El Siglo XX en España (Capítulo 7) – Los primeros tiempos republicanos
Con más penas que glorias, se llega al 28 de junio, con una importante convocatoria a las urnas, ya que se celebran elecciones a Cortes Constituyentes. El gran triunfador de las mismas fue el socialismo, que en su congreso del 10 de julio, optó por mantenerse en reserva ante el poder. Otro triunfador fue el Partido Radical de Lerroux, mientras los monárquicos obtuvieron un solo diputado y los comunistas ninguna. Los resultados fueron:
117 escaños para los Socialistas
93 para los Radicales
59 para los Radicales-Socialistas
32 para la Esquerra Catalana
27 para Acción Republicana
27 para los Progresistas
26 para los Agrarios
16 para la O.R.G.A.
14 para los Vasco-Navarros
14 para Servicio República
14 para Federales-Independientes
10 para Independientes
4 para los Liberal-Demócratas
3 para la Liga Catalana
1 para los Monárquicos
Durante el periodo del Gobierno Provisional y de Cortes Constituyentes, se enconaron hasta hacerse incurables todas las grandes llagas que, la República, había heredado de la Monarquía. El problema religioso; la reforma que Azaña emprendió en el Ejército, que levanto ampollas, aunque José Ortega y Gasset que, por cierto, no gozaba por parte de Azaña, de ningún afecto, la calificara de “hazaña enorme, maravillosa, increíble, fabulosa y legendaria reforma radical”. Otro problema abordado por las Cortes Constituyentes fue el regionalista. El Estatuto vasco no consiguió prosperar, y los autonomistas se unieron con los carlistas, y una Asamblea de las cuatro provincias (las tres vascongadas y Navarra) aprobaron en Estella el 14 de junio de 1931, el proyecto de Estatuto. El alma de la reunión fue el católico practicante José Antonio Aguirre y Lecube, que llegó a proponer al general Orgaz, una insurrección contra la República.
Entregaron el proyecto a Alcalá Zamora, que les dio largas. En contra de lo que opinan algunos, la República nunca concedió a los vascos su Estatuto, únicamente su autogobierno al estallar la guerra en 1936, naturalmente sin Navarra y Álava, y aliados a los que les habían cerrado su paso hacia la autonomía. Era demasiado tarde para todo.
Sin embargo, si prosperó el Estatuto Catalán. Como consecuencia los ayuntamientos catalanes eligieron la Diputación provisional el 24 de mayo. Sometido a referéndum el proyecto de Estatuto, el 2 de agosto, el resultado fue de seiscientos mil votos favorables, sobre un censo de ochocientos mil. El 14 de agosto Maciá entregó a Alcalá Zamora el Estatuto, en Madrid, que sería aprobado por Las Cortes el 10 de agosto de 1932.
Se publicaron las leyes sociales, de la mano de Largo Caballero, que impulso el avance social. La creciente popularidad de los líderes socialistas, empezaba a molestar al movimiento sindical del anarquismo, la C.N.T. (Confederación Nacional de Trabajadores), El 27 de agosto la C.N.T. organizó una huelga de 40.000 metalúrgicos en Barcelona, reprimida por el gobernador Anguera de Sojo, aunque se extendió por toda España, sobre todo por las zonas de predominio anarquista, como Zaragoza y Andalucía.
Proyecto de Constitución
Fue encargado a una comisión de juristas, que se perdieron en disquisiciones teóricas y terminaron en un completo fracaso. En vista de lo cual se encargó a una comisión parlamentaria, dominada por los socialistas. Presidida por Luis Jiménez de Asúa, formaban parte de esa comisión personajes de prestigio: Luis Araquistaín, Enrique de Francisco, Clara Campoamor, Alfonso García Valdecasas y José María Gil Robles. El anteproyecto fue entregado a las Cortes el 27 de agosto, donde Jiménez de Asúa hizo una exposición del proyecto.
El artículo 1º, se empezó a discutir el 11 de septiembre de 1931. El texto definitivo -aprobado por 170 votos a favor contra 152 en contra- traía curiosas reminiscencias soviéticas en aquella República gobernada por pequeños burgueses. El resto de los artículos del preámbulo pasaron sin ninguna discusión.
El título I, que trataba de la organización nacional, fue muy discutido, y Largo Caballero consiguió excluir de la autonomía regional, las cuestiones laborales, lo que provocó -como no podía ser ce otra manera- las protestas y amenazas de los catalanes. Prieto fracasó en un intento parecido para la legislación bursátil.
El título II, que trataba de la nacionalidad, fue aprobado sin dificultad. En el título III, se aprobó el voto femenino. Pero al fin se llegó a los artículos 26 y 27, que encerraban una carga anticlerical y antirreligiosa. El debate fue sangriento y supuso, para la República, ahondar en la herida abierta el 11 de mayo. Hablaron a favor del proyecto de los Ríos y Albornoz, a los que atacó briosamente Gil Robles. Pero el principal ataque estuvo a cargo del propio Jefe del Gobierno, el católico Alcalá Zamora. Pero fue Azaña, quien en su famoso discurso: “España ha dejado de ser católica”, consiguió la aprobación del artículo 26, que bajaba bastante el tono inicial e incluía la disolución de la Compañía de Jesús. Maura y Alcalá Zamora dimitieron y Azaña asumió la jefatura del gobierno. Un nutrido grupo de diputados católicos abandonaron el Parlamento.
El capítulo II se aprobó el 15 de octubre con la inclusión de la “Tabla de los derechos del niño”. Se aprobó el precepto de divorcio, y, el 20 de octubre, Azaña intercaló urgentemente, el debate de la “ley de la defensa de la República”, que equivalía a una suspensión permanente de las garantías constitucionales, al arbitrio del gobierno. A la que Unamuno llamó “aparato ortopédico”.
El resto se aprobó fácilmente, y el 27 de noviembre se dieron por finalizadas las 57 sesiones dedicadas al proyecto. A pesar de la defensa hecha por el único diputado monárquico, conde de Romanones, el rey Alfonso XIII, fue declarado responsable de alta traición.
Enlaces
al resto de los capítulos de esta serie:
Capítulo 1: La Herencia recibida
Capítulo 2: Reinado de Alfonso XIII
Capítulo 3: Un repaso a las
Instituciones
Capítulo 4: La Dictadura de Primo
de Rivera
Capítulo 5: Fin de la Monarquía
Capítulo 6: ¡Hola República!
Capítulo 7:
Capítulo 8: La izquierda se
consolida
Capítulo 9: La derecha se
reorganiza
Capítulo 10: Reacción y Revolución
Capítulo 11 y último: Llegando al final de
este periodo
Para la realización del siguiente artículo se han empleado apuntes tomados de diversos periódicos de la época. Las imágenes son de Pinterest.
Ramón Martín
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