Palacio de Aranjuez
Se entiende por Real sitio de Aranjuez el conjunto de edificaciones y jardines construidos para residencia de recreo de los reyes españoles tanto de la dinastía austriaca como de la borbónica. Lo componen tres unidades: el Palacio Real, la Casa del Labrador y los Jardines del Príncipe.
El Palacio fue mandado construir en 1387 por el Gran Maestre de la Orden de Santiago don Lorenzo Suárez de Figueroa para lugar de descanso. Fernando el Católico lo incorpora a la Corona en 1489 y más tarde Carlos V convierte el palacio en residencia real de descanso. En 1534 Carlos V crea el Real Bosque y Casa de Aranjuez con la plantación de especies que serán el germen de los futuros Jardines de Aranjuez. En 1551 se crea el Jardín Botánico, que será el primero de estas características en el mundo.
En 1565, su hijo Felipe II manda construir un nuevo palacio y una capilla, encargándose la obra a Juan Bautista de Toledo, a la muerte de este en 1567 le sustituye su ayudante Gerónimo Gili, que a su vez será sustituido por Juan de Herrera, hacia 1575, arquitecto de confianza del rey, que continua las obras al mismo tiempo que trabaja en el Monasterio del Escorial. A la muerte de Felipe II en 1598 sólo se había terminado la torre sur, la capilla situada en la torre y parte de la fachada y aposentos del rey en la zona sur, quedando las obras interrumpidas.
Felipe II lo denominaría Real Sitio, determinando bajo Ordenanzas Reales que no residiera en ese lugar nadie más que los criados del Rey. También será Felipe II quien siga aumentando la superficie ajardinada creando instalaciones hidráulicas de aprovechamiento del Tajo para el regadío de los jardines.
Según los diseños de Juan Bautista de Toledo, la distribución del Palacio se articulaba en una amplia fachada con una torre en cada uno de sus extremos, cubierta cada torre con una cúpula y en su centro por la parte posterior un cuerpo de dos pisos en cuyo centro se alzaba un patio interior descubierto. Alrededor del patio giraban las distintas dependencias reales, quedando el ala sur para el servicio del rey mientras que el ala norte se reservaba para la reina. Esta distribución con un cuerpo en la zona posterior es similar a la que podemos ver en el Monasterio del Escorial.
A la llegada de Felipe V, primer Borbón se reanudan las obras en 1715, encargando los trabajos al arquitecto de los Reales Sitios Pedro Caro Idrogo. En 1739 el antiguo palacete de la Orden de Santiago que todavía se alzaba en pie es demolido. A la muerte de Pedro Caro continua las obras el francés Léandre Bachelieu que finaliza la fachada principal en 1739. Durante el reinado de Fernando VI, el 16 de junio de 1748, un incendio destruye la casi totalidad del palacio, el rey dispone su reconstrucción pero cambiando la composición que hasta el momento se había ido ejecutando. Se encarga de las obras Giacomo Bonavía quien incluirá la construcción de un pórtico previo a la entrada y las tres esculturas de los reyes sobre el frontispicio de la fachada principal.
Carlos III encarga en 1770 a Francisco Sabattini ampliar el palacio con dos alas formado una plaza de armas o patio de honor en forma de U quedando la capilla en uno de los extremos, concretamente en el extremo del ala sur. En el extremo del ala norte debía construirse un teatro pero nunca llegó a realizarse. En el centro del ala norte una inscripción lapidaria nos recuerda la fecha de finalización: Carolvs III/ adiecit/ an. MDCCLXXV. Con la construcción de estas dos alas el Palacio de Aranjuez adopta su actual configuración. La capilla que desde tiempos de Felipe II se encontraba en la torre sur es reacondicionada como aposentos. Cierra este patio por su parte frontal una verja de hierro y piedra realizada hacia 1974 por Ramón Andrada Pfeiffer y Manuel del Río Martínez, siguiendo el modelo diseñado por Sabattini y que este nunca llegó a construir. Frente al palacio un extenso parque con bancadas de piedra adornados con jarrones y piñas.
La Capilla Real construida por Francisco Sabattini hacia 1778 es de planta de cruz griega y orden dórico, con cúpula sostenida por cuatro pilares. Las pinturas al fresco son obra de Francisco Bayeu Subías cuñado de Francisco de Goya. En la bóveda del altar mayor encontramos una gloria de ángeles adorando la Cruz, obra de Roberto Michel. La imagen de la Inmaculada del retablo es de Mariano Salvador Maella Pérez. La capilla fue consagrada en 1799.
A espaldas del palacio podemos encontrar unos jardines conocidos como el Parterre, jardines a la francesa que fueron proyectados por Marchand en 1728 y que ofrecían una privilegiada vista desde las habitaciones privadas de los reyes.
Características del Palacio
El palacio está formado por dos pisos, el inferior se abre al exterior mediante ventanas en arco de medio punto mientras que el superior lo hace mediante balcones con antepechos de forja. El cuerpo central se eleva con un tercer piso rematado por un frontispicio con el escudo de Fernando VI. A ambos lados del escudo dos inscripciones pétreas dicen, a la izquierda: Philippus II/ Institvit/ Philippus V/ provexit, mientras que la inscripción de la derecha dice: Ferdinandu/ VI Pius Felix/ Consummavit/ An MDCCLII, donde se indica la fecha de 1752 como de terminación de las obras.
En la cornisa hay tres estatuas correspondientes a los reyes Felipe II, Fernando VI y Felipe V ordenadas erigir por Fernando VI y talladas por Pedro Martinengo. Fernando VI ordena levantar en este cuerpo central un cuerpo adelantado a modo de pórtico que se abre al exterior por medio de cinco arcos de medio punto en su parte frontal y por un sólo arco en cada uno de los laterales. Una gran balconada con antepechos pétreos encima del pórtico da forma a un gran balcón o terraza abierta al patio de armas. Por detrás del cuerpo central encontramos un patio interior descubierto alrededor del cual giran las diversas habitaciones del palacio. Todo el conjunto está construido en ladrillo rojo y piedra blanca de Colmenar de Oreja. En ambas esquinas podemos apreciar dos pequeñas torres acabadas en cúpulas que descansan sobre tambores circulares. En los tambores se alternan paramentos lisos, con óculos que iluminan el interior y otros con algún reloj que tienen ciertas particularidades. Así en uno de ellos las agujas de las horas y de los minutos tienen la misma longitud y en las esferas el número cuatro está señalado con cuatro palotes IIII.
Recayente a la fachada exterior sur encontramos una gran plaza cuadrada cerrada en unos de sus lados por una construcción de dos pisos de corte renacentista, eran las dependencias auxiliares del palacio, zona de almacenes y habitaciones de los servidores. Esta plaza conocida como de las Parejas, debe su nombre a que en este lugar se ejecutaba un espectáculo hípico por parte de la nobleza en la que desfilaban por parejas.
La entrada al Palacio Real se hace por el pórtico del cuerpo central a través de un vestíbulo que a su vez nos conduce a una gran Escalera Central. Realizada por Giacomo Bonavía a instancias de Fernando VI. La barandilla es de hierro negro con adornos dorados dentro de la tendencia rococó del momento. Del techo cuelga una gran lámpara de bronce dorado y cristal de La Granja de estilo imperio.
El Vestíbulo se adorna con algunas esculturas y en el piso superior encontramos tres bustos de mármol en sendas hornacinas representando a Luis XIV de Francia, su esposa María Teresa de Austria y el hijo de ambos Luis de Francia, el Gran Delfín, bustos realizados en 1683 por el francés Antoine Coysevox. La presencia de tres personajes franceses en el palacio se explica por ser los abuelos de Felipe V, y su padre.
Recorrido por Palacio
El recorrido de las distintas salas comienza por el ala oeste con la Sala de guardias de la Reina que enfrenta al patio de armas y continua por la izquierda en el lado norte en cuyo eje central se encuentra el Salón del Trono. Continúa por la fachada este que mira al parterre y termina en el lado sur, haciendo un giro completo al patio interior.
Sala de Guardias de la Reina: Está decorada con tres escenas de la vida del rey Salomón pintadas por Lucas Jordán, un mueble portamapas de la época de Carlos IV en madera de olivo y relojes de la colección del mismo rey. En casi todas las salas del palacio es fácil encontrar relojes de todos los tamaños y características, ya que el rey Carlos IV era aficionado a la relojería y además de construir relojes, los reparaba y los coleccionaba.
Sala de la Reina Isabel II: Esquina noroeste Se decora con pinturas de Lucas Jordán con temas mitológicos: Júpiter y Leda, Eolo (dios del viento) y Triptolemo. También de Lucas Jordán es el cuadro del Prendimiento de Jesús. Completa la decoración muebles de estilo imperio.
Sala de Música de la Reina: Ala norte. Antes de entrar a esta sala, tenemos que pasar por la conocida como antecámara de música, llamada popularmente como Sala del tranvía. Esta sala se decora con pinturas de tema religioso. Ya en la sala de música de la Reina, en su interior encontramos un piano realizado en Inglaterra en madera de olivo, regalo de la Emperatriz Eugenia de Montijo a la reina Isabel II. El resto del mobiliario es de caoba de estilo imperio. La lámpara que cuelga del techo está realizada en bronce en estilo neogótico del siglo XIX.
Anteoratorio de la reina: Cuadros realizados con mosaicos en el taller de piedras duras del Vaticano. Fue un regalo del papa León XIII al rey Alfonso XII con motivo de su boda con María Cristina de Habsburgo.
Oratorio de la reina: Tiene ventanas al patio central del palacio. Reconstruido en época del rey Carlos IV por Juan de Villanueva. Decorado con estucos, en sus paredes encontramos frescos pintados hacia 1791 por Francisco Bayeu Subías, cuñado de Goya. Los temas representados son: la Adoración de los Reyes Magos, la Adoración de los pastores, la Huida a Egipto, la Visitación y Zacarías y Santa Isabel con la Virgen María. Además en los machones que forman la embocadura del altar mayor dos evangelistas: San Mateo y San Lucas. En el centro de la bóveda Dios Padre con una gloria celestial de ángeles. En la parte superior de la bóveda por encima del retablo central la paloma del Espíritu Santo. El lienzo de la Inmaculada que ocupa el espacio central del retablo es obra de Mariano Salvador Maella.
Salón del Trono: Ubicado en el eje central de la fachada norte. La bóveda rebajada se decora con frescos de estilo pompeyano atribuidos a Vicente Camarón Torra en 1851 y representan a la Monarquía cuyo símbolo, la corona Real, es sostenida por las figuras de Venus y la Industria. A la derecha las Artes y a la izquierda la Abundancia y la Prudencia. Alrededor de la sala corre un zócalo de estuco que simula mármol con tonalidades verdosas. En este salón los reyes oficiaban las visitas protocolarias. Los muros están tapizados con telas de terciopelo rojo. El mobiliario es de la época de Isabel II, excepto los sillones reales que fueron los usados por Alfonso XII y su esposa y que son de estilo Luis XVI.
Despacho de la Reina: Denominado así por haberlo utilizado Isabel II como despacho, pues anteriormente parece ser que era un dormitorio. La bóveda se encuentra pintada al fresco en estilo pompeyano por Mariano Salvador Maella Pérez con escenas de la Pasión de Cristo. Junto a esta sala encontramos una pequeña capilla u oratorio privado con una pintura de la Virgen obra de Lucas Jordán. La lámpara que cuelga del techo es de cristal de La Granja.
Gabinete de Porcelana: Ángulo noreste. Encargada por Carlos III, es obra de la Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro de Madrid. Se trata de una sala de mediano tamaño completamente revestido sus muros y techos por placas de porcelana blanca y relieves con decoración rococó de motivos chinescos (guirnaldas de flores, frutos, monos, jarrones, mandarines, papagayos, samuráis, pájaros y dragones). Las placas de cerámica se unen a los muros de madera mediante tornillos. El suelo es de mármol. Ocho grandes espejos adosados a las paredes ejercen un efecto multiplicador en esta locura decorativa. Intercaladas con la decoración antes descrita, encontramos grupos humanos en escenas cotidianas. Del centro del techo surge una lámpara que adopta la forma de una palmera, mientras un chino con un abanico y un mono sobre sus hombros trepan por el tronco. El destino de esta habitación era de sala de juegos y recreo. Las placas de cerámica fueron realizadas entre 1760 y 1765 por el artista Giuseppe Gricci.
Dormitorio de la Reina: Nos encontramos en la fachada este donde se localizan las habitaciones privadas de los reyes. La bóveda está decorada con frescos al temple de Zacarías González Velázquez con alegorías de la Ciencia, la Virtud, el Arte, la Ley y la Monarquía. La pieza central es la cama de estilo isabelino, regalo de la ciudad de Barcelona a la reina Isabel II con ocasión de su boda con Francisco de Asís de Borbón.
Tocador de la Reina: Las paredes de esta sala están cubiertas por cortinas con sedas de fábricas valencianas. El tocador es de madera palo santo, con espejo por ambas caras y una silla con incrustaciones de nácar y oro. El mobiliario es de época de Isabel II, mientras que la bóveda está pintada por Vicente Camarón con representaciones de las cuatro estaciones.
Salón de Baile o Salón de Recepciones: En el eje central del ala este. Ejerce como habitación medianera entre las salas privadas del Rey y los de la Reina. La decoración mobiliaria hoy día es de estilo isabelino de finales del siglo XIX pero no guarda relación con el mobiliario original que desapareció en un incendio a fines del siglo XIX.
Comedor de gala: Abierto al patio central, era sala de conversación en tiempos de Fernando VI, pero Carlos III lo utilizó como comedor. Este comedor de gala, pues el palacio tiene varios, tiene una bóveda pintada hacia 1750 por Giacomo Amiconi durante el reinado de Fernando VI con una simbología moralizante muy complicada. Así vemos la figura del Tiempo en forma de anciano mientras unas mujeres le rodean e intentan cortarle las alas para que no huya. La Verdad en forma de matrona que descubren unos ángeles mientras la Sabiduría le rinde pleitesía. La Monarquía con sus atributos y virtudes (la Justicia, la Religión, la Abundancia, la Munificencia, La Paz en forma de ángel con una rama de olivo, la Fe y la Caridad en forma de mujer protegiendo a unos niños). También podemos encontrar una serie de grisallas representando las partes del mundo donde la Monarquía Hispánica tuvo posesiones.
Ocasionalmente era también usado como salón de baile. El suelo es de estuco de muy buena calidad y estilo rococó, obra de Carlos Antonio Bernasconi, representa atributos militares, partituras e instrumentos de música.
Dormitorio del Rey: La cama de madera es de caoba con aplicaciones de bronce en estilo imperio. La bóveda fue pintada al fresco por Giacomo Amiconi y Bartolomé Rusca destacando en ellas las alegorías de la Paz, la Abundancia y la Justicia salida de la mano de Bartolomé Rusca. Sobre la cama el lienzo de Cristo en la Cruz o Cristo de los Cuatro Clavos, obra de Antonio Rafael Mengs hacia 1761. También un lienzo de 1825 de la Virgen con el Niño de José de Madrazo Agudo. Adosado a este cuarto una pequeña salita tiene instalado un retrete.
Salón de espejos: En el ángulo sur-este del palacio. Llamado salón de los espejos por encontrarse sus paredes decoradas completamente con espejos salidos de la fábrica de La Granja de San Ildefonso en Segovia. La sala era usada como vestidor del rey Carlos IV. El techo se encuentra pintado al fresco en estilo pompeyano por Juan de Mata Duque hacia 1803.
Salón árabe: Sala realizada para la reina Isabel II entre 1847 y 1851, decorada con una fantasía árabe (neonazarí) a base de mocárabes, similar a la que podemos encontrar en la Sala de Dos Hermanas de la Alhambra de Granada. Obra de Rafael Contreras Muñoz, es junto con el gabinete de porcelanas las dos joyas más admiradas de todo el palacio. Su mobiliario se compone de una mesa central de porcelana y una lámpara de bronce y cristal que forma una estrella de veinte puntas. Era utilizada como sala de fumar principalmente para hombres. La decoración de las paredes está realizada en yeserías de brillantes colores.
Despacho del Rey: Bóveda con frescos de estilo pompeyano de Juan de Mata Duque con alegorías de las Artes Liberales. Escritorio de madera de olivo decorado con bronce y mármol. El mobiliario es de estilo imperio realizado por Jacob Desmalter ebanista de Napoleón Bonaparte.
Sala de estudio del Rey o Sala de espera: La bóveda pintada por Juan de Mata Duque en estilo pompeyano y el mobiliario es de estilo Carlos IV.
Sala China: Llamada así por qué en su interior encontramos una colección de doscientos tres pequeños cuadros que el emperador de China regaló a la reina Isabel II. Realizados con tinta china sobre papel de arroz. Representan escenas de la corte, fiestas, teatro, animales etc. La bóveda fue pintada al fresco por Zacarías González Velázquez y representan escenas mitológicas en el centro del techo y a ambos lados escenas campestres. Del techo cuelga una lámpara de globo con adornos chinescos.
Sala de guardias del Rey: Esta sala es de las más antiguas del palacio, pues es de las construidas en tiempos de Felipe II. Tiene seis grandes lienzos de Lucas Jordán, tres de temas bíblicos: La muerte de Absalón, David vistiendo la coraza y La construcción del templo de Salomón y los otros tres de temas bélicos. La sillería en madera de caoba es del siglo XVIII.
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