Alfonso II el Casto o el Trovador, rey de Aragón desde 1164 a 1196
Había nacido en Huesca, en marzo de 1157, y falleció en Perpiñán el 25 de abril de 1196. Fue rey de Aragón y conde de Barcelona. Aunque siempre se le nombra Alfonso, desde su nacimiento fue designado por los nombres de Alfonso y Ramón indistintamente.
En agosto de 1162 falleció su padre Ramón Berenguer IV, y en su testamento le confirió la potestad regia, es decir, la capacidad de reinar en Aragón y Barcelona. Su primer acto fue dar su confirmación a los Fueros de Zaragoza, ante notables aragoneses y catalanes. A continuación, como hicieran su abuelo Ramiro II y su padre, viajó por el reino de Aragón para recibir el homenaje de fidelidad de los vasallos de dicho reino.
Llega a Calatayud el 1 de septiembre de 1162, acompañado por los obispos de Tarragona, Barcelona, Zaragoza y Tarazona, además del conde de Pallars y otros magnates aragoneses y catalanes, quienes constituirán el consejo de regencia que gobernaría durante su minoría de edad. El 27 de septiembre el rey Fernando II de León es aceptado como tutor de Alfonso y de su reino por los notables aragoneses y catalanes, a la vez que el rey leonés reconoció a Alfonso como rey de Aragón y conde de Barcelona. En octubre, la reina Petronila convocó una Curia en Huesca, y se hicieron públicas las últimas voluntades de Ramón Berenguer, en ellas se puso de manifiesto que el rey Enrique II de Inglaterra había sido designado como tutor.
En enero de 1163 ya se le denomina rey de Aragón, marqués de Lérida y de Tortosa, el 24 de febrero obtuvo el juramento de los habitantes de Barcelona como súbditos; a partir de entonces recorrió toda la llamada Cataluña vieja obteniendo la fidelidad de sus vasallos. El 25 de abril de ese año son los habitantes de Tortosa quienes le juran vasallaje.
Petronila seguía siendo la reina, hasta que el 18 de junio de 1164 hizo la renuncia de la corona en su hijo. En dicho documento Petronila, reina de Aragón y condesa de Barcelona, le hizo donación, mencionándole rey de Aragón y conde de Barcelona. Alfonso II juró como rey de Aragón en Zaragoza el 1 de noviembre de ese mismo año, desde entonces Alfonso fue rey de pleno derecho y siendo reconocido por el papa. Sus dominios, tras la incorporación posterior del reino de Valencia y desde la última década del siglo XIII, comenzarán a recibir la denominación de Corona de Aragón, aunque entre los siglos XII y XIV, la expresión más extendida fue la de Casal d'Aragó.
Alfonso II se casó en Zaragoza con Sancha de Castilla, el 18 de enero de 1174, con 16 años, edad en la que según el Derecho Canónico, un hombre casado alcanzaba la mayoría de edad. Además, fue armado caballero y pudo actuar al frente de su reino sin la tutoría de los magnates que la habían ejercido desde 1162.
En 1166, Ramón Berenguer III de Provenza, murió durante el sitio de Niza, dejando solo una hija, Dulce. La regencia aragonesa, alegando la falta de descendencia masculina, consiguió que el condado de Provenza fuera a parar a manos de Alfonso el Casto, que era primo hermano de Ramón Berenguer III. A pesar de eso, la casa de Tolosa siguió actuando en la zona, hasta que en 1176 Alfonso el Casto concertó la Paz de Tarascón con Ramiro V, por este tratado se estableció que, a cambio del pago de treinta mil marcos de plata, el conde de Tolosa renunciaba a sus pretensiones sobre Provenza. Esta paz supuso el fortalecimiento en Occitania de la posición de Alfonso.
Al darse cuenta de que el condado era una región alejada de Aragón y Cataluña, rodeada de posesiones del conde de Tolosa, Alfonso II encargó el gobierno de Provenza a su hermano Pedro, (Ramón Berenguer IV de Provenza), concediéndole el título de conde, aunque no renunció a sus derechos, ya que Ramón Berenguer IV de Provenza regía el condado únicamente como delegado de su hermano. Durante la crisis de la Santa Sede, apoyó de forma inequívoca al papa Alejandro III en contra de los antipapas.
En 1181 el conde de Tolosa invadió las tierras del vizconde de Narbona y Ramón Berenguer IV de Provenza fue asesinado cerca de Montpellier. Alfonso II nombró ahora conde de Provenza a su hermano Sancho, pero tuvo que destituirlo en 1185 por haber realizado tratos ilegales con Tolosa y Génova. En 1192, tras volver de la cruzada, Ricardo Corazón de León se alió con Ramón V de Tolosa contra Alfonso II, este consiguió fortalecer sus posiciones, al concertar el matrimonio de su hijo Alfonso con Gersenda de Sabrán, hija de Guillermo VI de Forcalquier, antiguo aliado de Ramón V de Tolosa. La paz de 1195, firmada entre Alfonso y Ramón VI de Tolosa, hijo y sucesor de Ramón V, puso fin a este conflicto.
Al abdicar Petronila en 1164 en su hijo Alfonso, la península ibérica ocupó una posición secundaria frente a Occitania durante el reinado de éste. El rey de Aragón se implicó en el juego político de los reinos cristianos con el fin de conseguir la reanexión de Navarra, separada de Aragón desde la muerte de Alfonso I de Aragón en 1134. Por otra parte, también dirigió ataques contra el Al-Ándalus, para obtener tributos o ganancias territoriales.
En 1162 la regencia aragonesa concertó una alianza entre Alfonso II y Fernando II de León para repartirse Navarra. Sin embargo, en 1168, se estableció una tregua con Sancho VI de Navarra. Al quedar pacificado el frente navarro, se inició un ataque contra Castilla, aunque fue un fracaso que condujo a la Paz Perpetua de Sahagún en 1170, firmada por Alfonso VIII de Castilla y Alfonso el Casto. Además, según un acuerdo estipulado en el Tratado de Lérida de 1157, el rey de Aragón tuvo que contraer matrimonio con Sancha, tía de Alfonso VIII.
El rey Ibn Mardanis de Murcia, que dominaba todo Xarq al Ándalus (zona oriental), asediado por los cristianos y por los Almohades, se convirtió en tributario de Aragón. En 1169 la regencia comenzó la conquista de la Matarraña y la ocupación de los territorios al sur de Aragón en 1171. Se fundó Teruel, base para ataques contra Valencia. En 1172, muerto Ibn Mardanis, Alfonso II asedió Valencia, tras concertar una alianza con el nuevo rey sarraceno, el rey de Aragón, de acuerdo con el emir de Valencia, atacó Játiva y Murcia, de donde se tuvo que retirar a raíz de una incursión de Navarra en las fronteras de Aragón.
La Paz de Sahagún de 1170, y el aumento de poder de Castilla, supeditó la actuación de Alfonso II a los designios de Alfonso VIII; de esta forma, a cambio de colaborar en la conquista de Cuenca en 1177, que era anexionada a Castilla y bloqueaba las posibilidades expansivas de Aragón, Alfonso II obtuvo del rey de Castilla la renuncia del vasallaje aragonés para Zaragoza. Se firmó el Tratado de Cazorla, por el cual, en la futura expansión por el al-Ándalus, Alfonso II cedió la conquista de Murcia a Castilla, a cambio de que Alfonso VIII suprimiera el vasallaje de los reyes de Aragón por Valencia, una vez la conquistaran.
En 1175, el valle de Arán pasa a formar parte de la Corona de Aragón, mediante el Tratado de Amparanza (de amparo o Emparança, en catalán) firmado por el rey Alfonso II con los habitantes del valle, que se separaban del condado de Cominges. Entre 1181 y 1186, Alfonso II concentró sus esfuerzos en la Provenza y en el Mediterráneo.
Alfonso II se distanció de Alfonso VIII; el rey de Castilla había abandonado una alianza pactada con el rey de Aragón de repartirse Navarra, una vez anexionada La Rioja; mantenía pretensiones territoriales en las fronteras aragonesas y había realizado tratos con Federico Barbarroja. Por eso, en 1190, Alfonso II llegó a un entendimiento con Navarra, León y Portugal, enemistados también con Castilla. Tras la derrota de Alfonso VIII en Alarcos, en 1195, animó el avance almohade, las indicaciones del Papa Celestino II, empujaron a Alfonso II a negociar una operación conjunta con Alfonso VIII de Castilla contra los musulmanes, operación que nunca llegó a realizarse.
Dentro de la Corona de Aragón, durante el reinado de Alfonso II se consolidó la estructura jurídica y territorial de lo que sería Cataluña: se establecieron las veguerías como división comarcal, se definieron los límites del territorio en la Asamblea de Paz y Tregua de 1173, y promovió la elaboración de los inventarios de los derechos condales (Liber Feudorum Maior, hacia 1194).
Ante la duda de ser enterrado en el mausoleo paterno del Monasterio de Ripoll, o en el mausoleo conyugal del Monasterio de Sigena, se decantó por el Monasterio de Poblet, evitando levantar suspicacias. Según su testamento, en caso de haber conquistado Valencia en vida, debía ser enterrado en El Puig (Valencia), lugar que había donado al Monasterio de Poblet en febrero de 1176, deseo expresado también por su hijo Pedro II de Aragón y muerto también sin cumplirlo. El rey Alfonso II fue enterrado en la pared del presbiterio, en una caja. Tras la reforma de las sepulturas reales impulsada por Pedro el Ceremonioso, el sepulcro quedó instalado en el primer arco del conjunto escultórico.
De su matrimonio con Sancha de Castilla, nacieron: Pedro II de Aragón el Católico, rey de Aragón con el nombre de Pedro II y conde de Barcelona con el nombre de Pedro I; Constanza, casada con Emerico I de Hungría y posteriormente con Federico II Hohenstaufen; Alfonso, conde de Provenza, con el nombre de Alfonso II; Leonor, casada con Ramón VI de Tolosa; Sancha, casada con Ramón VII de Tolosa; Sancho; Ramón Berenguer; Fernando y Dulce. En su testamento, Alfonso II dispuso que sus territorios se repartieran entre sus dos hijos: Pedro y Alfonso.
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