Alfonso XIII, rey de España desde 1886 a 1931
Poco a poco nos vamos acercando la tiempo actual,
Alfonso nació en Madrid el 17 de mayo de 1886, era el hijo póstumo de Alfonso XII y de María Cristina de Habsburgo. En el momento de nacer, la camarera mayor de la reina, le puso en brazos de Sagasta, como primer ministro que era, y él anunció a la Corte: "Señores, ya tenemos rey", y un poco después, dirigiéndose a Cánovas, refiriéndose a su endeblez: "Tenemos la menor cantidad posible de rey". Su madre, como era norma en las Borbones
españoles le dio una educación beata y doméstica, con una fuerte orientación
militar, aunque él desde su más tempana juventud se mostró más adicto a las
diversiones que a las tareas de gobierno, hablaba inglés, francés y alemán, era
muy aficionado a los deportes y apasionado por los automóviles. Durante su
minoría de edad, vivió las pérdidas de los últimos vestigios del imperio
colonial español. El 17 de mayo de 1902, al cumplir dieciséis años, fue
proclamado mayor de edad, juró la Constitución y asumió el poder, acabando así
la regencia de su madre, la reina María Cristina. Al abrir el primer Consejo de Ministros presidido por él, dijo: "Señores a partir de este momento, todos los nombramientos militares me los reservo yo".
Desde el
principio fue consciente de que el trono era una simple función ceremonial en
el sistema de partidos, a pesar de lo cual siempre demostró un interés por
conocer los asuntos de Estado. Alfonso estaba a sus anchas en los ambientes cuartelarios, y a partir de entonces, las crisis se prepararán en Palacio, y los cambios en la política cuajarán en los cuartos de banderas. Esta afición le
haría implicarse en la deplorable Guerra de Marruecos. Su simpatía a la
dictadura militar de 1923 y su capacidad para la intriga, llevó a la
consolidación en el poder de una casta política monárquica sin lealtad personal
hacia la Corona y al aislamiento personal del rey, que quedó patente en 1931,
al proclamarse la Segunda República.
Tras el
desastre del 98 el reino exigía una profunda renovación. Maura, desestabilizado
principalmente por la agitación anarquista catalana, tuvo que ceder su puesto a Silvela, abriéndose un periodo conservador, pero Silvela fue en 1903 sustituido
por Villaverde, que a su vez lo fue, de nuevo, por Maura en diciembre.
Maura intentó resolver los problemas sociales mediante un programa de “revolución desde arriba”, pero no encontró el apoyo de Alfonso XIII y poco después se vio obligado a dejar el poder. Entre diciembre de 1904 y enero de 1907 se sucedieron los gobiernos de Azcárraga, Villaverde, Montero Ríos, Moret, López Domínguez y Vega de Armijo. Los gobiernos se mostraron inoperantes y en enero de 1907 Maura fue de nuevo llamado a formar gobierno. Entre 1907 y 1909 Maura se convirtió en el árbitro de la política española, legisló con la capacidad que le permitía su amplia mayoría y promovió la guerra de España en Marruecos, pero su gobierno se vio desestabilizado por la violenta oposición practicada por liberales, socialistas, anarquistas y republicanos. La hostilidad llegó a su cenit en Barcelona por la represión de la Semana Trágica y por los desastres en África, donde el ejército español hizo un triste papel. La ejecución de Ferrer i Guardia provocó una dura condena de las democracias europeas y la presión internacional hizo que Alfonso XIII destituyera finalmente a Maura. Este gobierno fue el más largo del reinado alfonsino Maura fue sustituido por Moret y posteriormente por Canalejas.
Alfonso XIII durante
una visita Francia fue objeto de un atentado frustrado junto con el presidente
Loubet, en mayo de 1905; en Inglaterra, conoció a la princesa Victoria Eugenia de Battenberg, sobrina de Eduardo VII. Tras convertirse al catolicismo, se casaron,
el 31 de mayo de 1906, día en el que sufrieron un atentado en la calle Mayor de
Madrid, de manos del anarquista Mateo Morral, quien les arrojó una bomba
camuflada en un ramo de flores. Los reyes salieron ilesos, pero hubo numerosas
víctimas entre los espectadores del evento y la comitiva.
Canalejas subió
al poder en febrero de 1910. Siguió las líneas básicas de la política maurista.
Alfonso XIII viajó a Marruecos para sentar las bases del Protectorado
establecido en 1912. El asesinato de Canalejas supuso la ruptura del
bipartidismo. En el lado conservador, Maura había sido abandonado por su
partido por declarar la guerra a los liberales; los conservadores se dividieron
en mauristas, ciervistas y datistas; los liberales, en romanonistas, prietistas
y albistas. Romanones gobernó de noviembre de 1912 a octubre de 1913, seguido
por un gobierno presidido por Dato, nuevo líder de los conservadores, entre
octubre de 1913 y diciembre de 1914. Dato declaró la neutralidad española en la
I Guerra Mundial, que había sido apoyada por Alfonso XIII cuando el presidente
francés Poincaré visitó España en 1913. La I Guerra Mundial produjo una crisis
en el seno de la familia real, la reina madre, como austriaca, simpatizaba con
los Imperios centrales, mientras la reina Victoria Eugenia se decantaba por los
aliados. El rey, en este contexto, se entregó a las labores “humanitarias”
ocupándose personalmente de los prisioneros de guerra. En mayo de 1913, en
París, el rey ratificó el acuerdo definitivo sobre el protectorado de
Marruecos.
En el reino la situación no mejoraba, Dato fue sustituido por Romanones, que se mantuvo en el poder hasta 1917, le sucedió García Prieto, que tuvo que dimitir por la oposición de las Juntas de Defensa Militar, que propiciaron un nuevo gobierno de Dato. La huelga revolucionaria de julio de 1917 fue reprimida por el ejército, aumentando la crispación social. En noviembre de ese año Dato fue finalmente sustituido por García Prieto, que presidió una coalición de liberales y conservadores. La situación del gobierno era tan precaria que Alfonso XIII tuvo que amenazar con la abdicación para que Maura consintiera en hacerse cargo de la formación de un Gobierno de Unidad Nacional en 1918. Tras este gabinete se sucedieron otros once de duración fugaz. Mientras la crisis gubernativa se agravaba, la situación interna se deterioraba rápidamente y se producía en Marruecos el desastre de Annual, en el que la desafortunada intervención de Alfonso XIII tuvo buena parte de responsabilidad.
En septiembre
de 1923 apoyó el Golpe de Estado del general Primo de Rivera. Las fuerzas
políticas desaprobaron la suspensión de la Constitución, Primo de Rivera puso
fin a la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas en 1925. En el
interior, Primo de Rivera puso todos sus esfuerzos en el avance del centralismo
administrativo, en el orden público a través de la represión militar y en la
salida de la crisis económica. En el 25 aniversario de su reinado, el rey fundó
la Ciudad Universitaria de Madrid en 1927 y se quiso mostrar la prosperidad
española en las exposiciones universales de Sevilla y Barcelona de 1929. Progresivamente,
la opinión pública se volvió contra Primo de Rivera, azuzada por la labor
crítica de intelectuales como Unamuno o Blasco Ibáñez, la represión de la
oposición a través de encarcelamientos de prestigiosos hombres públicos, la
sanjuanada, y los conflictos estudiantiles fueron desacreditando la dictadura,
que disparó su último cartucho presentando un proyecto de Constitución.
Finalmente,
Alfonso XIII retiró su apoyo a Primo de Rivera, que presentó su dimisión al rey
el 28 de enero de 1930. Formó entonces gobierno el general Dámaso Berenguer de enero
de 1930 a febrero de 1931. La opinión pública, apoyada por los periódicos,
acusaba al rey de complicidad con la dictadura. La monarquía como institución
había quedado comprometida. Las huelgas casi ininterrumpidas imposibilitaron la
gestión de gobierno a Berenguer, quien perdió cualquier capacidad de mediación
tras la dura represión del movimiento republicano de Jaca. Fue sustituido por
el almirante Aznar entre febrero y abril de 1931.
El 12 de abril
de 1931 tuvieron lugar elecciones municipales, y el juicio de las urnas en las
principales ciudades condenó a Alfonso XIII. En la mañana del 14 de abril de
1931, cuando se habían levantado las banderas republicanas en casi toda España
y se había proclamado la República Catalana en Barcelona, Romanones recomendó al
rey que abandonara, negoció con Alcalá-Zamora la salida del rey y éste huyó al
volante de su Hispano-Suiza a Cartagena, donde se embarcó con destino a Marsella,
no llegando a abdicar formalmente.
En París
Alfonso XIII se reunió con su familia y desde allí lanzó un manifiesto con los
motivos de su expatriación. Fue procesado por las Cortes y condenado a
deportación perpetua y pérdida de todos sus bienes. Tras pasar una temporada en
Fontainebleau, marchó a vivir a Roma, redactó su testamento en Lausana en 1939,
en el que declaraba heredero a su hijo don Juan, futuro conde de Barcelona,
abdicando en favor de éste en enero de 1941. Murió el 28 de febrero de ese
mismo año. Sus restos permanecieron en Roma hasta que, en enero de 1980, fueron
trasladados a España y solemnemente enterrados en el panteón real del Monasterio de El Escorial.
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