La Pobleta en Valencia
Don Manuel Azaña Díaz era Presidente de la Segunda República española, cuando se trasladó a Valencia, simultaneando sus audiencias y despachos en su residencia oficial, el Convento de Santo Domingo, con su residencia en la finca La Pobleta, junto a la Cartuja de Porta Coeli, la cual había sido confiscada a sus propietarios. Azaña escogió estas montañas por su tranquilidad y proximidad a la ciudad. Allí escribiría una parte esencial de sus memorias, Los Cuadernos de la Pobleta, dando cuenta de sus idas y venidas a la ciudad de Valencia, sus vivencias en uno de los peores bombardeos de la aviación italiana, entrevistas, conversaciones, paseos, y decisiones políticas. A través de su libro, podemos vivir la zozobra que siente un gobernante, cuando tiene que tomar decisiones trascendentes para los ciudadanos.
La masía de La Pobleta se construyó sobre el antiguo poblado andalusí de Lullén. Perteneciendo a la orden cartujana hasta la desamortización de Mendizábal, en 1835. El actual edificio, de finales del siglo XVIII, tiene una planta de 744 metros y consta de tres pisos y sótano. Está rodeada por un magnífico jardín. Pero la Pobleta es más que el refugio de Azaña, Este recinto que además consta de una gran casona, corrales, paseos, laberintos, una gran balsa de riego, con un depósito de aguas, además de una ermita.
En la escalera que da acceso a las habitaciones, entre pinturas y escudos de armas, podemos admirar un cuadro, en el que figuran los nombres de los distintos dueños que ha tenido el lugar, desde que el rey Jaume I entró en Valencia y le concedió este valle de Lullén, a su caballero Gil de Rada. Éste le cedió el dominio a Ximen Pérez de Arenós, y sus herederos se lo vendieron en 1272 a fray Andrés Albalat, confesor del Conqueridor y fundador de la Cartuja de Porta Coeli. Según una placa de mármol colgada en la planta baja, en 1353 Fray Guillem Reig, por entonces prior de Portaceli, construyó en la aldea repoblada por cristianos viejos, la casona de la Pobleta sobre un antiguo caserío, y la ermita de santa Margarita donde estaba la mezquita. Son estos los únicos edificios primitivos que siguen en pie, aunque transformados por el paso del tiempo.
Las escasas familias que vivían en la Pobleta se dedicaban a cultivar la tierra de los cartujos, en régimen de vasallaje, pero en 1478 fueron expulsados para evitar distracciones a los monjes durante sus paseos. En 1820 los cartujos vendieron la Pobleta, que aunque la recuperaron poco después, volvieron a perderla con la Desamortización de Mendizábal de 1835, cuando Porta Coeli y sus dominios pasaron a manos de Vicente Bertrán de Lis, comerciante, político liberal y banquero de la Casa Real.
Debido a los problemas con Hacienda de uno de sus descendientes, el Estado le embargó el antiguo priorato, y la Pobleta pasó a manos de Lino Alberto Reig en 1872, quien según la placa de mármol que refiere el origen de la casona, construyó el actual edificio sobre el antiguo caserío, pero conservó intactos sus muros originales. Por último, en 1926 la compró José Noguera, miembro de una conocida familia de la burguesía valenciana, que volvió a reformar la Pobleta hasta dejarla con el mismo aspecto, con el que ahora la conservan sus descendientes.
Decía Azaña: "El clima es aquí más agradable que en Valencia, aunque la distancia es corta y la altura no es mucho mayor". “Pero se vive en seco, quiero decir, fuera del vaho caliente e irrespirable de la Albufera y lejos de los estruendos de la capital".
Además de tranquilidad, buen clima y caminos por los que pasear, la Pobleta ofrecía al jefe de un estado en guerra un magnífico refugio. Estaba bien comunicada con la entonces capital del Gobierno republicano y del aeródromo de Manises; la frondosidad de los árboles daba un correcto camuflaje antiaéreo; y cerca de allí, en Nàquera, Serra y Bétera, vivían los principales integrantes de su gobierno, como el presidente don Juan Negrín López o el ministro de Defensa, Indalecio Prieto. Menos conocido es que la líder del Partido Comunista de España, Dolores Ibárruri, la Pasionaria, estuvo viviendo en Serra. Concretamente en el chalet del Amor, una construcción situada al final de la Alameda.
El 29 de octubre don Manuel Azaña firmó el decreto que ordenaba el traslado del gobierno a Barcelona, abandonando así su refugio en la Calderona. Hoy la Pobleta vuelve a ser un lugar de descanso, una propiedad privada colgada en el tiempo, como si por ella no pasasen los siglos.
Fuentes utilizadas: diversas publicaciones y folletos.
Imágenes: Pinterest
Me acerqué un día sin invitación pero se me permitió caminar hasta la punta oeste de la plataforma
ResponderEliminardonde se asienta la casa. Rincón querido de Azaña donde se sentaba bajo un pino y se deleitaba
con la brisa, los ruidos de la naturaleza y las canciones de los payeses mientras realizaban sus
labores...
Muy bonito el castillo yo tuve la oportunidad. De trabajar ahi
ResponderEliminarMe he acercado diferentes días y desde distintos puntos, pero imposible acercarse a sus muros y recrear el lugar donde convertía su angustia en tranquilidad Azaña. Imagino el drama de ese hombre y de ese tiempo. Mejor no olvidarlo.
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