Ali ben Hamud al-Nasir, Califa de Córdoba desde el 1016 al 1018



Es el primer califa de la dinastía hamudí. El califa Sulaymán al Mustain, le nombró gobernador de Ceuta, siguiendo su política de repartir el gobierno del califato, entre las familias influyentes, encaminada a acabar con la anarquía en que se había sumido el reino. Pero Alí ben Hamud, era ambicioso, y no se conformaba con ser gobernador, su objetivo era ser califa, desbancando a Sulaymán, para lo cual no dudó en presentarse ante todos como descendiente directo de Alí, el yerno de Mahoma. 

Tras desembarcar en Algeciras, ser apoderó de Málaga, dirigiéndose, a continuación, hacia la capital del Califato, adonde llegó el 1 de julio de 1016, conquistándola. Decapitó a Sulaymán al-Mustain, y sin más obstáculos, se proclamó califa, adoptando el título de al-Nasir li-din Alláh (el defensor de la religión de Alá).

Su política basada en la estricta observancia de las leyes, junto al trato igualitario dado a las distintas etnias dominantes en el califato, hizo que fuera inicialmente aceptado por el pueblo. Pero aparece en escena un pretendiente al trono, el omeya Abderramán IV, y esto hace que el, hasta entonces, prudente Alí ben Hamud buscase apoyo entre los bereberes y se apartase tanto de árabes como de eslavos. Ello provocó el rechazo popular que había gozado hasta entonces, siendo asesinado el 22 de marzo de 1018. 

A su muerte, y junto a Abderramán IV, surgió otro pretendiente al trono: el hermano de Alí ben Hamud y gobernador de Sevilla, Al-Qasim al-Mamun. Como sucesor de Alí se considera a Abderramán IV quien, aunque fue proclamado califa el 29 de abril de 1018, nunca llegó a penetrar en Córdoba para hacer valer sus pretensiones, por lo que su califato fue exclusivamente nominal. 




FUENTES: Wikipedia y Cordobapedia.

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