CÓRDOBA: Emirato y Califato


 

EMIRATO DE CÓRDOBA

Al-Ándalus alrededor del año 750

Tras la conquista musulmana de la península ibérica, lo que fue el reino visigodo se convirtió en un valiato —territorio gobernado por un valí (gobernador)— que dependía del califato de Damasco, aunque subordinado al centro político del Maghreb, localizado en la ciudad de Kairuán (Túnez). Es un periodo que va desde el año 711, cuando Táriq ibn Ziyad desembarcó en la bahía de Algeciras (Iulia Traducta), con un ejército de unos 7000 bereberes. A mediados del siglo VIII, los abasíes destronaron y asesinaron a Marwan II, califa omeya de Damasco, y a toda su familia, escapando únicamente el joven Abderramán, el cual pudo refugiarse en el norte de África, pasando, a continuación, a la península, donde se proclamó emir en el año 755/756. Con este título conseguía la independencia política de los califas abasíes, pero reconociendo su autoridad religiosa.

A partir del año 755/756, y hasta la desaparición el año 929 del emirato podemos seguir su historia por las biografías de sus emires:

Abderramán I: (755 a 788)

Hisham I: (788 a 796)

Al-Hakam I: (796 a 821)

Abderramán II: (822 a 852)

Muhammad I: (852 a 886)

Almundir: (886 a 888)

Abd Allah: (888 a 912)

Abderramán III; (912 a 929)



CALIFATO DE CÓRDOBA


Sin duda alguna, la etapa de mayor esplendor de la Córdoba islámica fue la constituida por el Califato omeya, que tuvo su comienzo en el año 929, cuando Abderramán III se autoproclamó califa de al-Ándalus y rompió por completo con los lazos que aún le unían a Oriente, para terminar con su destrucción en el 1031. Su medina albergaba el poder político, civil y religioso del Estado, al tiempo que reflejaba una prosperidad que atrajo a una gran cantidad de nuevos habitantes. Como consecuencia, la ciudad generó a su alrededor un paisaje suburbano sin parangón en todo el Mediterráneo occidental. Abderramán III gobernó el califato durante 50 años, acuñando su propia moneda y creando las escuelas de medicina y de traductores. Para poder defender el califato de las incursiones marinas, además de fortalecer el comercio exterior, hizo un considerable esfuerzo por fomentar la marina, construyendo las atarazanas en el puerto de Almería. También estableció relaciones con los emperadores de Bizancio y del Sacro Imperio.

Córdoba llegó a ser una de las ciudades más pobladas de Europa con cerca de 200.000 habitantes donde encontraron una cierta tolerancia judíos y cristianos, que llegaron, incluso a ocupar importantes puestos en la administración del califato.

De nuevo, sigamos la historia del Califato Cordobés, por las biografías de sus califas:


Abderramán III; (929 a 961)

Al-Hakam II: (961 a 976)

Hisham II: (976 a 1009)

Muhammad II: (1009 a 1009)

Sulaiman al Mustain: (1009 a 1010)

Muhammad II: (1010 a 1010)

Hisham II: (1010 a 1013)

Sulaiman al Mustain: (1013 a 1016)

Abderramán IV: (1018 A 1018)

Al-Qasim al Mamun: (1018 a 1021)

Yahya al-Muhtal: (1021 a 1023)

Al-Qasim al Mamun: (1023 A 1023)

Abderramán V: (1023 a 1024)

Muhammad III: (1024 a 1025)

Yahya al-Muhtal: (1025 a 1026)

Hisham III: (1027 a 1031) Último califa.


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Ramón Martín


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