Carrera de San Jerónimo en Madrid
El pasado 3 de junio de 2020, publiqué el primer artículo de un hilo referido a las calles y plazas de Madrid. El hilo nace con la Puerta del Sol, para seguir con todas las calles que tienen origen en dicha plaza. Al igual que frente al antiguo edificio de Gobernación, hoy Sede de la Comunidad de Madrid, hay una placa en el suelo que representa el Kilómetro Cero de las carreteras radiales, todas las calles que parten de ella comienzan su numeración en función a su proximidad a dicha plaza. De ella parten una serie de calles, con gran importancia histórica, social y política. Por decisión propia comencé con la Calle de Alcalá, haciendo hincapié en los edificios y monumentos que forman parte de esta interesante vía, antigua carretera que comunicaba Madrid con la universitaria ciudad de Alcalá de Henares.
Tras la Calle de Alcalá, he decidido continuar el recorrido, con la Carrera de San Jerónimo. Se abrió esta calle en 1538, y hay antecedentes de construcciones desde 1731. La calle debe su nombre por comunicar la Puerta del Sol con el Convento de los Jerónimos.
Antes de comenzar su recorrido, es conveniente detenernos, por un momento, en el edificio que se encuentra en el inicio de la Calle de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo, allí estuvo el Hospital del Buen Suceso, fundado con el nombre de hospital de San Andrés, en 1538 por Juan II, para curar a los enfermos de la gran peste de ese año. En 1529, Carlos I, mandó levantar el Hospital Real de Corte para curar a sus soldados y criados, aprovechándose los cimientos y las paredes maestras del primitivo hospital. El centro fue conocido por hospital del Buen Suceso, por una imagen que se veneraba en su iglesia, a la que Paulo V bautizó como la Virgen del Buen Suceso por haber sido encontrada por dos frailes en unas peñas. Su patio adquirió triste fama, por ser lugar donde fueron fusilados numerosos madrileños en la madrugada del 3 de mayo de 1808. El hospital fue derribado en 1854 al reformarse la Puerta del Sol. Sólo se salvaron unas columnas que fueron colocadas en la desaparecida casa de Bruguera.
El lugar lo ocupó el Hotel París, aunque un poco más retranqueado para dar mayor amplitud a la plaza. Tras su derribo, la iglesia-hospital se trasladó a la calle de la Princesa, entre las de calles de Buen Suceso y Quintana. El edificio fue declarado en ruinas por el Ayuntamiento y derribado en 1975. El hotel fue inaugurado en 1864, siendo una de las fondas más antiguas y singulares de la ciudad. Ostentó la categoría del hotel más caro y elegante hasta 1910, fecha en la que el Ritz le arrebata la fama. Antes de cambiar su nombre por Café de la Montaña, acogió animadas tertulias, sirviendo de centro de reunión de periodistas revolucionarios...
Nada más dejar la Puerta del Sol y ocupando parte de la que hoy es calle de Espoz y Mina, se hallaba el convento de Mínimos de la Victoria, llegando hasta la calle de la Victoria. El convento fue fundado en 1561 por iniciativa de fray Juan de la Victoria.
En el número 8 de la calle podemos hacer una parada para degustar las delicias del Restaurante Lhardy, fundado en 1839 por Emilio Huguenin Lhardy, que es considerado uno de los mas antiguos y prestigiosos restaurantes de Madrid. Saliendo de Lhardy, llegamos a la Plaza de Canalejas, la cual empezó a tomar forma a finales del siglo XIX, partiendo de un cruce de caminos conocido como "Las Cuatro Calles". El Ayuntamiento de Madrid quiso dar amplitud a este cruce de calles, especialmente a la calle Ancha de Peligros, calle que unía la Carrera de San Jerónimo con la Calle de Alcalá y que hoy conocemos como calle de Sevilla. La situación propició que los bancos y otros constructores adquiriesen las viejas casas existentes para construir magníficos edificios. En 1912, la Plaza recibió el nombre de Canalejas en recuerdo del periodista y político José Canalejas y Méndez que había sido asesinado por un anarquista cuando contemplaba el escaparate de la librería San Martín en la Puerta del Sol. En la plaza, en su número 1, podemos admirar el edificio del antiguo Banco Hispano Americano que fue construido entre los años 1902 y 1905 por el arquitecto Eduardo Adaro.
En el número 3, haciendo esquina con la Carrera de San Jerónimo, se encuentra la llamada casa de Tomás Allende, construida entre los años 1916 y 1920, destacando la decoración del torreón a base de cerámica obra del pintor y ceramista madrileño Daniel Zuloaga. La obra fue encargada al arquitecto cántabro Leonardo Recabado, pero al fallecer el 11 de noviembre de 1918, las obras fueron continuadas por los arquitectos, Saiz Martínez y Cabello Maíz.
Junto a la casa de Tomás Allende se encuentra el edificio Meneses, en el número 4 de la plaza. Fue construido entre 1914 y 1915 por los arquitectos José María Mendoza Ussíay José de Aragón Pradera, para uso comercial, excepto el ático, destinado a viviendas.
En el número 6 se encuentra el edificio del Marqués de Amboage, construido entre 1915 y 1916, para viviendas. El promotor fue Fernando Pla y Peñalver y la construcción se encargó al arquitecto Joaquín Rojí López-Calvo. En los bajos del edificio se encuentra un establecimiento que goza con gran tradición en la venta de dulces y caramelos, me refiero a "La Violetera".
Continuamos por la Carrera hasta el Teatro Reina Victoria, en el número 24, haciendo esquina con la calle Echegaray. El teatro fue inaugurado el 10 de junio de 1916 por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, representándose el vodevil “El Capricho de las Damas”. Durante la II República se llamó Victoria, en 1936 recibió el nombre del dramaturgo Joaquín Dicenta, recuperando su primitivo nombre, una vez finalizada la Guerra Civil. El Teatro fue construido en el solar que ocupaba la “Cervecería Inglesa”, donde acudían a sus tertulias, prestigiosos literatos y escritores como: Jacinto Benavente, Benito Pérez Galdós, o Leopoldo Alas “Clarín”. Fue construido por iniciativa de José Juan Cadenas que encargó al arquitecto donostiarra José Espelius Anduaga los planos. El edificio fue inaugurado en junio de 1915, representándose distintos géneros: primero operetas, después zarzuelas y por último comedias.
Cruzando la calle Echegaray, frente al Teatro, se encuentra el Hotel Santander, rebautizado con el curioso nombre de "Casual Madrid del Teatro". Forma parte de un edificio construido a comienzos del siglo XX.
En el año 1842 desde Jijona, con 21 años, llega a Madrid Luis Mira para establecer su negocio, una tienda de turrones, producto de su tierra. Primero lo hizo en la Plaza Mayor, hasta que en 1855 consiguió abrir una tienda en el número 30 de la Carrera de San Jerónimo con el nombre de “Casa Mira”. Actualmente, el negocio persiste con el rótulo de "Hijos sucesores de Luis Mira".
Un poco mas adelante, junto donde nuestra calle se junta con la de Cedaceros, estuvo el Hospital pontificio y Real de San Pedro, también llamado de San Pedro de los italianos, fundado en 1538, y así llamado por dar hospedaje y refugio a los viajeros e inmigrantes italianos.
En el número 15 encontramos el Palacio del Marqués de Miraflores, mandado construir por Antonio Pando Brigas Arnaiz y Peña para su residencia personal, que encargó la construcción al gran arquitecto Pedro de Ribera que levantó el edificio entre los años 1731 y 1732. La denominación de Palacio del Marqués de Miraflores procede de 1817, tras la concesión de este título por el rey Fernando VII al Tercer conde de Villapaterna, Carlos Francisco de Paula de Pando y Álava Dávila. La seña de identidad de Ribera se plasma en la barroca puerta principal, con un balcón coronado por un escudo. En 1920, el arquitecto Eduardo Gambra y Sanz añade una nueva planta, conservándose, del palacio original sólo la fachada de la Carrera de San Jerónimo, a excepción del cuarto piso. Los descendientes del marques, continuaron viviendo en el edificio hasta el año 1942, fecha en que venden el palacio a la Empresa Atlántica S.A., para sus oficinas en Madrid. En 1976 el palacio es declarado monumento nacional. Posteriormente el edificio fue es adquirido por ATHENA, realizándose entre 1991 y 1995, una reestructuración del edificio por los arquitectos Julián Colmenares y Jorge Alberto Tersse Giani. En marzo de 1999 es adquirido por Mutua Madrileña. Actualmente el antiguo palacio también alberga la sede de Casa Asia en Madrid.
En el número 32, esquina a la calle Ventura de la Vega, una placa nos recuerda que allí se efectuó, el 13 de mayo de 1896, la primera proyección cinematográfica en Madrid. Esta tuvo lugar en los bajos del Hotel Rusia. El Hotel Rusia ya es historia y en su lugar se han habilitado viviendas y el Centro de Salud de la zona. El edificio fue construido en 1866 y en 1869, llegó el Gran Hotel Rusia, considerado uno de los más elegantes de la época. En los bajos del edificio, se encontraba el célebre bazar “Los diamantes americanos”, que abandonó el edificio en 1892, el Hotel transformó el espacio en un gran salón comedor.
En la manzana comprendida entre la Carrera de San Jerónimo, la calle del Baño (hoy Ventura de la Vega) y calle de Santa Catalina, se levantaba el convento de la Concepción de monjas bernardas, conocido como el de las monjas de Pinto. Debido a la insalubridad del lugar, las monjas enfermaban, por lo que se informó al Arzobispo de Toledo de la conveniencia de trasladar el Convento, así el Convento se trasladó a la Carrera de San Jerónimo en septiembre de 1588. El nuevo edificio se construyó por iniciativa del arzobispo de Toledo y del duque de Lerma, que tenía su propio palacio junto al Convento. Llegó a ser tan popular, que este espacio se conocía como Barrio de las Monjas de Pinto. El Convento fue derribado como consecuencia de la desamortización de Mendizábal en 1837 y las monjas se trasladaron al convento del Sacramento, situado en la calle del Sacramento.
Junto al Hotel Urban, se encuentra la Casa de Rivas, ocupando parte del antiguo solar del Convento de las monjas Bernardas, Francisco de las Rivas, encargó en 1846 al arquitecto José Alejandro y Álvarez el proyecto de su nueva residencia. Fue el arquitecto José María Guallart, el encargado de llevar a cabo las obras de construcción del edificio introduciendo algunos cambios en el proyecto original, desde entonces se le conoció popularmente como “Casa de la Lujuria”. Permaneció como residencia de los herederos de Francisco de las Rivas hasta el año 1951 año en que fue vendido al Banco de Crédito Industrial para instalar su sede central. En el año 1991 el edificio queda integrado en Argentaria, hasta que, en 1998, el edificio es adquirido por el Estado para destinarlo a las nuevas dependencias del Congreso de los Diputados.
Llegamos al Congreso de los Diputados, en este emblemático lugar, se construyó en el año 1594 el convento del Espíritu Santo, de Padres Clérigos Menores, Congregación fundada en Nápoles en el año 1588. Figura en el plano de Pedro Texeira de 1656 el primitivo edificio, reemplazado por otro construido en 1684, en los terrenos propiedad del marqués de Távara. El convento llegó a ser uno de los edificios más importantes de la Carrera debido a las reformas efectuadas por el arquitecto Manuel de la Peña y Padura en 1816 una vez concluida la Guerra de la Independencia para reparar los desperfectos ocasionados durante la contienda. El convento sufrió un pavoroso incendio en 1823, cuando asistía a misa el duque de Angulema, el militar francés que al frente de los cien mil hijos de San Luis acabó con el trienio liberal. Hay fuentes que insinúan que el incendio pudo ser provocado para acabar con la vida del duque. En el año 1834 la reina Regente María Cristina ordenó habilitar la iglesia del convento para acoger la reunión de las Cortes Generales. Las obras fueron encargadas al arquitecto asturiano Tiburcio Pérez Cuervo, quién proyectó una arquitectura porticada de orden dórico neogriego, destacando un arco de triunfo, quedando una entrada monumental, con escalinata de acceso vigilada por dos leones sobre pedestales.
En 1837, cuando los progresistas accedieron al poder, entendieron que el viejo edificio no reunía las condiciones de seguridad para acoger a la cámara popular, por lo que decidieron la construcción de uno nuevo. Su historia y descripción en el siguiente enlace: Congreso de Diputados
La Casa de la Marquesa del Valle, ocupaba una manzana formada por la Carrera de San jerónimo, la calle Jardines (Marqués de Cubas), calle del Sordo (Zorrilla) y calle Fernanflor, pertenecía a doña Magdalena de Guzmán, quien, en 1624, mandó construir un pasadizo entre su casa y el Convento del Espíritu Santo, como se aprecia en el plano de Texeira. La marquesa cedió unos terrenos a la Congregación del Espíritu Santo en el año 1599.
Hemos alcanzado el Paseo del Prado y en la esquina con la Carrera de San Jerónimo, podemos contemplar el actual Palacio de los duques de Villahermosa (Museo Thyssen-Bornemisza).
Frente al Congreso de los Diputados, estuvo el convento de dominicas de Santa Catalina de Sena, fundado en 1510 para el cuidado y educación de hijas de familias nobles. Ocupaba la manzana comprendida entre la Carrera de San Jerónimo, y las calles de Santa Catalina y del Prado. Su fundación se debe a doña Catalina Téllez, camarera de Isabel la Católica en un edificio situado frente a la Casa del Tesoro, junto a la puerta de Valnadú, aproximadamente en la actual calle de Carlos III. En 1574 las monjas se trasladaron a un nuevo edificio, en la plaza de los Mostenses, donde permanecieron hasta 1610, cuando el duque de Lerma las traslada al antiguo Hospital General de la Carrera de San Jerónimo, junto a su palacio.
En el año 1808, José Bonaparte, ordena derribar el convento y las monjas se trasladan a la calle Mesón de Paredes (antigua Cabestreros), en un edificio propiedad del duque de Medinaceli. En 1966 se construye un nuevo convento en la calle Leonor de Austria. Con el nuevo traslado de las monjas, el edificio de Cabestreros fue derribado en 1973, dando lugar a la plaza de Cabestreros.
Nada más cruzar la calle del Prado, se encontraba el Convento de San Antonio del Prado. El duque de Lerma, en 1606, cedió un terreno junto a su palacio para casa profesa de los jesuitas, pero estos se trasladaron a la calle Mayor, al edificio que sería convento de San Felipe Neri, por lo que el convento de la calle del Prado fue ocupado por los capuchinos de San Antonio del Prado, en el 1609 quedando bajo la advocación de San Antonio de Padua. Fue el duque de Lerma el primer patrón del convento, pasando con posterioridad el patronato a los duques de Medinaceli. Donde se juntaban las calles San Agustín y el Prado, el duque de Lerma mandó construir en 1615, un pasadizo, para unir dicho convento con el convento de Santa Catalina de Sena. Tenía forma de arco, y unía la tribuna que el duque tenía en el Convento de los Capuchinos, hasta la tribuna que poseía en el Convento de Santa Catalina. Así podía acceder desde su palacio a los dos conventos sin salir a la calle. El convento fue desalojado con la desamortización de Mendizábal, no obstante, la iglesia siguió funcionando hasta su derribo en 1890.
Como hemos visto, el duque de Lerma construyo su palacio en la esquina del Prado con la Carrera de San Jerónimo, ocupaba una manzana entre la Carrera de San Jerónimo, el Paseo del Prado y las calles Huertas, Jesús, Cervantes y San Agustín. Fue mandado construir por el duque en la primera década del siglo XVII y heredado posteriormente por los Medinaceli, sus descendientes. Los terrenos sobre los que se levantó el palacio eran conocidos por “Quinta del Prior” y “Huerta del Duque”. En la finca se disponía de espacio para lidiar toros y en sus amplios jardines se representaban obras de teatro.
Durante la Guerra de la Independencia, el ya palacio de Medinaceli fue incautado por los franceses causando graves destrozos. A la muerte del quincuagésimo duque de Medinaceli en 1873, su viuda se traslada al Paseo de Recoletos esquina a la Plaza de Colon. El palacio del Paseo del Prado se fue deteriorando, siendo vendido a finales del siglo XIX. Al desaparecer el palacio, desapareció también el convento de San Antonio, transformándose toda la zona con la prolongación de la calle Cervantes hasta el paseo del Prado y la calle de Jesús, hasta la actual Plaza de las Cortes con el nombre de Duque de Medinaceli. Hoy podemos contemplar edificios grandiosos y la Plaza de las Cortes, con la estatua de Cervantes en el centro de esta. En el espacio del desaparecido convento de Santa Catalina de Siena, hoy está el Hotel Villa Real edificado en el siglo XIX.
En la Plaza de las Cortes, haciendo esquina con la calle Duque de Medinaceli, el segundo marqués de Amboage mando construir, en 1913, un edificio de viviendas, proyectado por el arquitecto Joaquín Roji López-Calvo. Edificio que pasó a ser propiedad de la Aseguradora Plus Ultra desde los años 40 del pasado siglo. En la actualidad, el edificio es propiedad de Groupama Seguros. En este edificio destaca un reloj con carrillón, inaugurado el 20 de diciembre de 1993 por la infanta Pilar de Borbón. Compuesto por 18 campanas de diferentes tamaños y 5 figuras móviles de la época Goyesca. Figuras diseñadas por Antonio Mingote.
Al final de la Carrera de San Jerónimo, se encuentra el Hotel Palace, construido en el solar que dejo el Palacio de Medinaceli, en la esquina entre el Paseo del Prado y la Carrera de San Jerónimo.
En la Plaza de las Cortes, contemplamos una estatua de Miguel de Cervantes, colocada en 1835 y costeada por Manuel Fernández Varela. En el 2005 siendo alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón, se solicita a los arquitectos Siza Hernández de León y Riaño Rueda y Terán que proyecten la remodelación de la Plaza. Las obras finalizan en 2011. Durante las obras, al mover la estatua de Cervantes, el 5 de diciembre de 2009 unos operarios encontraron una cápsula del tiempo con cuatro tomos de El Quijote del año 1819, monedas y retratos de Isabel II entre otras personalidades de la época, un libro de la vida de Cervantes y otras publicaciones, textos legislativos, manuscritos, y varios paquetes con objetos aún sin identificar. distintas piezas de la vida de Cervantes. Tras la remodelación, la estatua se coloca en el centro de la plaza. Todos los hallazgos se custodian actualmente en el Museo Arqueológico Regional en Alcalá de Henares.
La primitiva idea de levantar una estatua a Miguel de Cervantes se debe a José Bonaparte que ordenó su construcción mediante decreto en 1810. La realización de la obra fue ganada en concurso público por el escultor Antonio Solá. El pedestal original sobre el que descansaba la estatua fue rechazado y en su lugar el arquitecto Isidro González Velázquez, diseño uno nuevo. Los relieves laterales fueron obra de Francisco Piquer con temas relativos a Don Quijote y Sancho. La estatua fue inaugurada en el año 1833 en la Plaza del Conde de Barajas, en recuerdo al Comisario general de Cruzada, Manuel Fernández Varela que tenía allí su palacio. Será en 1835, cuando la estatua se traslade a la Plaza de las Cortes.
Para la realización del presente artículos se ha consultado: NOTICIAS Tradiciones y Curiosidades – LAS CALLES DE MADRID de Hilario Peñasco y Carlos Cambronero.
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