Valencia, noviembre de 1936



En noviembre de 1936, el mundo en general dirigió su mirada hacía Valencia. La realidad es que estaban muy pendientes de todo lo que sucedía en España. Todo el país estaba enzarzado en una guerra sin cuartel. Madrid, la capital, estaba siendo alcanzada por un ejército, cuyas unidades procedían, mayoritariamente, del norte de África. El gobierno de la República, incapaz de organizar, por si solo, una defensa eficaz, optó por poner tierra de por medio y trasladarse a Valencia.
Durante los once meses que transcurren entre noviembre de 1936 y octubre de 1937 Valencia se convierte en la sede del Gobierno de la Segunda República española. Por lo tanto, en capital oficial de España. La ciudad, aunque instalada en la retaguardia, no vivía de espaldas a la guerra, haciéndose en ella, a partir de finales de 1936, cada día más visibles, las miserias propias de esa guerra. El frente se encontraba a tan sólo 150 kilómetros, en Teruel. Con el traslado del Gobierno, no solo cambiaría la imagen de la ciudad, también la vida cotidiana de sus habitantes.
          Dos meses antes, el 4 de septiembre de 1936, el Presidente de la Segunda República Española, don Manuel Azaña Díaz, tras caer el gobierno de su amigo José Giral, encarga la formación de un nuevo gobierno al socialista Francisco Largo Caballero. La apuesta por este conocido líder sindical daba cabida a un gobierno, con una importante presencia del proletariado organizado, con todas las tendencias sindicales, encaminado a proporcionar el orden necesario, para poder encauzar la guerra, haciendo desaparecer la desorganización existente hasta ese momento.
          Todo se precipita a partir de octubre, ya que el ejército sublevado, que cuenta con el Ejército de África -las tropas mejor preparadas del país-, se acerca rápidamente a Madrid. La ciudad, sin apenas mandos y medios, se va preparando para lo que se le viene encima. Largo Caballero, en una crisis de gobierno, nombra, el 4 de noviembre, un segundo gobierno que, incluye a cuatro ministros anarcosindicalistas. Será este gobierno el que, ante la presencia en los arrabales de la capital del ejercito franquista, en una tumultuosa sesión, decide el traslado del gobierno a Valencia.

Una vez más, surge la precipitación, y los ministros fueron abandonando Madrid, en la noche del 6 al 7 de noviembre, de forma individual y por su cuenta, llegando a Valencia. Ante todos, desgraciadamente, parecía más una huida que un traslado. Pero, ¿por qué Valencia? Parecía más apropiada Barcelona, donde residía el Presidente de la república Manuel Azaña, desde el mes de octubre. Parece ser que fue una decisión personal de Largo Caballero, que contaba con más apoyos en la ciudad, aunque no podemos obviar, la difícil situación que se generaba, en una ciudad en la que una parte estaba de parte del gobierno legítimo y, la otra en contra. Pero esto era algo que se daba en todas las ciudades y poblaciones del país. Una situación incomoda que dará lugar a situaciones muy desagradables.
          El primer Consejo de Ministros en Valencia, se celebrará en el palacio de Benicarló, el mismo día 7. En el se decidirá, como efectuar la comunicación del traslado a la prensa y la instalación del Gobierno en la ciudad.
          Poco a poco, las Instituciones Republicanas, los Ministerios y departamentos Gubernamentales, así como las sedes de los Partidos Políticos y Sindicatos, comienzan a instalarse en diferentes puntos de la ciudad. Algunos edificios emblemáticos fueron acondicionados en el menos tiempo posible. Si bien es cierto que, ya existían sedes y oficinas estatales, que fueron ampliadas o cambiaron su uso, otros eran hoteles, sedes de partidos o entidades conservadoras, e incluso edificios y residencias de familias nobiliarias o burguesas, que fueron incautadas. Iremos conociendo cuales fueron, al tiempo que sabemos un poco más de ellos, accediendo por los correspondientes enlaces.
          La Sede Oficial y de Recepciones de la Presidencia de la República se ubicó en la Convento de Santo Domingo - Capitanía General, actual sede del Cuartel General de Maniobra, aunque la residencia del presidente don Manuel Azaña estuvo, por motivos de seguridad, en La Pobleta.

La Constitución regulaba que, las Cortes habrían de reunirse dos veces al año: uno a partir del primero de febrero y otro del primero de octubre. La sesión correspondiente al primero de febrero de 1937, cuando ya la capital estaba en Valencia desde hacía tres meses, tuvo lugar en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Valencia que podía acoger a los diputados, ya que su número había disminuido, bien por ausencias o fallecimiento. En esa sesión, se escucho el discurso del Presidente del Gobierno, Largo Caballero y los de los representantes de los partidos allí presentes. Al mismo tiempo las Cortes concedieron plenos poderes al Gobierno. Posteriormente las Cortes se instalarían en la Lonja de Mercaderes. Recordar que en la Lonja, había un repetidor para dar la alarma cuando se acercaban los bombarderos rebeldes.
          En la actual plaza del Ayuntamiento, entonces titulada de Emilio Castelar, en la hoy, Sede de Correos, se instaló el Ministerio de Comunicaciones, dirigido por Bernardo Giner de los Ríos García.
          Uno de los ministerios de más relevancia, era, sin duda, el Ministerio de Gobernación, entonces presidido por Ángel Galarza, y se instaló en el Palacio del Barón de Llaurí, hoy desaparecido, que estaba en la calle Samaniego, número 18. Pasando posteriormente al Palacio del marqués de la Scala.
          El Ministerio de Estado, que dirigía Julio Álvarez de Vayo, se instaló en el Palacio del Marqués de Caro.
          En la cercana Plaza de Tetuán, se instaló el Ministerio de Hacienda, en el  desaparecido Palacio de los condes de L'Alcudia. Era el titular del ministerio de las finanzas, Juan Negrín López.  
          Los Ministerios de Marina y Aire, se instalarían juntos, en el Palacio Galindo, en la Glorieta.

          El Ministerio de Instrucción Pública, que presidía Jesús Hernández Tomás, fue instalado, en un principio en la Universidad Literaria de la calle de la Nave, para trasladarlo, posteriormente al Hotel Palace de la calle de la Paz.
          Uno de los Ministerios de mas trascendencia, en cualquier circunstancia, pero más aún si cabe en esos días, al depender de el toda la industria de guerra, era el Ministerio de Trabajo que, estaba presidido hasta el 4 de noviembre de 1936 por José Tomás Piera, y a partir de ese día por Anastasio de Gracia Villarubia, tubo su sede en el edificio de la Caja de Previsión Social, más conocido por la Finca del Chavo, en la calle Marqués de Sotelo.
          Llegamos a uno de los Ministerio más fuertes en cualquier estructura gubernamental. Me refiero al Ministerio de Justicia que, en un principio, se instaló en el Palacio de Justicia, que posteriormente pasaría a La Casa Trénor. Presidido primero por Mariano Ruiz-Funes García, y posteriormente por el primer ministro anarcosindicalista Juan García Oliver.
          Además de trasladarse a Valencia, el Gobierno, sus Ministerios, diversas Jefaturas de Organizaciones Políticas y Sindicales, hubo un traslado de CAPITAL IMPORTANCIA, me refiero al traslado de obras de arte desde el Museo del Prado, para salvaguardarlas de los bombardeos que las fuerzas aéreas alemanas e italianas, siguiendo instrucciones del mando del ejército sublevado, realizaban sobre Madrid, más con la intención de socavar la moral de la población, que minar el poderío militar que, en ese momento pudiera tener, un ejercito de la república, en plena reorganización. Así pues se dieron las órdenes oportunas para trasladar obras de arte se instalaron, principalmente, en dos edificios de la ciudad. Me estoy refiriendo a las Torres de Serranos y a la capilla lateral del Iglesia del Patriarca. El entonces director general de Bellas Artes, Josep Renau, se encargó de supervisar el traslado de las obras. En las Torres de Serranos, el arquitecto Lino Vaamonde proyectó, una torre dentro de las Torres que pudiera aguantar el posible impacto de una bomba. Una estructura formada por hormigón armado y varillas que dotaba a esa torre de movilidad para evitar el impacto. En la Iglesia del Patriarca, Vaamonde realizó otro tipo de estructura, basada en construir todo un entramado que resistiera, además de un posible bombardeo, la acción de la humedad con métodos de presurización.

Todos los conflictos armados, originan heridos y enfermos, por lo que era necesario habilitar algún edificio para acoger una parte de los heridos procedentes de los cercanos frentes de guerra. Inmediatamente, el Gobierno se puso manos a la obra y se habilitaron dos edificios, muy cercanos entre si, como Hospital: el Museo de Bellas Artes, San Pio V y el Monasterio de la Trinidad. Mientras, el Ministerio de Sanidad, dirigido por Federica Montseny ocupó el  Palacio del Marqués de Campo, también conocido como Palacio de Berbedel.

          En todos los conflictos modernos, ha sido de gran importancia la propaganda, dirigida tanto al exterior, como al interior. Era importante, y yo diría que fundamental, influir en la opinión. En el gobierno de Largo Caballero hubo un Ministerio de Propaganda, que estuvo en manos de Carlos Esplá Rizo, y en Valencia se instaló en el edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia. Incluso en este edificio se habilitó un refugio antiaéreo.
          La Basílica de la Mare de Deu, en la plaza de la Virgen, fue destinada en ocasiones para la celebración de congresos y otros actos.

          El Ministerio de Agricultura, cuyo responsable era Vicente Uribe Galdeano, estuvo instalado en el palacio de los Trenor sito en la calle Caballeros 43.

          Hasta aquí un repaso a algunos de los edificios que fueron utilizados para estamentos oficiales, faltarían los que lo fueron por las diversas organizaciones y sindicatos. No dejaremos de lado, un pequeño edificio, hoy en estado de reconstrucción que, al parecer, fue donde tuvo lugar la última reunión en Valencia del Gobierno antes de partir hacia Cataluña. Nos referimos al palacete de la calle Aben al-Abbar, un chalet que estaba, y está, cerca de la Avenida del Puerto.


Fuentes diversas.
Imágenes en su mayoría propias del autor.
Ramón Martín

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