Las gestiones de Alfonso XIII encaminadas a salvar a la Familia Imperial Rusa
Muchas son las noticias y polémicas surgidas ante el luctuoso hecho. Veamos aquí una de las menos conocidas.
Nada más llegar los Rusos Blancos al lugar del magnicidio, comenzaron las investigaciones, con el objetivo de determinar lo sucedido a la familia Imperial. Primero fue una comisión militar, dirigida por Alexander Nametkin, acompañado por el capitán Malinovski, que dictaminó sus dudas sobre los restos encontrados en el pozo, que eran atribuidos a la Familia Imperial y sus leales sirvientes. Poco después, el 7 de agosto, llegaría el Juez Iván Sergeiev, que tampoco estaba seguro de la suerte de la familia. Afirmó que alguien había sido asesinado en el sótano de la casa, pero no un grupo numeroso. Varios indicios sugerían que la familia todavía estaba con vida. Tampoco se encontró ninguna orden firmada por Lenin para ejecutar el regicidio.
Es entonces cuando entra en escena el rey Alfonso XIII, decidido a salvar a sus amigos y parientes. A pesar de la distancia Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena fue testigo y actor del impresionante operativo, diplomático y familiar, que ha sido contado a medias. Hace tiempo se encontraron nuevos datos, al respecto de la participación de Alfonso XIII. Las presiones ejercidas sobre España para que entrara en la Primera Guerra Mundial fueron continuas, aunque el rey supo sortearlas, no solo pensando en el país, también estaba el plano familiar. El rey estaba entre la espada y la pared. De un lado tenía a su madre austriaca, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, quien estaba emparentada con soberanos de las Potencias Centrales, y por otro lado a su esposa la reina Victoria Eugenia de Battenberg, inglesa y descendiente de la Reina Victoria, y que además, era prima hermana de la emperatriz Alejandra Fíodorovna. El rey estaba al corriente de todo cuanto acontecía en la guerra europea.
La llegada del representante, del nuevo gobierno provisional ruso a la corte española, deparó al rey Alfonso XIII la oportunidad de abogar oficial y públicamente en favor de los monarcas rusos destronados. En la ceremonia de entrega de credenciales, Nekliudov hizo referencia a la extraordinaria labor realizada por Alfonso XIII, llevando ayuda y consuelo a muchos soldados rusos que estaban prisioneros. Terminada la intervención, el rey, levantándose del trono se acercó al embajador y le dijo: “En su discurso ha aludido usted amablemente a la ayuda prestada por mí a sus prisioneros de guerra. Ahora permítame expresarle mi vivo interés por otros prisioneros. Me refiero al zar Nicolás y a su familia. Le ruego transmita a su Gobierno mi petición encarecida de que sean puestos en libertad”.
Todo el mes de marzo fue de mucha tensión para el soberano español. Las súplicas, tanto de su esposa, como de otros parientes de los Romanov para que intercediera, hizo que apelara a la Corte Inglesa, la cual estaba mas enlazada por vínculos de sangre y política con la Corte rusa, para que intercediera, a su vez, para poner a salvo al Zar y su familia. El embajador Hardinge le informó de que Londres se disponía a recibir a los Romanov, a petición de Kerensky, pero esa posibilidad se esfumó y en el mes de abril los Romanov estaban en medio de un mar de incertidumbres. Un hecho demuestra las buenas intenciones del monarca español. El 10 de abril recibió un telegrama desde Viena, firmado por el Embajador en ese país, don Antonio de Castro Casaleiz, que decía: “Don Jaime me pide con insistencia eleve a V.M afectuoso y apremiante telegrama suyo, en el que sumamente alarmado por graves y malas noticias que dice tener del Emperador y de la Emperatriz de Rusia, pregunta si V.E. ha podido emplearse con energía para sacarlos de aquel país ayudado por Inglaterra, añadiendo que cree la cosa es urgente. No me he atrevido a negarme a esta humanitaria y piadosa pregunta que elevo en síntesis a V.M. deseando al hacerlo así merecer su benévola Alta aprobación”.
La respuesta al primo carlista, el 11 de abril decía: “Diga Don Jaime que me ocupé Emperadores Rusia hace quince días y creo por el momento toda gestión contraproducente. Aquí hay profundo disgusto hundimiento San Fulgencio a cañonazos en pleno día. Alfonso R”. Se suceden una serie de telegramas en agosto de 1918, entre los que destaca una súplica al rey realizada por la Reina Olga de Grecia. Hay un telegrama del rey Alfonso XIII a su homólogo de Inglaterra, con fecha 7 de agosto de 1918, que dice: “Mary me telegrafía que ella estaría muy agradecida por cualquier asistencia yo pueda dar para salvar a la Familia Imperial Rusa. ¿Puedo contar con tu aprobación?".
Para ese entonces, se suponía que la Familia Imperial había sido asesinada. Pero el rey de España, es posible que estuviera enterado de otros acontecimientos por medio de la hermana de la zarina, la princesa Victoria de Battenberg, que fue otro de los personajes más activos de esta historia. El rey Alfonso XIII, le contestó a una carta el 8 de agosto: “Carta recibida. He comenzado negociaciones para salvar Emperatriz e hijas, pues el zarévich parece que ha muerto. La propuesta es llevarlas a un país neutral bajo mi palabra de honor que ellas permanecerán ahí hasta el fin de la guerra. Espero que todos los soberanos se unan a mí. Te haré saber todas las noticias que reciba. Cariñosos saludos, Alfonso R”. Alfonso XIII conocía a todos los monarcas de la época y pidió apoyo a su iniciativa.
La respuesta desde Londres fue: "Te estaré extremadamente agradecido de que ejerzas toda la influencia de la forma que creas más eficaz con el objeto de librar a la Familia Imperial de Rusia de la deplorable situación en que se encuentra en este momento". También recibió apoyo similar de reyes y gobiernos de toda Europa, de los Países Escandinavos, de Holanda y, lo que es más significativo, de Alemania. Se desató una especie de euforia colectiva, de la que también daban cuenta los diarios de la época.
Sabemos así que las intenciones del rey eran serias y sus acciones tuvieron un alcance muy vasto. ¿Sería posible que los bolcheviques se aprovecharan de su nobleza para lograr beneficios económicos, mientras ganaban tiempo para finalmente descubrir la verdad? Hay que recordar que Alfonso XIII tenía un gran número de personas trabajando para su causa humanitaria, entre los que se encontraban espías y personas agradecidas por su ayuda que estarían dispuestos a cualquier cosa. Por otro lado, los demás monarcas contaban con sus redes de espionaje muy sofisticadas, especialmente Alemania e Inglaterra. No parece posible que Lenin y su gente fueran capaces de manipular a tantos personajes históricos y prolongar durante meses ese juego. Pero al parecer eso es lo que la mayoría de las personas creen.
Fuente: El español. Imagen: Pinterest







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