Alejandro Lerroux García. 140º en 1933, 142º en 1933-1934, 143º en 1934, 145º en 1934-1935, 146º en 1935, y 147º en 1935.
Durante la Presidencia de la Segunda República por Niceto Alcalá-Zamora (1931-1936), tercer Presidente desde el 12 de septiembre al 8 de octubre de 1933; quinto desde el 16 de diciembre de 1933 al 3 de marzo de 1934; sexto desde el 3 de marzo al 28 de abril de 1934; octavo desde 4 de octubre de 1934 al 3 de abril de 1935; noveno desde el 3 de abril al 6 de mayo de 1935; y decimo desde el 6 de mayo al 25 de septiembre de 1935.
Nació en la localidad cordobesa de La Rambla EL 4 de marzo de y murió en Madrid el 27 de junio de 1949. Era hijo de un veterinario militar, comenzó la carrera del ejército, pero la abandonó enseguida, igual que sus inicios en el Seminario, lo cual le originó unos fuertes sentimientos antimilitaristas y anticlericales. Se licenció en Derecho, aunque acabó la carrera en la Universidad de La Laguna (Tenerife) con 59 años, mediante un único examen, aprobó de una vez todas las asignaturas de la carrera de Derecho.
Lerroux militó desde su juventud en los partidos republicanos, siguiendo a Manuel Ruiz Zorrilla, siendo detenido varias veces, impenitente duelista a la usanza romántica, se estableció en Barcelona, dedicándose al periodismo, en el que desarrolló un estilo agresivo y populista; dirigió varias publicaciones, entre ellas El País, El Progreso, La Publicidad, El Intransigente y El Radical. Las campañas de sus periódicos produjeron disturbios antimilitaristas y anticatalanistas.
Fue uno de los 173 fundadores de la Asociación de la Prensa de Madrid en 1895, siendo elegido vicepresidente primero, en 1931, llegando a ser nombrado presidente, de octubre de 1931 a septiembre de 1933 y desde octubre de 1933 a octubre de 1934. Durante su mandato se constituyó el Montepío de Periodistas, institución que, merced a los beneficios que proporcionaba la "Hoja del Lunes", haría posible que los periodistas gozaran por primera vez de un subsidio de enfermedad y de una pensión de jubilación.
Gran orador y de ideas progresistas, su carrera política se inicia en 1901, cuando es designado diputado a Cortes, por la Unión Republicana, de la que fue fundador, repitió en 1903 y 1905, hasta que el cofundador Nicolás Salmerón abandonara el partido para incorporarse a la coalición Solidaridad Catalana en 1906. Su discurso populista y anticlerical, así como la intervención en diversas campañas contra los gobiernos de la Restauración, le hicieron muy popular en los medios obreros de Barcelona, que acabaron constituyendo la base de un electorado fiel.
La defección de Lerroux hacia la coalición Solidaridad Catalana en 1906, le llevó a separarse, formando en Barcelona el Partido Republicano Radical en 1908 al que rápidamente se adscriben multitud de seguidores gracias al carisma de su líder, un personaje fogoso y bastante demagógico, fustigador de los ricos y paladín de la clase obrera. Su encendido manejo de la palabra ante nutridos oratorios y sus ataques a la burguesía y a la Iglesia le causaron numerosos problemas, siendo varias veces procesado por difamación. y encabezando la lucha contra el creciente nacionalismo catalán.
Tuvo que exiliarse en varias ocasiones, primero para escapar a la condena dictada por uno de sus artículos y más tarde huyendo de la represión gubernamental por la Semana Trágica de Barcelona. De vuelta a España, aceptó entrar en la Conjunción Republicano-Socialista, con la que volvió a ser elegido diputado en 1910. Desde entonces se vio envuelto en una serie de escándalos que le alejaron de su electorado barcelonés, entre acusaciones de corrupción, hasta el punto de que hubo de cambiar de distrito, presentándose por Córdoba en 1914.
Participó en política durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, aún cuando la secesión de los Radical-Socialistas de Marcelino Domingo en 1929 debilitó su partido. Formó parte del comité revolucionario que preparó el derrocamiento de Alfonso XIII, y participó en la proclamación de la Segunda República en 1931 teniendo un gran protagonismo durante todo el periodo republicano. En diciembre de 1931 abandonó el gobierno de Manuel Azaña, en el que había ocupado la cartera de Estado, por estar en desacuerdo con la continuidad de la alianza republicano-socialista que lo había sustentado. A partir de entonces se aproximó a las posiciones de la derecha y tras su éxito en las elecciones de noviembre de 1933 pactó con la CEDA para formar gobierno.
En 1933, su partido gana las elecciones en coalición con la CEDA de Gil Robles. El nuevo gobierno del que es presidente inaugura un periodo de represión de las izquierdas y del movimiento obrero, el llamado Bienio Negro. Fuertemente presionado por los sectores más reaccionarios, el gobierno Lerroux empieza a revisar la legislación laica, amnistía a los golpistas Sanjurjo y Calvo Sotelo y paraliza la reforma agraria y el estatuto vasco. Uno de los mayores problemas que tendrá que afrontar será la revolución de Asturias, en 1934. El rápido deterioro de las condiciones de trabajo y de vida de las minas y el campo asturianos hizo que el salario de un trabajador agrícola pasara de 12 pesetas diarias en 1931 a 4 apenas tres años más tarde. La difícil situación provocó un estallido de violencia revolucionaria que será aplastado a sangre y fuego por las tropas del gobierno.
Su definitivo derrumbe político vendría dado por su implicación en el escándalo del estraperlo, que motivó su alejamiento de la coalición gobernante. En ese escándalo estaba implicado su propio hijo adoptivo, Aurelio Lerroux, y otros significados políticos del Partido Radical, como Salazar Alonso, ministro de la Gobernación y alcalde de Madrid y el gobernador civil de Barcelona. Al mes siguiente estalló otro escándalo, el llamado caso Nombela que deterioró definitivamente la imagen de los radicales y dio al traste con su alianza con la CEDA de Gil Robles.
Después del escándalo del estraperlo, cayó en desgracia. Para las izquierdas, quedó como un auténtico oportunista y aprovechado de su condición de "representante del centro político". Para las derechas, fue el arquetipo del demagogo y del politicastro, término alusivo a los políticos oportunistas, corruptos y nefastos. Otros le consideran un ejemplo de estadista, político que siempre procura el bien del Estado, tanto cuando está en el gobierno, como cuando está en la oposición.
Exiliado en Portugal, octogenario y enfermo, regresó a España en 1947, habiéndose reconciliado con los líderes del alzamiento militar del año 1936, o, como se dijo en el lenguaje de la época "aceptando el hecho del Alzamiento". Murió dos años después, solo y olvidado.
Un palmarés incomparable el de este personaje de indudable importancia en la historia de España. Que aprobara todas las asignaturas de Derecho en un sólo examen demuestra que poseía capacidades extraordinarias.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir buenos contenidos.
Saludos.
A pesar de lo cual, y, por otros motivos, fue muy criticado en su momento.
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