José Antonio Primo de Rivera en Alicante


             La estancia y la muerte de JOSÉ ANTONIO en el Reformatorio de Adultos de Alicante en 1936 están dentro de la polémica. Muchas son las preguntas que flotan en el aire.

        Parece ser que llega a Alicante, en calidad de preso, el 5 de junio de 1936, aunque un informe judicial, indica su llegada el día 6, y otros medios la sitúan en el día 10. Lo cierto es que el proceso judicial que le conduce a la Prisión Celular de Madrid se inicia el 14 de marzo de 1936, por asociación ilegal, al ser declarada ilegal la Falange Española de las JONS. Se le traslada a Alicante en junio para evitar su fuga. Alicante se convierte así, en la sede del jefe de Falange, y en lugar de conspiraciones y tramas.

        Ya en la cárcel, JOSÉ ANTONIO recibió gran cantidad de correspondencia y constantes visitas., evidenciando que la comunicación del prisionero con el exterior fue constante, no consiguiendo lo que el traslado perseguía. Las autoridades fueron muy permisivas hasta el 16 de agosto de 1936, cuando los funcionarios descubrieron dos pistolas que ocultaban José Antonio y su hermano Miguel. Ambos alegaron que se trataba de una trama para incriminarles, mientras que sus enemigos, denunciaron la libertad de que gozaba dentro de la cárcel. Se abre un nuevo proceso por tenencia ilícita de armas, y se ponen trabas a su comunicación con el exterior, aunque esto no evita que las visitas más frecuentes se produzcan los 30 días anteriores a la rebelión militar. Estas visitas eran de sus correos personales que le informaban del desarrollo de los acontecimientos.

        Los tenientes Pascual, Candela y Gómez intentaron una operación para liberarlo en junio de 1936. A finales de junio, JOSÉ ANTONIO, ha ido cambiando sus órdenes, pasando de querer controlar la situación a delegar el mando a militares adeptos.

El 24 de junio envía una circular a todas las jefaturas provinciales y territoriales, para que se nieguen a tomar parte en cualquier conspiración, sin recibir instrucciones del jefe nacional, so pena de ser expulsado de la Falange. En dicha circular les conmina a que le envíen a la prisión, escrito con el acatamiento a dichas instrucciones.

El 29 de junio envió una nueva circular a los mismos destinatarios, con validez hasta el 10 de julio, que rectificaba la anterior. En ella les permite realizar pactos para un posible alzamiento, pero únicamente con el jefe superior del movimiento militar, dándose a conocer con la palabra “Covadonga”, y creando unidades propias, con sus mandos naturales e insignias y banderas.

Nada mas tener conocimiento JOSÉ ANTONIO del asesinato de Calvo Sotelo, envió un manifiesto a Madrid el 17 de julio, anunciando la insurrección y ordenando a los falangista que participaran. En Alicante había diseñado un plan, junto al teniente Pascual, para que los falangistas se trasladaran a Alcoy, Valencia y Cartagena, a fin de trasmitir las ordenes encaminadas para actuar inmediatamente. El teniente Pascual, junto a su hermana Carmen y su cuñada Margarita, se trasladarían a Cartagena para comunicar al capitán Martín Salgas que, empezara el alzamiento a la primera señal. Mientras, los tenientes Luciáñez y Pignatelli viajarían a Alcoy para organizar el alzamiento con los tenientes Candela y Gómez, desplazándose a continuación a Valencia.


Al mismo tiempo que se gestaban estos planes en el hotel Victoria de Alicante, se encargaba a al dirigente Felipe Bergué, la liberación de JOSÉ ANTONIO. Tenía que reunir unos 100 elementos en Callosa de Segura, para emprender el asalto de la cárcel.

Pero mientras que se preparaban todos estos planes en el hotel Victoria, la guarnición de Melilla inició la rebelión militar en la mañana del viernes 17 de julio, al proclamar el Estado de Guerra. El movimiento sedicioso pilló, a los militares alicantinos comprometidos, por sorpresa. Cuando la noticia llegó al gobernador militar de Alicante, el general José García Aldave, el sábado 18 de julio por la noche, se encontraba cenando con el gobernador civil Francisco Valdés Casas; el coronel Rodolfo Esplá, jefe del regimiento de Alicante, estaba de vacaciones en Almería; los tenientes Luciáñez y Pascual, se encontraban de fin de semana en San Vicente del Raspeig; mientras Pignatelli estaba en Lorca. Los tenientes intentaron regresar a sus cuarteles, cosa que solo consiguieron Luciáñez y Pascual, pues Pignatelli fue detenido.

Los únicos medianamente preparados eran los falangistas de la Vega Baja del Segura, donde sus dirigentes habían reclutado a los elementos más activos de la zona para actuar cuando fuera necesario.

En la noche del 18 de julio, hubo una nueva tentativa para liberar a JOSÉ ANTONIO. El teniente Pascual avisó a los falangistas de Callosa de Segura, para que estuvieran prestos. Se concentraron en la finca que los hermanos Torres tenían en Callosa. El mediodía del 19, se incorporó Antonio Maciá, tras visitar en la cárcel a su hermano y a JOSÉ ANTONIO, que le ordenó actuar. El grupo, tras armarse y colocarse los distintivos, a las seis de la tarde, iniciaron viaje hacia Alicante, en un coche y dos camiones, dispuestos a liberar a JOSÉ ANTONIO y a los falangistas presos, para a continuación ponerse a las órdenes de los militares sublevados en el regimiento de Infantería de Alicante.

Una imprudencia fue determinante en el fracaso de la trama. Los cánticos y emblemas que portaban los falangistas alertaron a las autoridades, y aquella misma tarde del 19 de julio, la columna fue interceptada en el Barranco de las Ovejas. La Guardia Civil y los Guardias de Asalto, a las órdenes del capitán Rubio Funés y el teniente Romualdo Masot, capturaron a 52 falangistas de la columna, dando muerte a tres de ellos. El resto huyeron en desbandada. Los capturados gritaban: “¡Nos han engañado!” Al parecer contaban con que el Regimiento de Infantería del teniente Pascual, se había rebelado, pero no: la trama falangista de JOSÉ ANTONIO en Alicante había fracasado.


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