Constanza de Portugal, esposa de Fernando IV


    Nacida el 3 de enero de 1290, era hija de Dionisio I rey de Portugal y de Isabel de Aragón y Sicilia. En septiembre de 1291, Sancho IV de Castilla y Dionisio I de Portugal firmaron un acuerdo por el cual el infante Fernando, hijo de Sancho y la infanta Constanza hija de Dionisio, contraerían matrimonio cuando la edad así lo permitiera, pues en esa fecha Constanza contaba con veinte meses de edad.

    Tras las Cortes de Valladolid de 1295, la reina María de Molina se entrevistó en Ciudad Rodrigo con Dionisio I, volviéndose a confirmar que Fernando IV contraería matrimonio con la infanta Constanza de Portugal, y a su vez la infanta Beatriz de Castilla, hija de María de Molina, se casaría con el infante Alfonso, heredero del trono portugués. Compromiso que volvió a ratificarse en el tratado de Alcañices.

    Así pues, después de tantas confirmaciones contrajeron matrimonio el 23 de enero de 1302 en la ciudad de Valladolid. Poco después, en 1307, nacería su hija primogénita, la infanta Leonor. Durante las Cortes de Valladolid de 1307, Fernando IV intentó refrenar los abusos de la nobleza, corregir la administración de justicia y aliviar la presión fiscal que soportaban los castellanos.

    En abril de 1311, hallándose en Palencia. calló enfermo Fernando IV, se le trasladó a Valladolid, con la oposición de la reina Constanza, que quería hacerlo a Carrión de los Condes. Durante la enfermedad del rey surgieron discrepancias entre el infante Pedro, Juan Núñez II de Lara, el infante Juan, y don Juan Manuel.

    Mientras el rey se encontraba en Toro, Constanza dio a luz en Salamanca el 13 de agosto de 1311 un hijo varón, que reinaría como Alfonso XI de Castilla. El infante fue bautizado en la Catedral Vieja de Salamanca, encomendándose su crianza y custodia al infante Pedro de Castilla, hermano de Fernando IV.

    En las Cortes de Valladolid de 1312, se recaudaron fondos para la siguiente campaña contra el reino de Granada. Se reorganizó la administración de justicia, la territorial y la local, realizando el rey profundas reformas en todos los ámbitos de la administración, al tiempo que reforzaba la autoridad de la Corona en detrimento de la nobiliaria. Las Cortes aprobaron medios destinados al pago de las soldadas de los vasallos del rey, a excepción de Juan Núñez II de Lara, señor de la Casa de Lara, que se había convertido en vasallo del rey Dionisio I de Portugal.

    Más, el 7 de septiembre de 1312 falleció en Jaén el rey Fernando IV, quedando viuda la reina Constanza de Portugal a la edad de 22 años. Debido a las altas temperaturas, el infante Pedro, hermano del rey, y la reina Constanza, su esposa, decidieron darle sepultura en la Mezquita de Córdoba. El cortejo fúnebre fue presidido por la reina Constanza. El cadáver del soberano fue depositado en la capilla mayor del templo catedralicio, y se dispuso que seis capellanes fueran cada noche a rezar ante el sepulcro, al tiempo que en el mes de septiembre se llevaría a cabo el aniversario por la muerte del rey, a perpetuidad.

    Al tener conocimiento de la muerte del rey Fernando IV, el infante Juan de Castilla "el de Tarifa" y Juan Núñez de Lara, solicitaron a la reina María de Molina, que se hiciese cargo de la tutoría de su nieto Alfonso XI de Castilla, que contaba un año de edad, pero que no se hiciese cargo de ella el infante Pedro de Castilla, hermano de Fernando IV. La reina se negó a hacerse cargo de la tutoría y les solicitó que hablasen de ello con su hijo, el infante Pedro. Juan Núñez de Lara intentó entonces apoderarse del niño rey, que se encontraba en Ávila. Sin embargo, se lo impidieron las autoridades de la ciudad. El infante Juan y Juan Núñez de Lara, que se encontraban en Burgos, convocaron a los ricoshombres, procuradores y concejos del reino en Sahagún, al tiempo que el infante Pedro obtenía de la reina María de Molina la tutoría de Alfonso XI durante su minoría de edad.

    El infante Juan, ante la proximidad del infante Pedro de Castilla, le ofendió ante diversos testigos, provocando con ello que el infante decidiese marchar contra ellos. El infante Juan y sus acompañantes enviaron entonces al infante Felipe de Castilla, hermano de Pedro, a parlamentar con este, quien reprochó a su hermano por formar parte del bando del infante Juan de Castilla "el de Tarifa". El infante Felipe de Castilla presentó a su madre, la reina María de Molina, las proposiciones del infante Juan, consistentes en que ella fuese tutora del rey Alfonso XI junto con el infante Pedro y el infante Juan, a lo que ella accedió.

    El infante Pedro de Castilla, acudió a las Cortes de Palencia de 1313 acompañado de un ejército, reclutado en Asturias y Cantabria, en este bando militaban su tío Alfonso Téllez de Molina, hermano de María de Molina, Tello Alfonso de Meneses, hijo del anterior, Rodrigo Álvarez de Asturias y Fernán Ruiz de Saldaña, entre otros ricoshombres. Los principales partidarios del infante Juan de Castilla "el de Tarifa" eran el infante Felipe de Castilla, Fernando de la Cerda y Juan Núñez de Lara. Una vez reunidos en la ciudad de Palencia, durante las Cortes, la reina viuda Constanza de Portugal, retiró su apoyo al infante Pedro y lo pasó al infante Juan, procediendo don Juan Manuel, nieto de Fernando III de Castilla, de igual manera. Ante el temor de disputas, por iniciativa de la reina María de Molina, los infantes Pedro y Juan y sus acompañantes abandonaron la ciudad, el infante Pedro se alojó en Amusco, el infante Juan en Becerril de Campos, la reina Constanza en Grijota, y María de Molina en Monzón de Campos. Mientras que los prelados y procuradores del reino partidarios del infante Pedro y de María de Molina acordaron reunirse en la iglesia de San Francisco de Palencia, y los partidarios del infante Juan lo harían en el convento de San Pablo de Palencia. Los partidarios del infante Juan no se avinieron a ningún acuerdo y nombraron tutor al infante Juan, al tiempo que el otro bando nombraba tutores a la reina María de Molina y al infante Pedro.

    Las Cortes de Palencia de 1313 dieron origen a dos ordenamientos: uno de ellos otorgado por el infante Juan, como tutor de Alfonso XI, a los concejos de Castilla, León, Extremadura, Galicia y Asturias, lugares en los que predominaban sus partidarios; y el otro promulgado por la reina María de Molina y por su hijo, el infante Pedro, como tutores conjuntos de Alfonso XI, y fue librado a petición de los concejos de Castilla, León, Toledo, las Extremaduras, Galicia, Asturias y Andalucía. Deduciéndose que el infante Juan llevaba cierta ventaja en el número y calidad de los próceres, así como el infante Pedro y la reina María de Molina en prelados, maestres de las Órdenes Militares, y representantes de los concejos.

    Terminadas las Cortes, Alfonso de Valencia y su padre el infante Juan de Castilla "el de Tarifa" ocuparon la ciudad de León, al tiempo que el infante Pedro se apoderaba de la ciudad de Palencia, dirigiéndose después a Ávila, donde se hallaba el rey Alfonso XI. Ambos bandos intentaban alcanzar un acuerdo definitivo sobre quién debía ser tutor del rey, interviniendo en las negociaciones los Maestres de las Órdenes de Santiago y Calatrava, así como don Juan Manuel. El infante Pedro partió hacia Granada a fin de socorrer a su rey, contra quien se había sublevado el hijo del rey de Málaga. El infante Pedro tuvo conocimiento de la derrota del rey granadino y, durante su regreso a Castilla, tomó el castillo de Rute.

    El día 18 de noviembre, después de haber hecho testamento, en el que nombraba albaceas a sus padres, los reyes de Portugal, falleció la reina Constanza de Portugal a la edad de veintitrés años, lo que motivó que el infante Juan y sus partidarios se decidiesen a pactar con la reina María de Molina, ofreciéndole el cargo de tutora del rey en los territorios en los que habían declarado tutores a ella y a su hijo el infante Pedro, al tiempo que el infante Juan de Castilla "el de Tarifa" desempeñaría las funciones de tutor del rey en los territorios que le apoyaban, aceptando la reina María de Molina la proposición.


    Después de su defunción en la ciudad de Sahagún, el cadáver de la reina Constanza de Portugal recibió sepultura en el monasterio de San Benito el Real de Sahagún, donde había recibido sepultura Alfonso VI de León y varias de sus esposas. El cadáver fue depositado en un sepulcro, colocado en el crucero de la iglesia, al lado de los sepulcros de las esposas de Alfonso VI. Su sepulcro debió ser destruido durante el incendio que sufrió el monasterio en 1810, durante la invasión napoleónica, o bien durante la exclaustración y desamortización del monasterio de San Benito el Real, llevada a cabo en 1835.

    Fruto de su matrimonio con Fernando IV de Castilla, nacieron tres hijos: Leonor de Castilla, esposa de Alfonso IV de Aragón, asesinada en 1359 en el castillo de Castrojeriz por orden de su sobrino Pedro I de Castilla, hijo de su hermano, Alfonso XI. Alfonso XI de Castilla, sucedió a su padre en el trono de Castilla; y Constanza de Castilla, que falleció en la infancia siendo sepultada en el desaparecido Convento de Santo Domingo el Real en Madrid, siendo trasladados sus restos mortales en 1869, a la cripta de la iglesia de San Antonio de los Alemanes, donde reposan en la actualidad.



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