Juan I, rey de Castilla desde 1379 a 1390
Nace el 24 de
agosto de 1358 en Épila, durante el destierro de su padre, que aún no era rey,
Enrique II de Castilla y de Juana Manuel de Villena, hija del infante Juan
Manuel. En 1375 se casa en Soria con Leonor de Aragón, hija de Pedro IV el Ceremonioso. Tras la muerte de su padre el año 1379, en Santo Domingo de la
Calzada, Juan I, decide trasladar la corte a Burgos, donde se celebran las
primeras cortes de su reinado.
En septiembre
de 1382 muere la reina de Castilla, Leonor de Aragón, con la que, Juan, había tenido tres hijos: Enrique que sería su
sucesor, Fernando de Antequera que sería rey de Aragón y Leonor. Se convierte
así Juan con tan solo 24 años, el objetivo matrimonial de los demás reinos.
Entre todas las ofertas, decide casarse con Beatriz, heredera de Portugal,
celebrándose el matrimonio en mayo de 1383, en la Catedral de Badajoz, son
bendecidos por Pedro de Luna, legado papal. En Pinto se acuerda que el
primogénito de Juan I herede Castilla y los hijos que nazcan de su matrimonio
con Beatriz sean reyes de Portugal, salvo que muriese sin descendencia y no le
sobreviviesen los infantes portugueses Juan y Dionís, en cuyo caso se podría
pensar en una unión de Castilla y Portugal.
No podían
faltar las intrigas y traiciones, es el turno del conde de Noreña, Alfonso
Enríquez. Juan I manda hacer un ataque a los dominios de Alfonso en Gijón, una
vez rendida la plaza en mayo de 1383, le arrebata todas sus posesiones asturianas
que pasan al obispo de Oviedo. En el otoño del mismo año, convoca Cortes en
Segovia, consolidando la organización de la Audiencia y se reforma el cómputo
del tiempo, pasando de la era hispánica a la cristiana. También en ese mismo
año muere el rey de Portugal, Fernando I, Beatriz se convierte en heredera y
Juan I se plantea tomar el trono para si; concentra sus tropas en Puebla de
Montalbán y se dirige a Guarda, plaza que se entrega sin resistencia. Todo lo
acordado en Pinto se va al traste y Juan primero adopta el título de rey de
Portugal.
Juan I tiene
a todo su ejército concentrado en la toma de Lisboa, cuando el reino musulmán
de Granada se decide en 1384 a ampliar su territorio a costa de Castilla. Juan
I despliega sus tropas y amenaza a los granadinos, estos renuncian a cualquier
ataque. Mientras tanto Nun Alvares Pereira, en Portugal, logra una victoria en
Atoleiros en abril de 1384, contra los castellanos. El cerco de Juan I a
Coimbra, no prospera y entonces traslado su ejército a Lisboa, la cerca, pero
tiene problemas entre estos la aparición de la peste que mina la moral de los
castellanos. El 6 de abril de 1385, las Cortes de Coimbra reconocen a Juan I,
bastardo de Pedro I de Portugal y maestre de la orden de Avís.
Tras el
reconocimiento del bastardo, Juan I de Castilla, contando con la ayuda de
Francia y Aragón, vuelve a intentar hacerse con el trono en 1385. Parte de
Ciudad Rodrigo, pasa de largo por Coimbra y llega a Guarda. Los portugueses se
repliegan hacia Aljubarrota y se enfrentan a los castellanos el 14 de agosto de
1385. Éstos a pesar de ser más numerosos sufren una estrepitosa derrota y Juan
I de Castilla salva la vida a duras penas. Tras la derrota convoca Cortes en
Valladolid en diciembre de 1385. En ellas busca el apoyo de los tres estados,
cosa que logra, concediéndole las cortes recursos económicos extraordinarios,
se afronta una reforma del ejército, el llamado Ordenamiento de Lanzas, además
de modificarse el Consejo Real.
En 1387 el
rey necesita dinero para compensar al duque de Lancaster por su renuncia al
trono de Castilla, pero esta vez las cortes celebradas en Briviesca en
diciembre, son reacias a darle más dinero, aunque logra lo suficiente para
reanudar las conversaciones con el duque de Lancaster. Carlos III de Navarra actúa como mediador y en julio de 1388 se acuerda en Bayona el matrimonio entre
el heredero castellano con la hija del duque.
El 9 de
octubre de 1390, hallándose el rey en Alcalá de Henares, junto a la puerta de
Burgos, a extramuros del Palacio Arzobispal, para presenciar una exhibición
ecuestre, cae de su caballo con tan mala fortuna que termina golpeándose y
muriendo, a la edad de 32 años. Su muerte fue mantenida en secreto por el
cardenal Pedro Tenorio, durante varios días alegando que estaba herido, mientras
dejaba resulta la regencia de Enrique III. Su cadáver fue trasladado a Toledo,
donde recibió sepultura en la Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral de
Toledo.
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