Joaquín Fanjul Goñi
Nacido
en Vitoria el 30 de mayo de 1880, en el seno de una familia con una larga tradición
militar. Por lo que con dieciséis años ingresó en la Academia de Infantería,
de donde pasó a la Escuela Superior de Guerra, convirtiéndose en capitán
del Estado Mayor del Ejército, con fecha 27 de febrero de 1905; tras lo cual
estudió Derecho, estudios que culminó años más tarde. En agosto de 1909,
después de una etapa en el Estado Mayor Central del Ejército, fue
destinado al Cuartel General del ejército en Melilla. Allí participó en
diversas operaciones militares, siendo ascendido a comandante de Estado Mayor
por mérito de guerra el 4 de mayo de 1910. En esta época fue condecorado con la
Cruz de Primera Clase de Mérito Militar con distintivo rojo y la Cruz de
Primera Clase de María Cristina.
Al ser
creada en junio de 1910, la Capitanía General de Melilla, fue destinado
a ella. Durante quince años de permanencia, participó en diversas campañas,
cosechando diversos reconocimientos militares, como la Cruz de Segunda Clase
del Mérito Militar con distintivo rojo por su comportamiento en la ocupación de
Monte Arruit en 1912, o las medallas de Melilla y de África. Siguió acumulando
méritos y el 6 de abril de 1916 fuera nombrado teniente coronel de Estado
Mayor, desempeñando el cargo de segundo jefe del Estado Mayor del ejército en
África, hasta pasar a responsabilizarse de la Secretaría del Gabinete
Militar del Alto Comisario de España en Marruecos en enero de 1917. Desde
agosto de ese mismo año, ejerció como ayudante de campo del general en jefe Francisco
Gómez Jordana, convirtiéndose en febrero de 1918 en ayudante de campo del
general Francisco Fernández Llano, segundo jefe del Estado Mayor Central
del Ejército, trasladándose así a Madrid.
No fue sólo un militar de éxito, ya que una vez
establecido en Madrid, a partir de 1919, inició su participación en la vida
política. Fue diputado en el Congreso en los últimos años del reinado de ALFONSO XIII,
tras ser elegido, como candidato conservador por Cuenca, vinculado al grupo del
líder conservador ANTONIO MAURA.
Estos mantuvieron en Cuenca una fuerza considerable hasta la ruptura de
1923.
Durante esos cuatro años, estuvo en situación de
disponible en cuanto a su condición militar, terminó sus estudios de derecho y
empezó a ejercer la abogacía, participando en los grandes debates de la
política nacional. En una conferencia impartida en el Centro de las Juventudes
Mauristas de Madrid el 24 de febrero de 1923, justificó como necesaria la
acción española, para controlar los puntos estratégicos de las rutas
comerciales. Pensaba que España estaba condenada a verse envuelta en problemas con
potencias externas, debido a su situación geográfica. Según Fanjul, el problema
era debido a que los gobiernos españoles no se habían tomado en serio la
constitución de un protectorado, limitándose a apoyar la destrucción de las
instituciones de la zona, no poniendo nada en su lugar.
A su juicio, lo que demostraba Annual, es que había
un problema político no resuelto desde 1898, al no haberse exigido
responsabilidades políticas por el “desastre colonial”. Fruto del cual,
la política militar, solo consistía en evitar bajas, una política cobarde cuyos
responsables no eran los mandos castrenses sino los políticos. En su opinión,
liberales y conservadores acabarían pactando una política de “impunidades”
que impediría la regeneración nacional, Fanjul consideraba que el pueblo demandaba
responsabilidades políticas, pero que estas sólo llegarían por vía
revolucionaria, un gran movimiento encabezado por el REY, el ejército
y MAURA. Esa
revolución no llegaría, en su lugar se produciría un pronunciamiento militar
que acabaría con la legalidad constitucional y daría paso a más de seis años de
dictadura militar.
En esas nuevas circunstancias, Fanjul se reincorporó
a la vida militar, promocionando, en mayo del año siguiente, a coronel del Cuerpo de
Estado Mayor, y pocos meses después volvió a ser destinado al ejército de
África y entre 1924 y 1926, fue responsable de algunas operaciones militares en
la zona. Estuvo presente, en otoño de 1924, en la liberación de Xauen y en la
ocupación de diversos puestos durante el invierno de ese año. A lo largo del
año 1925 mandó diversas operaciones para agrandar el territorio controlado por
las tropas españolas. Durante el desembarco de Alhucemas actuó como director de
los servicios de retaguardia, pasando a ocupar desde finales de septiembre de
1925 la jefatura del estado Mayor de la Comandancia General de Ceuta. Esta
nueva etapa africanista culminó en el ascenso a general de brigada en febrero
de 1926.
En los
últimos años de la dictadura se hizo cargo del Gobierno Militar de Cartagena, en
1927, y, en 1928, de tareas relacionadas con la industria militar. El 12 de
abril de 1931, al proclamarse la Segunda República, se ocupaba de la Dirección
General de Preparación de Campaña. Pero con la llegada de la República, revivió
su interés por la política. En un momento difícil para las derechas, se
presentó a las elecciones constituyentes del 28 de junio de 1931, bajo la
etiqueta de agrario independiente, por la circunscripción de Cuenca, logrando el
acta de diputado. Constituidas las nuevas Cortes, se
unió a la minoría agraria, un grupo muy heterogéneo, formado por antiguos
diputados liberales y conservadores de antes de 1923, como por representantes
del nuevo catolicismo posibilista que, al poco tiempo, pasaría a liderar JOSÉ MARÍA GIL-ROBLES,
monárquicos alfonsinos como Pedro Sainz Rodríguez o incluso integrantes del
tradicionalismo carlista como José María Lamamié de Clairac. Presidía esta
minoría José Martínez de Velasco, actuando como oposición de los partidos, en los
que poco a poco fue cobrando más fuerza una entente entre las izquierdas
republicanas y los socialistas.
Tras el fracasado intento de golpe de Estado de
agosto de 1932, se hizo cargo de la defensa del teniente general Cavalcanti en
el proceso en el Tribunal Supremo contra éste y otros militares implicados en
la “sanjurjada”. A primeros de septiembre de 1933 el gobierno presidido
por MANUEL AZAÑA,
llegó a su fin. El intento de conseguir la confianza de la Cámara por un
gabinete presidido por ALEJANDRO LERROUX,
fracasó el 3 de octubre, y el Presidente de la República disolvió las Cortes,
convocando elecciones para el 19 de noviembre. Fanjul decidió revalidar su acta
por Cuenca, presentándose como independiente dentro de la candidatura de unidad
conservadora. En esta ocasión consiguió el primer puesto de las mayorías, superando
en cuatro puntos porcentuales al segundo, el conservador Modesto Gosálvez.
Sin embargo, el 25 de enero de 1934, al poco de
echar a andar las nuevas Cortes, Fanjul anunció su renuncia, debido a la discrepancia
con sus compañeros de grupo en la cuestión del régimen, ya que la minoría
agraria hizo pública una nota manifestando su voluntad de “aceptar el
régimen legalmente constituido como expresión de la voluntad nacional” y, aunque
sostenía la necesidad de revisar algunos preceptos de la Constitución, se mostraba
favorable “a prestar su leal colaboración a los Gobiernos de la República
que coincidan con sus postulados esenciales, e incluso gobernar si las
necesidades nacionales lo exigieran”. Fanjul que disentía de ese criterio, podía
continuar.
Habiendo causado baja como diputado, desempeñó,
entre agosto de 1934 y abril de 1935, la jefatura del Estado Mayor de la
Segunda Inspección General del Ejército, y a continuación, tras la llegada al
ministerio de la Guerra del líder de la CEDA, JOSÉ MARÍA GIL-ROBLES,
éste contó con Fanjul para subsecretario del ministerio. Desde allí acompañó al
jefe cedista en su propósito de rectificar la reforma militar de AZAÑA, y la
infiltración de las ideas de izquierdas entre la tropa. Entró en contacto con
la Unión Militar Española (UME), fundada para defender los intereses
corporativos, aunque no logró sumar a más del diez por ciento de los oficiales,
pero que acabaría siendo la plataforma para atraer a los partidarios de la
conspiración en 1936. Su puesto como
subsecretario del departamento de Guerra no supuso la paralización de su
actividad política.
Dimitido el gobierno que presidía el independiente JOAQUÍN CHAPAPRIETA,
el Presidente de la República, se negó a confiar la formación de uno nuevo a GIL-ROBLES,
entonces jefe de la minoría parlamentaria más numerosa. Fanjul se puso a
disposición del todavía ministro de la Guerra para impedir lo que consideraban
un golpe de Estado de ALCALÁ-ZAMORA,
asegurándole el apoyo
de las tropas de Madrid. Nada de eso ocurrió, al no resultar fructíferas las
consultas con otros mandos; al parecer, el mismo GENERAL FRANCO se negó a una acción
que, sin apoyos suficiente, convirtiera al ejército en árbitro de la política
nacional.
Pocos días
después, ALCALÁ-ZAMORA entregó el decreto de convocatoria de
elecciones al nuevo presidente del gobierno, MANUEL PORTELA
VALLADARES,
que se celebraron el 16 de febrero, tras dos años de gobiernos de
centro-derecha y del fracaso de la revolución de octubre de 1934. Fanjul
decidió presentarse de nuevo, aunque PORTELA, habría intentado
apartarle para facilitar la candidatura de Álvarez Mendizábal, siendo trasladado
a la Comandancia militar de Canarias en enero de 1936. Pese a todo decidió presentarse
ya que no podía negarse al requerimiento de formar parte de un “Frente
nacional para salvar a España”. Se integró como independiente de la lista
conservadora que en Cuenca y consiguió derrotar tanto a los candidatos del
gobierno como a los del Frente Popular, quedando tercero por detrás del líder
monárquico Antonio Goicoechea y del cedista Manuel Casanova.
Tres
días después de las votaciones PORTELA presentó su renuncia,
y el 19 de febrero. todavía en pleno recuento, se formó un nuevo gabinete
presidido por AZAÑA, que rápidamente se
dispuso a modificar la composición del alto mando militar. El GENERAL FRANCO fue destituido como
jefe del Estado Mayor y enviado a Canarias como comandante militar, por lo que,
Fanjul fue destituido quedando en Madrid como disponible forzoso. Presentó sus
credenciales de diputado, pero la mayoría formada por los diputados del Frente
Popular decidió anular las elecciones en la provincia de Cuenca, alegando que
se habían producido amaños, así Fanjul perdió el acta.
Su nombre había aparecido entre los militares que,
durante las jornadas de recuento, entre el 16 y el 19 de febrero, presionaron
al presidente del Consejo para que se declarara el estado de guerra, ya que se
mostraba alarmado por lo que consideraba una revuelta violenta para alterar los
resultados electorales. La iniciativa, aceptada por PORTELA, chocó con la negativa del presidente de la
Republica. Entonces, Fanjul y el general Rodríguez Barrio presionaron a FRANCO para que realizara un acto de fuerza. A lo que éste se negó tras
comprobar que no contaban con respaldo suficiente.
De lo que no cabe duda, es que Fanjul estuvo
implicado en las conspiraciones posteriores. Esa actividad se inició al poco de
formarse el nuevo gobierno de AZAÑA. La primera
reunión importante tuvo lugar el 8 de marzo en Madrid, a la que acudieron altos
mandos del ejército (MOLA, FRANCO, Rodríguez del Barrio, Varela, Orgaz,
Villegas, Ponte, Saliquet y Kindelan. Se produjo en
un momento de creciente animadversión contra el gobierno de Izquierda Republicana,
al que estos identificaban como un títere de izquierdas obreras. Aunque hay varias
versiones de esa reunión, parece que durante la misma se eligió una junta
directora de la que formó parte Fanjul.
Éste residía por entonces en Madrid y desde la
capital desempeñó un importante papel entre los generales dispuestos a apoyar
un movimiento militar, que sería comandado, inicialmente, por el general Sanjurjo,
que vivía en Estoril desde abril de 1934. Debido a las diferencias en cuanto, en
qué momento y en qué condiciones políticas se produciría, aún no habían
madurado las opiniones favorables al golpe entre algunos oficiales, por lo que su
actividad conspirativa durante marzo y abril fue escasa. Una primera acción,
prevista para la tercera semana de abril, en la que Fanjul sublevaría la plaza
de Burgos, no se llevó a cabo, suspendida en el último momento por el general Rodríguez
del Barrio. A partir de ese momento toma la dirección el GENERAL MOLA, que entonces era el gobernador
militar de Navarra, intensificándose la actividad conspirativa. Fue en ese
momento cuando, Fanjul junto con el general Villegas, cobran un mayor
protagonismo en la trama en Madrid, si bien el propio Sanjurjo no tenía mucha
confianza en el liderazgo de estos últimos.
Finalmente, el golpe de Estado se inició el 17 de
julio, con éxito en varias provincias, no así en zonas de capital importancia
como Madrid o Barcelona, donde la sublevación fue derrotada. Por su parte el
general Fanjul protagonizó el levantamiento militar en Madrid. El 19 de julio
se presentó en el Cuartel de la Montaña, donde ya se encontraban concentradas
fuerzas contrarias al gobierno y donde se custodiaban varios miles de cerrojos,
necesarios para otros tantos fusiles depositados en otros puntos de la capital.
Allí una vez hecho con el mando, preparó el bando con el que pensaba declarar
el estado de guerra en Madrid. Pero, pronto se vieron rodeados y el cuartel
quedó asediado por milicianos y fuerzas leales al Gobierno de la República. Las
tropas de apoyo del Campamento de Carabanchel no llegaron, lo que se tradujo en
la derrota y la rendición en la mañana del día 20. Más de un centenar de los
sublevados murieron allí mismo, y Fanjul fue detenido.
A mediados de agosto fue sometido a un Consejo de
Guerra, proceso que alcanzó notable difusión en la prensa republicana. Fanjul
se defendió a sí mismo, aunque no aguantó la presión e incurrió en varias
contradicciones. Fue condenado a muerte y fusilado a primera hora del día 17 de
agosto de 1936 en el patio de la cárcel Modelo.
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