Los dragones vikingos


Los arqueólogos han descubierto en el asentamiento de Birka (Suecia) un broche que corresponde con un molde hallado hace 150 años. La primera referencia aparece en Birka, en 1887, asentamiento vikingo situado en la isla de Björkö, en el lago Mälaren, allí se descubrió un molde que representaba la cabeza de un dragón. Fue durante unas excavaciones en el Earth Harbour, punto clave en las rutas comerciales de la época vikinga. Casi 150 años después, nuevos trabajos iniciados en 2015 han sacado a la luz la parte que faltaba en esa historia, un pequeño alfiler decorativo que estaba incrustado en los sedimentos y que salió de ese antiguo molde, confirmando la existencia de un ‘estilo Birka’ raro y único. 

El poblado, una de las pocas ciudades de época vikinga (que era mayoritariamente rural), es uno de los mejor conservados. Birka fue fundada en el siglo VIII, convirtiéndose en poco tiempo en un importante centro de comercio de artículos decorativos y de lujo. Se calcula que, en el siglo IX, el asentamiento tenía una población permanente de unos 1.500 habitantes, que se podía elevar a 8.000 cuando los comerciantes llegaban para los mercados estacionales. Birka fue abandonada hacia entre el 960 y el 970, desbancada por Sigtuna, también ubicada a orillas del lago Mälaren. 


Una serie de pequeños objetos de bronce que representan cabezas de bestias o de dragones han sido encontrados en los mercados de época vikinga alrededor del Báltico. Su función no está clara, pero su distribución en importantes centros de poder y su rareza muestran que son especiales. No todo el mundo podía tener uno. Los análisis apuntan que este alfiler de Birka fue producido a mediados del siglo IX. Los rizos de hierro en la cabeza del dragón sugieren raíces estilísticas que se remontan al período Vendel. Mientras esas cabezas de dragón de tipo báltico están muy extendidas a lo largo de las rutas comerciales del mar Báltico, el de Birka parece que fue distribuido solo en la parte este de Escandinava. El artefacto pesa 13,5 gramos y tiene 45 milímetros de largo. Muestra una boca abierta con dientes afilados y la lengua curvada, así como un borde perlado que representa una melena rizada. Fue fundido en una aleación rica en estaño, con una pequeña cantidad de plomo añadido, lo que lo convierte en un objeto bastante raro. El estaño, dicen los investigadores, era el metal base más similar al color de la plata. Este alfiler, además, tiene una conexión con los mascarones de proa de los barcos de gran tamaño. 


La literatura nórdica antigua hablaba de los “barcos del dragón” (drekar), la designación de estos buques de guerra como drekar deriva de la práctica de colocar cabezas de dragón talladas (drekahǫfuð) en la proa de los barcos (stál), mientras que en la popa se podía esculpir una cola (sporðr). El mascarón de proa del barco funerario Ladby, fechado en el año 900 y encontrado en la isla de Fiona (Dinamarca), es el que tiene mayor interés. Aunque la madera se ha descompuesto casi por completo, este esbelto buque de guerra tenía 21,5 metros de longitud. Pese a que la tumba fue saqueada, sobrevivieron una fila de espirales de hierro que formaba parte de la decoración en la proa y que muy probablemente fue montada como ornamentación de una cabeza de dragón.

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