Segunda República Española-Julio de 1936, la sublevación militar ha llegado.
Tras
las decisiones tomadas, encaminadas a mejorar la situación en el Ejército,
algunos mandos, cargados de soberbia, decidieron que las medidas a tomar tenían
que ser como ellos creyeras conveniente. ¿Cómo unos civiles se atrevían a
dirigir al ejército? No, eso no se podía consentir. Era necesario aprovechar el
poder económico de las derechas, el malestar producido en ellas tras la derrota
en las elecciones de 19 de febrero de 1936, para descabezar a esa República de izquierdas
y sustituirla por una de derechas, dirigida por ellos mismos. Vamos si fuera
preciso, una nueva Dictadura, que tan buenos resultados les había traído.
El
15 de julio de 1936, los partidos obreros, más desconfiados que el gobierno, al
no confiar en la reacción de los militares que se estaba viendo venir,
comienzan a concentrar a sus militares ante los cuarteles de toda España. Esta
situación se prolonga durante los cuatro días siguientes. Los militares se sublevan
en Melilla el 17 de julio a las 17:00. El primer convoy de tropas marroquíes
pasa el Estrecho, y comienzan las gestiones para conseguir aviones y armamento.
La CNT y la UGT, nada más saben que Queipo ha proclamado el estado de guerra en
Sevilla, lanzan por radio la orden de huelga general.
Navarra
se levanta a las órdenes de Mola. Burgos es ocupado, y Valladolid
(foco falangista) es tomado por el general Saliquet que declara el estado de
guerra, con la oposición del general Nicolás Molero Lobo, jefe de la VII
División Orgánica, que, en el forcejeo producido, resulta herido. En Ávila
asesinan al gobernador civil, don Manuel Ciges Aparicio. Mientras tanto, en
Madrid, el general Fanjul, se ha encerrado en el cuartel de la
Montaña; es atacado por fuerzas de seguridad y milicias populares, y tras
diversos incidentes, la Guardia Civil consigue entrar en el edificio; la
represalia es brutal, contándose por centenares los muertos. El ministerio de
Guerra envía al general Núñez de Prado para ponerse al frente de la guarnición
de Zaragoza, donde el general Cabanellas, jefe de la guarnición se ha
sublevado; a su llegada, Núñez de Prado es fusilado. En Sevilla, Queipo de Llano, lanza a las tropas a la calle
realizando verdaderas masacres. Córdoba y Granada se sublevan y García Lorca es asesinado. En las capitales de
provincia se suceden las sublevaciones con diversos resultados. En Barcelona,
la lucha se prolonga durante toda una noche y el día siguiente y la sublevación
fracasa.
A
las 48 horas de producirse el pronunciamiento en Marruecos, el país se halla
dividido en dos zonas: Galicia, Castilla, León, Aragón Navarra y Andalucía,
quedan en poder de los golpistas, mientras Levante, Cataluña, Asturias, País
Vasco y Madrid, quedan de parte del Gobierno. El 18 de julio el presidente Casares Quiroga dimite, y tras un gobierno relámpago
de Martínez Barrio, que intentó ponerse en contacto con
Mola para que desistiera de la sublevación, llegando a ofrecerle una cartera,
el profesor José Giral, miembro de Izquierda Republicana, es
el encargado de formar gobierno. Los gobierno se irán sucediendo, os remito a
mi propio artículo Presidentes durante la
Segunda República Española,
donde podréis encontrarlos a todos.
En
estos primeros meses de guerra, vemos la lucha de un ejército contra un pueblo.
Los rebeldes cuentan con gran parte de los cuadros militares, la Guardia Civil,
los mercenarios del Tercio de Extranjeros y los Regulares; enfrente un puñado
de militares leales y la masa de milicianos voluntarios. Pronto comienzan los
combates: En la Sierra frente a Madrid, los rebeldes son contenidos gracias a
las fortificaciones que fueron construidas por Franco y Gil Robles en 1935. En Jaén, un grupo de
rebeldes se hace fuerte en el Santuario de la Virgen de la
Cabeza, donde
resistirán durante siete meses y medio. Por su parte, en Toledo el coronel
Moscardó se atrincheró en el viejo Alcázar, junto a oficiales y guardias civiles,
también acompañados —como en el caso del santuario de la Virgen de la Cabeza—,
de un numeroso grupo de civiles: hombres, mujeres, niños y ancianos,
posiblemente, con la intención de evitar lo que vendría después. Comenzaba mi
artículo en mi Blog COSAS DE HISTORIA Y ARTE diciendo:
Desde Sevilla, el general Queipo de Llano, siembra el terror empleando el micrófono y la represión, y apoyado en
los moros, y los legionarios se lanza sobre Extremadura para unir las zonas
castellana y andaluza cruzando el Tajo. Es fundamental la ayuda, a base de los millones
de Juan March, con los que se compran los aviones necesarios para que las
fuerzas mercenarias de marruecos pasen el Estrecho. El 14 de agosto cae Badajoz,
y dos días después son ametrallados, en la plaza de toros, centenares de
prisioneros.
Las
tropas rebeldes, una vez liberado Toledo, llegan a Madrid. Todo parece indicar
que la capital va a caer, incluso el Gobierno legítimo lo teme, por lo que el 6 de noviembre de 1936, se traslada a Valencia, dejando la
capital en manos de una Junta de Defensa que preside el general Miaja, un día después los moros pueden
hacer el uso del tranvía en la Ciudad Universitaria. Pero, su sorpresa es
mayúscula, se encuentran con un pueblo decidido a vender cara su piel. Pronto
los partidos políticos movilizan al pueblo, se construyen parapetos y
trincheras bajo el lema ¡No pasarán! Las Brigadas Internacionales se
aprestan a la lucha. Son muchos los países que recogen dinero para ayudar al
pueblo español contra su lucha contra el Fascio. El general Franco, hace unos días, en unas declaraciones a París-Soir, ha dicho: “No bombardearemos
nunca Madrid, porque allí viven mujeres y niños inocentes”. Pero pronto se
olvida de sus palabras y ordena a los bombarderos alemanes e italianos que
comiencen una ofensiva aérea sobre la capital. Pero Madrid no cae.
Y llegamos al tema de la Intervención.
Los primeros son los portugueses. El Banco de Espíritu Santo concedió créditos
a los rebeldes, al tiempo que desde la fábrica de armas de Barcarena los
proveyó de granadas y ametralladoras. Por Lisboa llegan falangistas de Canarias,
así como suministros de guerra que provienen de Italia. La aviación legionaria
establece su base en Palma de Mallorca, desde donde bombardea Barcelona,
Castellón, Valencia y Alicante. El 3 de agosto el acorazado alemán Deutschland
arriba a Ceuta, y los Junkers establecen la supremacía aérea, a la
que solo, el Gobierno legítimo puede oponer unos cuantos viejos Breguets. El Gobierno envía notas de protesta
a Washington, París y Londres, sobre los envíos de armas que Alemania e Italia
hacen con toda impunidad. Solo México y la URSS hacen caso a estas protestas y
envían material, y en los Pirineos, las cajas de armas y aviones comprados a
Checoslovaquia, Francia y Suecia esperan, en vano, el permiso para cruzar la
frontera.
El
ejército republicano se va reorganizando lentamente. Del desorden digamos
pasional de las primeras milicias, se va pasando a un ejército regular, con los
mandos que han permanecido leales y otros salidos del pueblo. Mientras, la Quinta
Columna, trabaja sin cesar; José Antonio Primo de Rivera es condenado y fusilado por anarquistas en
Alicante, en
circunstancias aún no aclaradas, ya que ha condenado, en su discurso de
defensa, a la sublevación de los generales.
En este punto doy por terminado el
periodo correspondiente al alzamiento o sublevación. En adelante, y en otro capítulo, me referiré a la guerra en todos sus
aspectos.
Quiero dejar constancia que el término
Guerra Civil Española, es algo que no me parece correcto, pues para mí
siempre será una sublevación militar apoyada en dos países fascistas, cuyo
único interés radicaba en extender su poder, no solo por Europa, sino por donde
fuera necesario, contra un Gobierno legalmente constituido, y que por mucho que
le busquemos errores cometidos, era un Gobierno legal, y la Constitución de
1931, tenía los argumentos y mecanismos necesarios para corregirlos. Es por
esto por lo que a partir de aquí me referiré a este periodo como: Guerra
Española de 1936-1939. Aunque en las ETIQUETAS, para facilitar la búsqueda por parte del lector seguiré con el término GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
OTRAS
PÁGINAS DE ESTA MISMA SERIE:
Segunda
República Española-Antecedentes: LEER AHORA
Segunda
República Española-Cinco años antes de…: LEER AHORA
Segunda República Española- Guerra de 1936-1939: LEER AHORA
Segunda República Española-Tras el fin de la guerra, llega el exilio: LEER AHORA
BIBLIOGRAFÍA
Segunda
República de Rubén Buren
Breve
Historia de la Segunda República Española de Luis F. Íñigo Fernández
La Revolución
española, vista por una republicana de Clara Campoamor
Segunda
República Española (1931-1936) de Julio Gil Pecharromán
Historia de
la Segunda República Española de Luis Palacios Bañuelos
Historia de
la Segunda República Española de Víctor Alba
Diversos
capítulos de mis Blogs Personales: COSAS DE HISTORIA Y ARTE y Una biografía en
tu pantalla de Ramón Martín Pérez
Más
información obtenida de libros, periódicos, páginas web y folletos, en los
cuales no se hace mención alguna de titularidad de derechos.
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