Valencia ciudad musulmana

 


LA CIUDAD

 

Siguiendo los cánones de una ciudad medieval, musulmana y mediterránea, el recinto amurallado de Valencia encerraba un apretujado caserío con calles estrechas y tortuosas, callejones sin salida, pequeñas plazas y rincones. Debido a que el espacio siempre era reducido, los numerosos talleres artesanos y las tiendas era diminutos. Desde buena mañana, en el aire se mezclaban los olores a pan recién cocido, a cuero, a especias, a madera, siempre según los barrios donde estuvieran ubicados los distintos gremios. Pero no siempre, los olores, eran agradables, porque, aunque algunas de sus casas gozaban de desagües a la acequia de Rovella, la mayoría de las calles, solo disponían de un canalillo central para que las aguas residuales fueran a parar a la Vall.

        

Valencia era una Madina musulmana (ciudad fortificada), desde donde se ejerce el poder. En el centro de la ciudad se encuentra la mezquita mayor, junto al palacio real, siendo el eje de la vida ciudadana. En torno a este espacio se desarrollaba la actividad comercial, además de los fanádiq, especies de posadas donde, además de dar alojamiento a los viajeros, se almacenas las mercancías que traen a vender sus huéspedes; también se encontraban en esta zona, los baños, los hornos, las madrasas (colegios), talleres, y el resto de mezquitas.

         Valencia era el centro de la vida política, social, económica y religiosa del extenso territorio que la rodeaba. Fuera del muros que la servía de defensa, se encontraban los arrabales (arrabaad, barriada extramuros).

         Tanto dentro de la Madina, como en los arrabales, sus habitantes de agrupaban de acuerdo a su credo religioso: musulmanes, cristianos, judíos; pero, sobre todo, por sus profesiones: Carniceros, zapateros, bordadores, alfareros, curtidores, etc.





 

Algunas calles partían de las puertas de la muralla, en dirección hacia el centro de la ciudad, aunque la mayoría del resto, constituían un auténtico laberinto, con calles tortuosas y estrechas, callejones sin salida (atzucacs) y pequeñas plazas. Algunas de esas calles eran tan estrechas que los aleros casi llegaban a juntarse. Una buena parte del trazado urbanístico, aún hoy, podemos encontrarlo en nuestra ciudad, a pesar de que los nombres no han perdurado, ya que las calles se conocían por alguno edificio público allí existente, por el gremio que lo ocupaba, o por el nombre de alguna familia noble allí establecida.

 

Por lo general, las viviendas eran bastante pequeñas, tanto que, tras la conquista, cuando se hizo el Repartiment se concedía dos viviendas por cada beneficiario. Aunque también contaba la ciudad con casas grandes e incluso palacios ocupadas por los más poderosos. Las fachadas de estas residencias apenas contaban con la puerta o portalón de entrada y, a lo sumo, alguna pequeña ventana provista de celosía para que, desde dentro, se pudiera observar el exterior sin ser visto. Solían contar con un patio central provisto de un surtidor, y alrededor naves, estando las habitaciones en la planta superior. Los servicios higiénicos se situaban en sitios disimulados, mayoritariamente, con cortinas. Las casas que, en su parte superior, terminaban en techado, contaban con una galería alta o algorfa; mientras que las que terminaban con una terraza, esta era utilizada para secar la ropa, o para que niños o mujeres pudieran contar con una zona para esparcimiento, a salvo de miradas indiscretas. Las aguas residuales iban a la calle, en algunos casos por un canal central, con el consiguiente mal olor. En el caso de que la casa estuviera cerca de la acequia de Rovella, algún ramal de ella o a la Rambla o Vall (antiguo brazo del río), se hacían llegar allí las inmundicias.

 

Los atzucacs, del árabe az-zuqáq, era un callejón sin salida, aunque también bocacalle o barrio; aunque en Valencia se empleaba este término para definir las callejuelas que no tenían continuación. El residir en un atzucac, no significaba pertenecer a un nivel social inferior. En la actualidad, quedan muchos de estos atzucacs en la ciudad. Si son cortos suelen llevar el mismo nombre de la calle, y si son largos se les asignó un nombre como a otra calle cualquiera.

 

Muchas eran las mezquitas existentes en Valencia, así como zawias. La mezquita no era solo un centro religioso, teniendo también una importante actuación política, social y cultural. Con la llegada de El Cid, este consagró nueve de ellas, que fueron reconvertidas en mezquitas tras la marcha de los cristianos. Con la llegada de Jaime I, dedico al culto cristiano algunas más, entre ellas la Yama’a para catedral, además de otras diez para parroquias. Pero, sin duda, uno de los edificios más importantes de la ciudad fue el Alcázar Real, que, en la época de la taifa, ocupaba el solar del actual Palacio Arzobispal. Fue incendiado por los castellanos, junto a otros importantes edificios, cuando se retiraron en 1102. Fue restaurado brevemente, sobre todo la fachada recayente a la calle Barchilla para utilizarlo como alhóndiga, que es como lo encontró Jaime I. El edificio, en el reparto de propiedades, pasó a ser propiedad de Arnao de Rocafull, de quién pasará en 1241, al obispo de Valencia, siendo desde entonces residencia episcopal.

 

Dentro de los edificios destacables, no puedo olvidar el que fue Palacio de El Cid, que estuvo en donde termina ca actual calle del Salvador, inmediato a la puerta de al-Warráq o Trinidad, y donde Rodrigo estableció su morada.

 

Por último, incluyo un par de enlaces a artículos publicados en mi blog de algunos de los edificios más representativos de Valencia:

Palacio del marqués de Dos Aguas

Casa de la Ciudad

 

 


 

 

LAS PUERTAS DE LA CIUDAD DE VALENCIA

 

En principio hemos de considerar la existencia de las dos puertas que serían las oriundas de la fundación romana: la Saguntina al Norte, y la Sucronense al Sur. Pero como hoy nuestro interés está puesto en la Valencia árabe, nos vamos a centrar en ellas:

 

Báb as-Sari’a: Conocida como Eixedrea, Exeream, Xarea o Xerea por los cristianos. En realidad, esta puerta no era una puerta que diera tránsito de salida o entrada a la ciudad, puesto que solamente se comunicaba con la vecina Musal.la, que era una explanada, situada a extramuros de la ciudad, y que era común a todas las ciudades musulmanas donde tuvieran lugar multitudinarias fiestas religiosas y cívicas. Al parecer ya existía en época romana con el nombre del Pagador. Esta reseñada en la Crónica de Jaime I, en el Libre del Repartiment y en un sinfín de documentos.

Estaba en la actual plaza de San Vicente, en el lugar que ocupa la puerta de la Iglesia de Santo Tomás, cuyo edificio no existía. También, con el paso del tiempo, sería conocida como Puerta d’En Esplugues. Inmediata a la puerta, en el interior, estaba la mezquita de Sabuliya, que daba nombre a la calle que se iniciaba allí mismo, y que fue cedida por el rey Jaime I a 12 de los caballeros que con él participaron en la conquista de la ciudad. Correspondía a la actual calle Trinquete de Caballeros, pero solo hasta la Iglesia de San Juan del Hospital, a la altura de la calle Milagro, que entonces era atzucac, con entrada por calle Avellanas, por lo que no tenía acceso a Sabuliya. La calle que va desde la plaza Sant Bult a la del Temple, se llamó de Xerea hasta hace pocas décadas cuando se le cambió por el nombre actual de José Iturbi.

 

Báb al-Qantara: Puerta del puente. Fue construida a mediados del siglo XI en piedra, sustituyendo a la ya existente de madera y cuyo cometido era el de cruzar el río Turia. La puerta estaba situada en la actual plaza dels Furs, algo más atrás de las actuales Torres de Serranos. Antiguamente se la conocía como puerta Saguntina, Roters, Blanquers, Calderería y Ferrisa, todos nombres de la época cristiana.

 

Báb al-Warráq: Su nombre significa papel o papelero, aunque además puede extenderse su significado a los memoralistas, aquellas personas que, gozando de una buena caligrafía, se dedicaban a copiar libros, documentos o a redactar correspondencia por encargo; trabajando, en la mayoría de los casos, en calles y plazas, escribiendo sobre una mesita muy baja y sentados en una simple esterilla.

Esta puerta tenía barbacana, con establo para las caballerías. Estaba situada al final de la calle Salvador, frente al puente de la Trinidad.

Los cristianos lo llamaron de diversas formas: Bab al Virrach, Bab al Barrac, Bebalharrac, Beb Uarrach, Bab Huarrach, o Bebafarachi; aunque más tarde lo llamaron Porta dels Cataláns, nombre dado por los pobladores de Lleida a los que Jaime I concedió vivienda en sus inmediaciones; también se le nombró Porta de la Fulla y Porta de la Trinitat, a partir de construirse el Monasterio de la Trinidad a la otra parte del río.





 

Báb ibn Sajar o Báb Sajar: A pesar de que la traducción de Sajar es roca, es muy posible que en la época romana se la conociera como de Oriente, de la Aurora, o del Sol. El término Aurora en árabe es sahar, razón por la cual el nombre correcto sería Bab as-Sahar.

Estaba situada cerca de la actual Iglesia del Temple, en la actual plaza del poeta Llorente, protegida por la torre de Alí Bufat, de posible origen romano, que quedaba a la izquierda de la puerta. En esta puerta tremoló el estandarte del rey Jaime I, colocado por los musulmanes de la ciudad, como prueba de aceptación de las condiciones pactadas para su rendición. Tras la conquista de la ciudad, a esta puerta se la llamó: Puerta del Cid, Puerta de Marina o Puerta del Temple.

 

Báb Báytala: Es la puerta romana conocida como Sucronense, situada en la calle de San Vicente. Posiblemente también fuera conocida como Báb al-Bayt al-Láh o Báb al-Buyut al-Láh, o Casa o Casas de Dios, por su proximidad con una de las mezquitas (Iglesia de San Martín).

En los primeros años después de la conquista árabe, se la llamó Báb Tudmir, por salir de la ciudad en dirección a Orihuela, entonces feudo del conde Teodomiro (Tudmir para los musulmanes).

La puerta tenía una torre albarrana que la protegía, la cual fue atacada por Jaime I durante el sitio puesto a la ciudad, quemándola junto a los 10 defensores, y que será conocida, para siempre, como la Torre Cremada. En el Llibre dels Feits, se precisa su emplazamiento: La torra es la porta de la Boatella, en la carrera de Sant Vicent.

En la puerta habían tarbi’a, pequeñas tiendas y talleres. Para ensanchar la calle de San Vicente se comenzó a demoler el portal de Boatella, el 13 de junio de 1383.

 

Báb al-Qaysariya: Se la supone ubicada frente al Mercado Central, posiblemente en la calle Ercilla, cerca de la actual Lonja. La muy próxima calle del Trench, recibe ese nombre pues, tras la conquista, fue abierta una brecha en el muro, para poder poner una puerta que diera salida al mercado que ya se celebrada en la explanada existente, por lo que podemos pensar que Báb al-Qaysariya ya existía.

El nombre de la puerta procede del barrio vecino que quedaba en el interior de la muralla, donde se vendían sedas y tejidos de calidad. Palabra que, transformada en alcaicería, pasó a formar parte de nuestra lengua, como otras heredaras de los árabes.

 

Báb al-Hanas: Significa culebra. Se supone pudo estar situada en el actual Portal de la Valldigna, que fue construido alrededor del 1400, aunque puede ser más probable que estuviera en la calle Salinas. Hubo un cementerio en su exterior, llamado Maqbara Báb al-Hanas, lo que confirmaría el nombre de la puerta. En algún omento se la denominó como Báb ad-Din (puerta de la Religión).

Según los cristianos tuvo diversos nombres: Báb al Haix, Báb al Janesch o el Jenesch, Babalaix, Babelaix, Bebalhaix o Baldina. También Puerta de la Morería, ya que comunicaba con el arrabal señalado por el rey Jaime I, como residencia de los musulmanes que no quisieron abandonar la ciudad tras su rendición. Por último, también recibió los nombres de Santa Isabel o de la Puritat, nombres ambos tomados del monasterio próximo.

Un hecho destacable fue que, en sus inmediaciones, fracasó El Cid en uno de sus intentos de asalto a Valencia. Otro fue que, por esta puerta, saldría El Cid, tras conquistar la ciudad, para derrotar al ejército almoravid en la Batalla de Quart.

 

 

 

LOS PUENTES SOBRE EL RÍO TURIA A SU PASO POR LA CIUDAD DE VALENCIA

 

Durante el tiempo que duró la presencia musulmana en la ciudad de Valencia, se sabe, con certeza que solo hubo dos puentes, ambos de madera. Las fuertes avenidas con que el Turia castigó a Valencia, los destruía una y otra vez, y mientras de reparaban o se construían de nuevo, los valencianos que tenían necesidad de cruzar el río se veían en la necesidad de caminar aguas abajo, hasta cerca de su desembocadura, donde existía un vado; o bien, dirigirse aguas arriba, hasta las proximidades de Quart, donde existía un puente de época romana. También podían cruzar el río en barca, acción que era muy lenta por el importante tráfico de mercancías.

         Los dos puentes a los que hacemos referencia eran:

 

Puente de al-Qantara: Estaba donde ahora el de Serranos. El primer rey de Valencia, Ab-al Aziz, lo mandó construir de piedra, y aunque ignoramos las fechas exacta, tuvo que ser entre 1030 y 1050.

En la otra parte del puente, la que da a la actual calle Sagunt, tenía dos torres con barbacana que le servían de defensa. El tablero era muy ancho, y en él existían talleres y tiendas. El puente daba paso a la barriada de al-Kudia. En 1088, una terrible avenida del río destruyó el puente y una de sus torres.




 

Puente de Báb al-Warráq: Estaba situado donde ahora encontramos el de la Trinidad, tomando el nombre de la puerta allí existente, por la que se accedía. Como el de al-Qantara, también contaba con dos torres y sus correspondientes barbacanas, para su defensa. El arrabal era al-Yadida (barriada Nueva), posteriormente llamada por los castellanos que con El Cid vinieron: la Villanueva; y Jaime I: la Vilanova.

A partir de su construcción en el 1256, tomó su nombre por el cercano Monasterio de la Trinidad. Era de madera como lo confirma el Llibre del Repartiment. El 16 de abril de 1274, se concedió a Valencia un privilegio, mediante el cual, pudiera recoger ciertos derechos durante dos años, con objeto de poder construir un puente de piedra que sustituyera el de madera, aunque las obras no se llevaron a cabo hasta 1356.

        

 


BIBLIOGRAFÍA

La Valencia musulmana de Vicente Coscollá

WikipediA

Diversos capítulos de mis Blogs Personales: COSAS DE HISTORIA Y ARTE y Una biografía en tu pantalla

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Ramón Martín

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