Sancho I, dinastía de Borgoña
Había nacido en Coimbra, el 11 de noviembre de 1154. Era hijo de Alfonso I Enríquez, al que sucede en el trono el año 1185, tras su muerte. Desde muy joven, su padre le iniciará en labores de gobierno, y en las acciones militares, razón por la cuál, con tan sólo doce años, encabeza una expedición militar -en la que estuvo a punto de caer prisionero de los leoneses- contra Ciudad Rodrigo, localidad que se hallaba en poder de Fernando II de León. En el año 1170 fue nombrado caballero por su padre, que aquejado por múltiples dolencias, fue delegando progresivamente en él, los asuntos del reino. En el año 1178, siendo aún príncipe, inició Sancho, una expedición de saqueo por la Andalucía occidental, llegando a los arrabales de Sevilla, tras la cual volvió a Portugal con un cuantioso botín. En el año 1184, un año antes de ascender al trono, defendió la recién conquistada ciudad de Santarem, de los ataques almohades, con notable éxito. En el año 1174 contrajo matrimonio con doña Dulce de Aragón, hija de Raimundo Berenguer IV.
Tres días después de morir su padre, Sancho I es coronado rey de Portugal en Coimbra, con lo que Portugal se reafirmaba, como un estado soberano e independiente de León, del que se había independizado, como vimos en su biografía, gracias a Alfonso I Enríquez. Consolidado el reino y sus estructuras administrativas, Sancho I se volcó en repoblar su territorio y sanear las menguadas arcas del tesoro regio, esquilmadas por las continuas guerras y conquistas del anterior reinado. Sancho I demostró una gran habilidad en labores económicas, saneó las rentas de la Corona, al tiempo que estimulaba la industria nacional, a fin de satisfacer las necesidades el país. Gracias a su capacidad ahorradora, atesoró una gran fortuna que fue guardada en diferentes fortalezas del país -Coimbra, Évora, Belver y Alcobaça-, fortalezas vigiladas por diferentes órdenes militares. Fortuna que fue distribuida en su segundo testamento entre sus hijos y demás dignidades de la Corona.
Con todo, su labor más destacada fue la repobladora, especialmente en las tierras orientales del actual Portugal. Concedió una serie de ventajosos fueros a los primigenios concejos, para atraer pobladores estables a las zonas del sur que la Corona iba incorporando en su avance, como las de Gonveia, Covilhá, Viseu, Avó, Bragança, etc., todas en los años 1186 y 1187. Entre 1192 y 1195 reanudó su política repobladora y de otorgamiento de fueros, de los que se beneficiaron poblaciones como: Penacova, Marmelar, Pontével, Povos y San Vicente de Beira. Sancho I otorgó importantes privilegios a los habitantes de estos concejos fronterizos, tales como la exención de pagar la contribución para construir y reparar castillos y fortalezas reales, y del oneroso pago del portazgo y demás impuestos de tránsito, amén de bastantes ventajas de orden militar y financiero. Así atrajo a numerosos colonizadores extranjeros, sobre todo de origen franco; aunque, quienes más se favorecieron de la política de concesiones y repoblación, fueron las órdenes militares de los hospitalarios, dueños de fortalezas como el castillos de Belver, los templarios, gobernantes de la margen derecha del río Tajo y de gran parte del Alentejo, o los calatravos, que se beneficiaron con enormes extensiones y castillos en la Extremadura portuguesa.
Sancho I fue un rey pacífico, mas amante del diálogo que de las armas, que sólo utilizó cuando su reino fue amenazado, o cuando tenía la posibilidad de sacar algún beneficio territorial, como ocurrió en el año 1189, cuando aprovechó la escala hecha en Lisboa por los cruzados de la Tercera Cruzada, para atacar, junto con las tropas frisonas y danesas, toda la costa del Algarve y tomar el importante enclave almohade de Silves, el cual perdió al año siguiente, junto con Alcácer, Palmela y Almada. Tuvo un serio enfrentamiento con el autoritario papa Inocencio III, debido al pago del censo a la Santa Sede, al que se había comprometido su padre, Alfonso I Enríquez, cuando enfeudó, en 1143, su reino al Pontificado a cambio del apoyo de la Santa Sede en su pretensión de independizarse del reino de León. Aunque Sancho I se reconcilió antes de su muerte con el papa, el problema subsistiría en los reinados siguientes. También se enfrentó con los obispos de Oporto y de Coimbra, por sobre quién debía ostentar la sede primada de la Corona-, problema que se solucionó en el año 1209, gracias a la mediación del obispo de Zamora, quien llegó a un acuerdo con el obispo de Oporto. Falleció en Coimbra, su ciudad natal, el 26 de marzo de 1211.
Consumado poeta y lector, Sancho I cultivó y propulsó la vida cultural de su reino; bajo su mecenazgo fueron introducidos en la corte toda una pléyade de estudiosos del Derecho Romano, sufragando de su propio bolsillo los estudios de destacados portugueses en las universidades de Montpellier y de París.
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