Al-Mundir, Emir de Córdoba desde el 886 al 888




Al-Mundir nació en el año 228 (842-843), sucedió a su padre Muhammad I, era un individuo moreno, alto, de pelo rizado, que teñía con alheña y tinte negro (katam), con el rostro marcado por la viruela, una larga barba y una nariz prominente. Era muy enérgico y constante, y amaba a sus hermanos y parientes.

Su madre fue una bereber, llamada Atl. Ésta siempre había pretendido ser madre de un califa, por lo que despreciaba a los de su tribu. Su tío materno la llevó a Córdoba, donde la vendió. Su compradora fue Sajan, madre del visir Hasim b. Abd al-Aziz, al que le envió su, recién adquirida, esclava. Hasim sintió afecto por ella, pero ella lo rechazó y le dijo: “No deseo ni necesito a los hombres, no me agrada ser tu esclava ni de nadie como tú, lo que yo quiero es un califa, pues este vientre ha de quedarse preñado con un califa, y tú no lo eres, ni siquiera descendiente de uno”. Esto le encolerizó, llegando a golpearla. Entonces ella se echó a llorar y dijo: “No creo que te puedas librar de la mano de aquel cuya madre ha sido llevada a una situación como ésta”. Recogió sus vestidos y se dirigió a casa de Ibn al-Salim, al que relató lo sucedido, y le informó que era libre. Tuvo conocimiento de esto el imán Muhammad, que decidió desposarla. Al poco quedó embarazada de al-Mundir, que sería quien habría de matar a Hasim b. Abda al-Aziz.

Durante el reinado de al-Mundir, continuó la represión contra los habitantes cristianos de Córdoba. Ordenó que se derribasen todas las reformas que los cristianos habían hecho en sus iglesias y templos. Impuso tributos en metálico a los cristianos dummies, por lo que aumentó el descontento.

Al-Mundir honraba al alfaquí Baqí ben Majlad, que había sido uno de sus amigos íntimos, antes de subir al trono, hasta tal punto le distinguió que cuando fue separado del cargo de juez Sulaymán ben Aswad, ofreció el puesto vacante a Baqí; sin embargo, éste rehusó porque sentía repugnancia a ejercer ese cargo.

Continuó la lucha, iniciada por su padre, contra Umar ben Hafsun. A los pocos días de llegar a la plaza de Bobastro, para ponerla sitio, se sintió enfermo y mandó aviso a su hermano Abd al-Allah, para que viniese de Córdoba a toda prisa, y se encargase de la dirección del sitio. El 29 de junio de 888, al-Mundir falleció víctima, probablemente, de los sucios manejos de su hermano Abd-Allah, ya que al parecer sobornó al alfajeme, para que envenenara la lanceta con la que le practicó una sangría. El cadáver fue trasladado a Córdoba, un día después, al alcázar del Jalifato, donde se le dio sepultura en el panteón dinástico o turba de los jalifas del Alcázar, junto al emir Muhammad I.


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