Loja, la reconquista comenzó a ser favorable a los ejércitos cristianos: en 1483
hicieron prisionero a Boabdil el Chico en la batalla de Lucena, en 1484
conquistaron Álora y Setenil, en 1486 cayó Loja, Málaga en 1487, y Baza y
Almería en 1489; dejando el reino de Granada reducido a la urbe del Darro y su
área más cercana. En 1491 se construye el campamento de Santa Fe, a escasas
leguas de Granada, desde donde Isabel y Fernando dirigían los ejércitos
cristianos contra los musulmanes. El 2 de enero de 1492, tras firmar unas
capitulaciones con Boabdil, los Reyes Católicos entran en Granada.
En 1484 Pedro de Vera finalizó
la conquista de Gran Canaria, mientras que en 1492 Alonso Fernández de Lugo
hizo lo propio con La Palma. El proyecto de Cristóbal Colón de encontrar una
ruta que llevara hasta las Indias, que había sido rechazado por otros reyes
europeos, encontró acomodo en Isabel la Católica. Una familia de mercaderes
conversos, los Santángel, y el linaje de la Cerda, duques de Medinaceli,
pusieron el dinero, mientras que una comisión de expertos con fray Hernando de
Talavera al frente, dio el visto bueno a los planes de Colón. Isabel I puso un
especial empeño en la cristianización de aquellas gentes, por lo que comisionó
a fray Bartolomé de las Casas para hacerse cargo de la evangelización.
El papa Sixto IV, en la bula
Exigit sinceras devotionis affectus hizo que Isabel I en el año 1478 apoyara el
establecimiento del Tribunal de la Inquisición, a su profundo apoyo hay que
sumar el decreto de expulsión de los judíos de 31 de marzo de 1492, esta medida
ha tenido una gran controversia, pero hay que recordar que Castilla y Aragón
tomaron esta decisión tras Inglaterra y Francia, e incluso Portugal que lo hizo
en 1494.
A finales de 1492, Fernando el Católico sufrió un atentado en Barcelona, de manos de Juan Cañamares saltando
de entre la multitud asestó un tajo a Fernando que estuvo a punto de costarle
la vida. En 1494 portugueses y castellanos firmaban el Tratado de Tordesillas,
en el cual las rutas asiáticas y africanas quedaban para Portugal, mientras que
toda América, salvo una pequeña parte de Brasil, caía en manos castellanas. El
19 de diciembre de 1496 Alejandro VI concedía a Isabel y a Fernando el título de "Católicos".
La primogénita de los Reyes
Católicos, casada con Alfonso de Portugal en 1490, enviudó al año siguiente. En
estos años se cerró el pacto matrimonial entre el príncipe Juan que casaría con
la archiduquesa Margarita, hija de Maximiliano I, mientras que la princesa Juana lo haría con el archiduque Felipe el Hermoso. Solo un punto negro como
fue la muerte de la madre de Isabel, Isabel de Avís en Arévalo el 15 de agosto
de 1496. Aún duraban las celebraciones por el doble enlace, cuando la muerte
hizo acto de presencia. En primer lugar el príncipe Juan falleció en Salamanca
el 6 de octubre de 1497, aunque la archiduquesa Margarita estaba en avanzado de
gestación, el niño nació muerto; por esta razón los derechos sucesorios pasaban
a la princesa Isabel, casada con Manuel I de Portugal. pero cuando las cortes
de Aragón iban a jurarla heredera de la Corona, Isabel falleció el 23 de agosto
de 1498, en el momento de nacer su hijo, el príncipe Miguel, que también
moriría en Granada cuando contaba con dos años de edad.
El reino quedaba así en manos
de la princesa Juana y el archiduque Felipe el Hermoso, parecía una buena
opción, tal vez que Juana tras cuatro años de matrimonio, ya tenía tres hijos,
uno de ellos varón, Carlos. Pero el matrimonio no gozaba de estabilidad
matrimonial, lo cual causó una gran inquietud en la Reina Católica, que en esas
fechas daba síntomas de estar muy enferma. El 26 de noviembre de 1504
probablemente a causa de un cáncer de útero falleció Isabel un poco antes del
mediodía en el Palacio Real de Medina del Campo. Fue inhumada en una sencilla
sepultura en el monasterio de San Francisco de la Alhambra, el 18 de diciembre
de 1504. No mucho después, sus restos fueron trasladados a la Capilla Real de
Granada, donde descansan en la actualidad junto a los de su esposo, Fernando el Católico, su hija Juana y el marido de ésta, Felipe el Hermoso.
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