Palacio de Buenavista en Madrid
Haciendo esquina entre la Calle de Alcalá y el Paseo de Recoletos, pero identificado dentro de la Plaza de Cibeles, se levanta este palacio, hoy ocupado por el Cuartel General del Ejército de Tierra de España.
A mediados del siglo XVI, los terrenos que hoy ocupa nuestro palacio eran un olivar. El primer edificio que se construyó aquí perteneció al cardenal Quiroga, a la sazón arzobispo de Toledo e Inquisidor Mayor del Reino, el cual durante su estancia en Nápoles, le ofreció el palacio a Felipe II, el cuál residió en el durante algunas temporadas, mientras se acababan las obras de mejora del Alcázar, aunque al ir creciendo la ciudad, esta zona perdió su aislamiento y el rey prefirió residir en Aranjuez o en El Escorial. En 1609, las casas de Buenavista serían vendidas por el rey Felipe III a don Diego de Silva y Mendoza.
En 1744, las posesiones de la familia Silvia y Mendoza pasaron a ser propiedad de la Real Congregación del Glorioso San Ignacio de Loyola, el cual unos años más tarde la vendió al marqués de Ensenada. Pero éste tampoco pudo disfrutar de su propiedad durante mucho tiempo, ya que a los diez años perdió todos sus cargos y propiedades.
Doña Isabel de Farnesio tras enviudad de Felipe V, residió en el palacio de Buenavista hasta su muerte en 1766.
A partir de 1769, el duque de Alba, Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, fue haciéndose con la propiedad de las casas conocidas como Buena-vista, que eran propiedad de diversos terratenientes, incluida Isabel de Farnesio, uniendo los terrenos. Si nieta, la famosa María Teresa Cayetana de Silva, hizo demoler los edificios existentes, al tiempo que proyectaba la construcción de un edificio acorde a su rango. Edificio que no pudo ver realizado, debido a su muerte en 1802.
La zona sufrió un cambio espectacular en 1781, cuando se rellenó el barranco existente y se instaló la fuente de Cibeles, al tiempo que unos metros más hacia afuera se construía la puerta de Alcalá, gracias a la iniciativa del rey Carlos III. En 1807, el Ayuntamiento quiso comprarlo para regalárselo a Godoy, pero este cayó en desgracia, cuando habían comenzado las obras de adecuación. Durante la ocupación francesa fue la sede del estado Mayor del general Murat. El rey José I, quiso instalar en el un Museo de Pinturas.
Con la llegada de Fernando VII, el edificio fue la sede de la Inspección de Milicias, hasta que en 1816 fue sede del Museo Militar, al tiempo que tomaba posesión el conde de Casa-Sarriá, por entonces jefe de la escuela de artillería. El Museo Militar permanecía allí, y se fueron agregando edificios anexos a fin de incorporar un cuartel y otras dependencias necesarias. El Real Museo Militar, permaneció en el edificio hasta 1827, año en que se trasladó al antiguo Palacio del Buen Retiro, ya que en 1841, se comenzaron las obras destinadas a que fuera residencia del nuevo Regente de España, el general Espartero.
A partir de 1847, tuvo un nuevo destino, se instaló aquí, el Ministerio de la Guerra. El general Prim, poco antes de fallecer, dio las órdenes oportunas para el cerramiento del edificio, lo que se culminó en 1876.
Creo que merece la pena conocer un poco más del edificio y sus instalaciones. Comenzaré por el jardín. El jardín fue la famosa huerta del regidor Juan Fernández, celebre por ser, durante una parte del siglo XVII, lugar de pública recreación. A recordar la comedia de Tirso de Molina, La Huerta de Juan Fernandez.
En el jardín actual, podemos admirar uno de los árboles de mayor altura, es el árbol Biloba. Cerca de las escaleras que dan acceso al palacio, podemos admirar la estatua de un soldado celtíbero, obra de José Alcoverro, que porta en su mano derecha la espada gladius hispánica, que fue adoptada por los romanos. Esta estatua es un homenaje al valor del soldado celtíbero.
También en el jardín, unas estatuas dedicadas a Minerva y Marte, que fueron hechas con el bronce de los cañones capturados al enemigo durante la Primera Guerra de África.
A pesar de que el edificio cuenta con varios patios interiores, quiero destacar uno del siglo XVIII, que corresponde al que fue de la Casa de Alba. En el Patio de Armas, correspondiente al edificio del siglo XIX, encontramos una serie de esculturas realizadas por Antonio Colmeiro, que representan a don Pelayo, Pizarro, El Cid, el soldado de los Tercios de Flandes, el soldado del siglo XX o Agustina de Aragón.
En la Escalera de Honor, con una preciosa balaustrada de mármol gris, vemos en sus paredes los nombres de batallas famosas, y una escultura de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, considerado el creador del ejército español que dominó Europa durante el siglo XVI y parte del XVII.
En el Salón de Ayudantes, encontramos uno de los 90 relojes con que cuenta el palacio, representando a Galileo Galilei, además de varios retratos de gran valor, como el de Felipe V, de Van Loo; el de Carlos III, realizado en el taller de Maella y que es copia de otro realizado por Mengs; uno de Carlos IV, anónimo; y otro de Isabel II con la infanta Isabel, la Chata, obra de Federico de Madrazo.
Salón de Teniers, que debe su nombre a los tapices colgados de las paredes, en su mayoría de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.
Salón de Goya, En este salón destaca el tapiz de mayores dimensiones aproximadamente 6,50 m. obra de Goya, me refiero al Verano o la Era. En el centro una mesa donde tuvo lugar la reunión del último gabinete de Alfonso XIII, y el primero de Azañacomo Ministro de la Guerra de la Segunda República Española.
Sala de Audiencias, era el antiguo despacho del ministro, en ella encontramos una mesa de la época de Felipe V, y un interesante sofá, donde se le realizaron las primeras curas al general Prim, tras sufrir el atentado, en la calle del Turco, y que le costaría la vida.
Salón de Batallas. Recibe este nombre por los diversos cuadros que cuelgan en sus paredes, conmemorando diversas batallas. En uno de ellos se refleja la Vicalvarada, con el general O'Donnell.
Se le llama también Salón de las Conchas, por las veneras en forma de conchas que rematan sus ángulos.
Salón de los pasos perdidos, sirve de distribuidor a varios salones, en el encontramos un cuadro obra de Jean Ranc, representando a Luis Iy otro de Ana de Austria, hija de Felipe III.
Comedor de Gala, en el encontramos el tapiz más antiguo del palacio, que nos muestra una escena del Quijote, me refiero a El desafío al vizcaíno, realizado sobre cartones de Procacciniy Sany.
Salón Quijote, adornado con tapices relativos al Quijote, obra de Procaccini y Sany. Fue en esta sala donde fallecería el general Prim, tres días después de sufrir el atentado.
Salón Prim, antiguo salón de música, en sus paredes un retrato de Isabel II, con 16 años, obra de Madrazo, un retrato de Prim, realizado por Esteban, y otro que representa a la batalla de Tetuán, que debemos a Sans y Cabot.
Salón de Baile o de Embajadores, en su bóveda podemos ver representados diversos personajes del Ejército y la Armada: el Gran Capitán, Balboa o Magallanes. En la pared sendos retratos de Fernando VII, obras de Goyay Vicente López. También unas figuras de Alfonso XII y Alfonso XIII, obras ambas de Mariano Benlliure.
El Palacio de Buenavista, es sin duda, un lugar emblemático, cargado de historia y donde se desarrollaron momentos clave en la Historia de España.
Para la realización del presente artículos se ha consultado diversas publicaciones referidas a este edificio.
Las imágenes de WikipediA.
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