Valentia-Valencia
La Valencia
bañada por el Mediterráneo y regada por el Turia, no es única en el mundo. A lo
largo y ancho del planeta, podemos encontrar más de veinte pueblos, ciudades e
incluso urbanizaciones, con esa misma denominación. Y debemos tener en cuenta
todas aquellas Valentia, denominación latina original de la ciudad, que da
nombre a varias ciudades, como es el caso de Vibo Valentia en Italia o Valença
do Minho en Portugal. Pero hoy me quiero centrar en esta Valencia, situada en un
lugar estratégico, cerca del mar y sobre una isla fluvial, que es producida por
la bifurcación del río Turia. El lugar lo atravesaba la vía Heraclea, mas tarde
via Augusta, calzada romana que llegaba desde Italia y continuaba hasta
Andalucía.
El año 145 a.C., el general Quinto Fabio Máximo Emiliano realizó
una campaña contra los lusitanos. Campaña que tuvo un importante éxito, a pesar
de no poder arrestar a Viriato, el
cual en los años siguientes obtuvo una serie de victorias contra las legiones
romanas. Quinto Servilio Cepión, penetró
en las tierras de los vetenos y galaicos mientras que Marco Popilio Lenas pacificaba la región entre los ríos Duero
y Tajo, construyendo varios campamentos para asegurarla. Pero en el año 139, cansados
los romanos en su intento de doblegar a Viriato, decide Marco Popilio Lenas,
sobornar a tres de los compañeros del luso. Son Audax, Ditalco y Minuro que,
acaban con Viriato mientras dormía, acabando, de esta manera, con la
resistencia lusa en la zona.
Conseguida la pacificación de la
zona, una parte de las tropas romanas fueron licenciadas. En su camino por la
Vía Heraclea, camino que les devolvería a sus hogares, llegaron a la zona
donde, en la actualidad, se encuentra Valencia. Entonces el cónsul en Hispania,
Junius Brutus, decidió fundar un
asentamiento, en aquel paraje, como premio a sus legionarios. Transcurre el año
138 a.C. (año 616, desde la fundación de Roma) y el nuevo asentamiento romano
recibirá el nombre de Valentia Edetanorum,
que pronto obtuvo el rango de colonia. El nombre de “Valentia” por la valentía de los
soldados romanos licenciados y “Edetanorum”
por el nombre de la región, que por aquel entonces era la edetana, nombre recibido
por la principal ciudad íbera del lugar, la Edeta,
situada en la actual Liria El lugar equidistaba entre los asentamientos iberos
de Arse (Sagunto) y Saetabis (Xátiva), lo cual permitía un
cierto control del territorio, ya que, hasta ese momento no había ninguna
otra ciudad romana en toda el área, por lo que es seguro que su fundación debió
provocar una conmoción en el mundo indígena. Es indudable que, desde la nueva
ciudad, se ejerce una enorme influencia sobre el medio. El antiguo
procedimiento de alianzas con capitales ibéricas muestra su limitación para la
explotación de los recursos económicos, requiriéndose la creación de ciudades
propiamente romanas para impulsar un área administrativamente adscrita a Roma, que inicia un proceso de
romanización gradual y real alrededor de Valentia.
Se calcula que, en un principio, el
número de pobladores alcanzaría los mil quinientos o dos mil habitantes, que en
un principio, habitaban en chozas y tiendas de campaña, mientras eran
construidas las viviendas de adobe, con el suelo de mortero y cal. La
ciudad estaba configurado alrededor de dos calles perpendiculares: el Cardo Máximo (de norte a sur) y el Decumeno
Máximo (de este a oeste). En cada extremo había cuatro puertas para acceder
a la ciudad. Estas eran: la Saguntina,
al norte, la Sucronense, al sur, la Celtiberia, al oeste y la del Mar, al este. En la actualidad, el
lugar donde se cruzan estas calles, se encuentra la Plaza de la Almoina.
La ciudad llegó a tener un circo,
con una extensión de 350 metros x 70 metros, que iría desde la calle de la Paz,
a la altura del actual Colegio del
Patriarca, hasta la calle del Almirante. El foro era la plaza pública,
constituyendo el centro cívico de la ciudad. Se encontraba bajo la actual Plaza
de la Virgen, la Almoina, la Basílica de
la Virgen de los Desamparados y una parte de la Catedral
de Valencia. A su alrededor, se situaban los edificios principales: el
Templo, la Curia, la Basílica, las Termas, el Horreum o granero, las Tabernae y
el Ninfeo.
En Roma,
las guerras sertorianas, forman parte de de la guerra civil entre Sila y Mario,
para conseguir el control del Senado, Quinto
Sertorio, que era sobrino de Mario, se hizo fuerte en Hispania con sus
legiones. Finalizada la guerra civil, victorioso Sila, éste quiso acabar con
Sertorio en Hispania, para lo cual, envió a su general Cneo Pompeyo Magno, que derrotó a Sertorio, que moriría en Osca (Huesca),
asesinado por sus compañeros. Es el año 75 a.C., cuando se desarrolla en
Valentia, la Batalla del Turia, en la que
Pompeyo derrota a los generales de Sertorio, Perpenna y Herennio. La
ciudad será destruida. Pompeyo, pasará a cuchillo a toda la ciudad, muriendo
centenares de personas, además de quemar la ciudad hasta sus cimientos. Se han
encontrado restos de la destrucción en la Almoina.
La ciudad permaneció despoblada durante
cincuenta años, hasta que en tiempos de Augusto, entre el 5 a. C. y el 5 d. C.,
se refunda la ciudad. La ciudad acuñó monedas de bronce, en las que se ve el
emblema de la ciudad: un cuerno de la abundancia con frutos y flores
(cornucopia) sobre un haz de rayos jupiterianos (del dios Júpiter). En el
suelo de la Plaza de la Virgen, se colocó una placa conmemorativa, los años
setenta del pasado siglo XX, que bajo el cuerno de la abundancia (el cuerno de
Amaltea), dice:
ANNO DCXVI AB
URBE CONDITA
CXXXVIII ANTECHRISTUM
D. IUNIUS BRUTUS CONSUL IN HISPANIA IS QUI SUB VIRIATHO
MILITAVERANT AGROS ET OPPIDUM
DEDIT QUOD VOCATUM EST VALENTIA
SIC XXI SIC PLURIMA SAECULA
FELICITER SENATUS POPULUS
QUE VALENTINUS XXI SAECULO
EXPLETO
Valentia volvió a refundarse,
llegando colonizadores de la península itálica. Serán los soldados licenciados de
las legiones que, junto a los residentes en la zona que tras la destrucción se
encontraban dispersos por la zona, los que levantarán nuevamente la ciudad
sobre las ruinas de la anterior. Al llegar al poder Augusto, vino la deseada
paz a Hispania, junto al resto del imperio (Pax Romana). La ciudad
seguía articulada alrededor de las dos calles principales, en el cruce de las
cuales estaba el foro, con una estatua, homenaje, al emperador Tito. Alrededor
del foro y de las dos calles que formaban la ciudad, se levantaban las
viviendas, construidas formando calles, en cuadriculas perfectas.
En las cercanías del actual Palacio
de las Cortes, se han encontrado restos de una vivienda romana. La casa giraba,
como las que conocemos de Roma, alrededor de un patio central descubierto (atrio), en cuyo centro se recogía el
agua de lluvia, en una alberca. Alrededor del patio estaban las habitaciones, de
propietarios y esclavos. Las casas eran de piedra, con utilización escasa del ladrillo,
cubriéndose los tejados con tejas planas y rectangulares. Se decoraban las paredes
con pinturas murales y los suelos se cubrían por diversos materiales, y en las
casas más ricas con mosaicos. El máximo exponente de estos, es el encontrado en
unas excavaciones de la calle del Reloj Viejo, conocido como mosaico
de la Medusa, y que se encuentra, en la actualidad, depositado en el
Museo de Historia de la Ciudad.
La actividad económica de Valentia, se
basaba en el comercio y en todo tipo de trabajos artesanos relacionados con la
construcción. Distribuidos a lo largo del Cardo Máximo y el Decumeno
Máximo, se encontraban los comercios y las termas del siglo II, un
acueducto y un puerto fluvial, situado junto a las actuales Torres de Serranos.
Recordemos que en esa época, el río Turia era navegable para pequeñas
embarcaciones, encontrándose el mar, más cerca que en la actualidad.
Los valentinos adoraban a los
siguientes dioses: Isis, Asclepio, Ninfas, Hércules, Júpiter y la diosa
Fortuna; de época imperial nos ha llegado un Ninfeo o Templo de las Ninfas,
diosas asociadas a las aguas y a las fuentes. Aún no había llegado el
cristianismo a tierras hispanas, aunque ya se empezaba a extender por Roma y su
imperio.
La historia de Valentia corre pareja
con la del Imperio Romano. A la época de esplendor imperial siguió un periodo
de decadencia que, acabaría con la irrupción, de los bárbaros de Alarico en el
410. Para entonces el poder de Roma ya no llegaba a sus ciudades y Valentia,
como otras muchas, se encontraba en un periodo de decadencia, conocido como
periodo Bajo Imperial o Tardo Romano. En el año 476 las tribus
bárbaras destronan a Rómulo Augustulo, considerado como el último emperador
romano. Es lo que conocemos como la caida del Imperio romano. Pero esto,
amigos, es otra historia.
Gran artículo! Felicidades!
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