Federica Montseny Mañé
Hoy cuando en la mayoría de
los países del mundo, se busca una igualdad real, entre hombres y mujeres,
tanto en política como, en cualquier actividad, quiero dedicar un espacio a una
mujer que tiene el gran honor de haber sido la primera mujer que encabezó un
ministerio, en España y, en Europa. No viéndose empequeñecido por no llegar a
ocupar el de Primera Ministro, cosa que si hizo Sirimavo Ratwatte Dias
Bandaranaike, el 21 de julio de 1960, en su país Sri Lanka, puesto que
Federica, abrió la puerta de las responsabilidades ministeriales a la mujer,
casi veinticuatro años antes, concretamente el 4 de noviembre de 1936.
Federica nace en Madrid, un frío 12 de febrero de 1905,
en el seno de una familia de anarquistas catalanes: Juan Montseny Carret, más
conocido por el alias de Federico Urales) y Teresa Mañé Miravet, alias
Soledad Gustavo. Ambos habían sido procesados en varias ocasiones por sus ideas
libertarias. No me cabe duda que eran unos padres peculiares, fundadores de
publicaciones como, La revista blanca
o Tierra y Libertad, pero que aún
tuvieron tiempo para educarla en casa, ya que Teresa era maestra.
Pronto se trasladaron a Barcelona, su padres era de Reus
(Tarragona) y su madre de Cubellas (Barcelona), donde Federica estudió Filosofía
y Letras en la Universidad de Barcelona, al tiempo que se afiliaba a la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT), colaborando, activamente, en
publicaciones anarquistas, donde escribía sobre filosofía, literatura y
feminismo, además de publicar tres novelas cuyo tema era la emancipación de la
mujer y la igualdad, en cuanto a derechos, entre hombres y mujeres: La Victoria, El Hijo de Clara (continuación
de La Victoria) y La Indomable, todo durante el periodo
político marcado por la dictadura de Primo
de Rivera. En 1931, se incorporó al Sindicato Único de Profesiones
Liberales de Barcelona y, a la redacción de Solidaridad Obrera, periódico
portavoz de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
Su defensa de la acción anarquista, tuvo como
consecuencia su reputación de anarquista radical, desde 1932 a 1936, recorrió
una gran parte de España, incorporándose, en el verano de 1936, al Comité
Regional de la CNT catalana y al Comité Peninsular de la Federación Anarquista
Ibérica (FAI). Es ese mismo año de 1936, cuando Largo Caballero, Presidente del Gobierno, la encarga la cartera
de Sanidad y Asistencia Social.
Aunque más preocupada por el desarrollo de la guerra,
esto no era impedimento para mejorar la política de bienestar, totalmente
alejada de las prácticas de beneficencia. Desde un principio trató de implantar
un organigrama ministerial de inspiración sindical, una política sanitaria
preventiva y, una ley de interrupción voluntaria del embarazo. El anteproyecto
de esta última contó con la total indiferencia de Largo Caballero y, una
decidida oposición de Negrín, el médico que ocupaba la cartera de Hacienda.
Pero no se dejó amilanar por el contratiempo y, Federica amplió la aplicación
del decreto catalán de diciembre de 1936 a los hospitales, ambulatorios y
dispensarios de la España.
Tuvo una importante intervención ante los hechos de mayo
de 1937, esa pequeña “guerra civil”, que se desarrolló en la retaguardia
catalana. Tras caer el Gobierno de Largo Caballero y ser apartada la CNT-FAI
del Gobierno de la República, abandonó el Ministerio. Incansable luchadora, en 1939,
fue la responsable del Departamento de Sanidad de la Comisión de Batallones de
Voluntarios. Departamento que trató de organizar, sin éxito, la resistencia
frente al avance de las tropas del general Yagüe. Atravesó la frontera francesa
con su madre, que estaba gravemente enferma, instalándose en París. Allí
trabajo para la Junta de Ayuda a los Refugiados Españoles (JARE) y, en 1940, para
el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE).
En mayo de 1945, formando parte del grupo de Toulouse, se
integró al Comité Nacional de la CNT española en el exilio; organización de la
que fue directora en 1959 y 1960. Ni las luchas políticas del exilio, ni sus
dificultades de visión, agravadas por los años, consiguieron que abandonara la
militancia anarquista. En julio del mismo año 1977, casi dos años después de la
muerte del general Franco, participó en el primer mitin cenetista celebrado en
Barcelona después del final de la Guerra Civil.
Falleció en Tolosa del Llenguadoc (Francia), el 14 de
enero de 1994, a los ochenta y ocho años de edad.
Fuentes:
Real Academia de la Historia, Universidad de Valencia, www.biografiasyvidas.com
y, WikipediA. Imágenes
de WikipediA y www.biografiasyvidas.com
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