Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona desde 1131 a 1162
Nació en Barcelona entre los años 1113 o 1114, fue conde de Barcelona, Gerona, Osona y Cerdaña, y príncipe de Aragón, que en la época significaba primus inter pares. Hijo de Ramón Berenguer III y de Dulce I de Provenza. En 1131, al morir su padre, recibe el condado de Barcelona. Acudió el 26 de mayo de 1135, a León, con motivo de la coronación de Alfonso VII, como Imperator totius Hispaniae (Emperador de toda España) ante el legado pontificio y los principales nobles de España y el sur de Francia, incluyendo musulmanes.
En agradecimiento al apoyo prestado a Ramiro II de Aragón en contra de Alfonso VII de León, aquel le ofreció a su hija Petronila, que por entonces tenía un año de edad, en matrimonio. La boda (a pesar de la enorme diferencia de edad) se celebró en Lérida, el mes de agosto de 1150. Los acuerdos matrimoniales se establecieron según el derecho aragonés, bajo la forma de Matrimonio en Casa. Esto supone que, en el caso de no haber heredero varón, el esposo cumple la función de gobierno, pero no la de cabeza de la casa, que solo se otorgará al heredero.
El 13 de noviembre de 1137, Ramiro II de Aragón, depositó en su yerno el reino pero no la dignidad real, firmando este en adelante como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón. Más adelante renunció al gobierno, pero no al título de rey, pues seguía siendo el Señor Mayor de la Casa de Aragón en tanto que su nieto Alfonso no cumpliera la mayoría de edad. De esta manera, Ramiro salvó la monarquía, a la vez que se unían el reino de Aragón y el condado de Barcelona. Tras la citada concesión del rey Ramiro a Ramón Berenguer, quedaba pendiente la cuestión de los derechos sobre el territorio de Aragón estipulados en el testamento del rey Alfonso el Batallador, quien había querido dar el reino a las órdenes del Santo Sepulcro, los caballeros Templarios y los Hospitalarios, si bien los barones feudales no respetaron este testamento en todos sus términos.
Una de las prioridades del príncipe Ramón Berenguer fue resolver esa cuestión, por lo que se iniciaron negociaciones, con representantes de la Orden del Hospital, alcanzándose en 1140 un acuerdo por el que, la Orden cedía a Ramón Berenguer, conde de Barcelona y a sus legítimos sucesores y descendientes, de la parte del reino de Aragón que le correspondía según el testamento del rey Alfonso, con la expresa condición, del derecho para construir iglesias y centros propios en diversas poblaciones y que, en el caso de que el príncipe muriese sin descendencia, dicho territorio sería devuelto a los Hospitalarios. Acuerdos de cesión similares fueron concertados posteriormente con los caballeros del Santo Sepulcro, en 1141 y con los Templarios. Esta cesión de las tres órdenes fue confirmada por bula del papa Adriano IV en 1158.
Es un hecho que los barones del reino de Aragón y del reino de Pamplona, ambos reinos incluidos en el testamento de Alfonso I el Batallador, juraron fidelidad a Ramiro II el Monje y a García el Restaurador. Aunque el testamento de Alfonso I el Batallador no fue respetado y, así, Ramiro II de Aragón no solo ejerció la potestad regia entre 1134 y 1137, sino que se reservó la dignidad de rey hasta su muerte en 1157, circunstancia no cuestionada por Ramón Berenguer IV.
Ramón Berenguer IV y su esposa Petronila residieron, con frecuencia, en el palacio condal de San Pedro de Vilamajor, que había sido hecho construir por los condes de Barcelona, Ramón Berenguer y Berenguer Ramón, en el siglo XI. Aquí se crió el futuro rey Alfonso II, creyéndose incluso, que hubiera nacido en este lugar, aunque al parecer, nació en Huesca.
Ramón negocia con Alfonso VII, la devolución de las tierras ocupadas por los castellano-leoneses a la muerte de Alfonso I el Batallador, tío de su mujer. Además, recibir ayuda para reincorporar el reino de Navarra a la Corona de Aragón. En 1140 firmó en Carrión un pacto de ayuda mutua y de retirada de las tropas de Alfonso VII del Ebro, a cambio del vasallaje del conde-príncipe. También se realiza una acción conjunta contra Navarra que no tiene efecto. En 1151, ambos reyes firmaron el Tratado de Tudilén para, renovar la alianza anti-navarra, y repartirse el Al-Ándalus, reservándose la corona de Aragón, las tierras de Valencia, Denia y Murcia, por las cuales Ramón Berenguer habría de rendir homenaje a Alfonso VII.
El hijo que tuvo con Petronila, Alfonso, sería el primer titular de la unión de ambos territorios, conocido como corona de Aragón. Por el lado aragonés, la nobleza, las órdenes militares y la caballería popular luchan por recuperar las posesiones perdidas a manos de los almorávides en la Batalla de Fraga en 1134, recuperándose Alcolea de Cinca, Chalamera y Sariñena en 1141; Daroca en 1142; y Ontiñena en 1147. Por el lado catalán, con la ayuda del conde Ermengol VI de Urgel, Ramón conquista la Taifa de Tortosa en 1148 y de Lérida un año después, a al-Muzaffar. Siurana, encumbrada en las Montañas de Prades, fue el último reducto musulmán en Cataluña, ya que resiste hasta 1153 cuando es reconquistada por Beltrán de Castellet. Estas reconquistas forman el territorio que más tarde se llamaría Catalunya Nova (Cataluña Nueva). También hizo grandes expediciones por tierras de Murcia (1144) y Valencia (1146), y una brillante participación en la conquista de Almería (1147).
En 1143 ayudó a Guillermo VI a recuperar Montpellier de la cual había sido expulsado por una revuelta nobiliaria. En 1153 fundó el Monasterio de Poblet, para celebrar la reciente reconquista de Tolosa.
A la muerte de su hermano Berenguer Ramón I de Provenza, asume la regencia de su sobrino, Ramón Berenguer III de Provenza. Continúa las luchas contra el linaje de los Baus, aliados de Tolosa. En 1156 colabora con Enrique II rey de Inglaterra y duque de Aquitania en la lucha contra Tolosa. Tras aliarse con Inglaterra, decide orientar su política hacia el bando gibelino, fraguando la boda de su sobrino Ramón Berenguer III de Provenza con una princesa de dicha facción. Concertó un encuentro con Federico Barbarroja, el cual había a su sobrino, los derechos sobre Provenza, pero murió de camino a Turín, el 6 de agosto de 1162, en el burgo de San Dalmacio de Génova.
Hizo sus últimas voluntades el 4 de agosto, dos días antes de morir, las cuales fueron publicadas en la ciudad de Huesca el 11 de octubre del mismo año, en presencia de la reina Petronila y varios magnates aragoneses y catalanes, eclesiásticos y seglares. En dicho testamento nombra a su hijo Ramón o Alfonso, conde heredero universal de todos sus Estados y honores de Aragón, Barcelona y demás, excepto el condado de Cerdaña, que da a su segundo hijo Pedro, nombre con el que era conocido Ramón Berenguer IV de Provenza, junto con el señorío de Carcasona y otros dominios, con la condición de que Pedro rinda homenaje a su hermano Alfonso II de Aragón, y detallando en qué orden tenían que heredarse los honores entre los hijos en caso de muerte de alguno o falta de ellos a la de heredar. Establecía que, de morir Alfonso sin descendencia, el trono pasase a Pedro. Si muriese éste sin descendencia, el heredero sería Sancho, su hijo menor. A su esposa la reina Petronila le dejó para manutención las villas y castillos de Besalú y Ribas. Su capilla la deja a la iglesia de San Rufo de Lérida. Finalmente, deja a sus hijos bajo la tutela de Dios y de Enrique rey de Inglaterra, gran amigo suyo. En 1164 la reina Petronila hizo donación del Reino de Aragón a Alfonso, completando la unión de los dos territorios en la persona del hijo mayor de Berenguer, el futuro rey de Aragón y conde de Barcelona Alfonso II.
Su cuerpo fue trasladado de Génova al Monasterio de Santa María de Ripoll donde fue enterrado, tal y como dispuso en 1141. El sarcófago estaba adornado y recubierto de muchas planchas de plata, que fueron saqueadas por los franceses en la invasión de junio de 1749, además de remover el cuerpo incorrupto y una espada muy larga que encontraron dentro. Quedó solo el esqueleto íntegro del conde, hasta 1835, cuando los migueletes de Isabel II de España pegaron fuego al monasterio.
En Ripoll habían sido enterrados, hasta entonces, varios Condes de Barcelona desde Wifredo el Velloso, siendo Berenguer el último enterrado allí. Su hijo Alfonso, teniendo que escoger ser enterrado en el mausoleo paterno en Ripoll, o ser enterrado en el mausoleo conyugal del Monasterio de Sijena, escogió el primero. Su testamento específica que, en caso de haber conquistado Valencia en vida, debía ser enterrado en El Puig (Valencia), el cual ya había donado al monasterio de Poblet en febrero de 1176, deseo expresado también por su hijo Pedro II de Aragón y muerto también sin cumplirlo.
Del matrimonio con Petronila de Aragón tuvo a: El infante Pedro de Aragón, que murió antes de 1158, quizá poco después del alumbramiento; El infante Alfonso II de Aragón, rey de Aragón y conde de Barcelona; El infante Pedro de Aragón, quien en 1173 será nombrado conde de Provenza por su hermano Alfonso II, como Ramón Berenguer IV de Provenza; La infanta Dulce de Aragón, casada en 1175 con el rey Sancho I de Portugal; El infante Sancho de Aragón, conde de Cerdaña desde 1168, y tenente de Provenza entre 1181 y 1184.
Tuvo también un hijo natural: Berenguer, muerto en 1212 y de madre desconocida, fue abad de Montearagón y arzobispo de Narbona.
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