Puente de Serranos, en Valencia
Caminando por la Vía Hercúlea o Vía Augusta se atravesaba la Edetania, en la que se encontraba la ciudad ya romanizada Valentia Edetanorum (Valencia), que había ido creciendo junto al río Turius o Turia. Esta ruta era ya conocida por fenicios o cartagineses y consolidada por los romanos.
Es lógico pensar que tuvo que existir algún puente fabricado por los romanos, que permitiera vadear el río y poder seguir camino hacia el Norte, puesto que desde la fundación de la ciudad por Junio Bruto Galaico en 138 a.C. hasta el Bajo Imperio transcurren más de cuatro, y es de suponer que se construiría algún puente con ese fin. Aunque no tenemos noticias, es normal que, durante la dominación visigoda, así como en la musulmana, se construirían nuevos o se repararían los romanos. Al llegar al periodo bajomedieval, que aporta viejos puentes góticos, pero del que no queda constancia sobre el río Turia. Aunque este desconocimiento, puede ser debido a las siempre terribles riadas que sufre este río, que acabarían con cualquier obra pontonera.
Llegados al periodo renacentista, entrado el siglo XVI, si hay noticias de la realización de puentes que aún perduran en algunas de sus estructuras. Un claro exponente de esta obra es el llamado Puente de Serranos, que hoy nos ocupa. Llamado así porque era el camino obligado hacia la Comarca de Los Serranos o Alto Turia y que tiene la famosa puerta medieval de la vieja muralla llamada también de Serranos.
Tras la gran riada de 1517, hubo que plantearse la sustitución del antiguo puente, ya que tanto este puente como el de La Trinidad, sufrieron desperfectos. Es cierto que el de La Trinidad solo tuvo unos pequeños desprendimientos, en cambio el Puente de Serranos hubo que sustituirlo por completo en 1518. Sobre la base del anterior puente, probablemente de pilas de fábrica y tablero de maderamen, se ordena, por la administración de la época, la construcción de una obra nueva, que es encomendada a la Junta Vella de Murs e Valls valenciana (lo que sería en la actualidad, la consejería de obras públicas). El proyecto está fechado el 22 de junio de 1518 y se encarga al maestro de obra Juan Bautista Corbera, auxiliado por el escultor Joan Gilart para la decoración de pretiles, templetes votivos y otras esculturas. Al parecer las obras se prolongan hasta el año 1.550 y es considerado el segundo puente más antiguo de la ciudad tras el de La Trinidad.
De este trabajo, no queda constancia o dibujos del proyecto, se efectuaría con tablero horizontal y siete vanos de arcos de medio punto, tajamares y espolones en cuña hasta coronación que permitían descansaderos en calzada y altos pretiles que embocaban hacia la ciudad por la citada Puerta de Serranos. Estos detalles de su construcción, se basan en el excelente trabajo del pintor de corte flamenco Anton van der Wyngaerde, que por encargo de Felipe II viaja por varias provincias haciendo planos y recopilando información urbanística, destacando el dibujo-plano de Valencia realizado en 1.563 y en el que se puede observar el alzado y planta de nuestro puente recién construido.
A principios del siglo XIX, durante la guerra de la Independencia con Francia, los habitantes de la ciudad demolieron los casalicios que había en el puente y arrojaron las imágenes al cauce al no poder utilizarlos como lugares protegidos, desde donde defenderse de los ataques franceses, y nunca han sido repuestos. Una vez acabada la guerra se construyeron escaleras de piedra, para acceder al lecho del río, ya que en ese lugar se celebraba un mercado de caballerías.
Aprovechando la construcción, a finales del siglo XIX, de las alameditas de serranos, un ajardinamiento en la vereda derecha del río, se amplió el puente facilitando su acceso. Es entonces cuando se realiza un cambio de pavimento para poder alojar los raíles del tren de tracción animal, que será eléctrico hasta 1960 para combinar en exclusiva el paso de rodado y peatonal.
La sólida construcción de la Junta de Murs e Valls de 1518, consiguió que el puente resultara indemne a la riada de 1957. En el proyecto de transformación del cauce en el actual Jardín del Turia se designó como uso deportivo al tramo 6 que contiene el puente y que fue desarrollado por el arquitecto Ángel Zurilla. Un eje central vertebra desde entonces el ajardinamiento junto a los campos de deportes y zonas de juegos de niños.
Entre 2005 y 2009 se llevó una profunda rehabilitación, a cargo de Luis Bosch, Ana Navarro, Arturo Martínez, Adolfo Alonso Durá e Ignacio Bosch, previo a su peatonalización en el año 2012. En este proceso, llevado a cabo paralelamente en el puente de la Trinidad, se realizó una consolidación estructural y limpieza con el fin de garantizar su durabilidad futura.
Para el proyecto de rehabilitación el equipo de Bosch se basó en el detallado dibujo realizado en 1563 por Anton van der Wyngaerde en el que se sitúa puente y puerta de Serranos prácticamente en un primer plano, con gran detalle en la delineación de sus elementos. Durante estos trabajos de rehabilitación se hallaron restos romanos de un atracadero del río en las proximidades del puente que reiteran la importancia que ha tenido este punto en la historia de la ciudad de Valencia desde sus inicios.
En la actualidad, consta de un tablero recto que se apoya en estribos consolidados en los muros de contención del cauce; nueve vanos de arcos rebajados, de factura clasicista del primer tercio del siglo XIX con refuerzos de tajamares y espolones al estilo del puente original. Mantiene un acceso al cauce en la medianía del tablero por una vieja escalera de piedra muy deteriorada. La obra está hecha en buen sillar de caliza bien trabajada, regular y asentada a hueso. El tablero con fuertes pretiles de piedra no tiene ninguna decoración. En los arrimaderos que aparecen en la perspectiva de Anton podemos ver el referente de los actuales desde los que poder asomarse al cauce inferior. Junto a la peatonalización del puente se creó una gran plaza entre las Torres y el puente. Para el desvío del tráfico que transitaba por este puente se construyó el último puente ejecutado sobre el río, el popular Pont de Fusta que consta de dos tableros, uno peatonal y otro rodado independiente.
Siendo uno de los principales y primeros accesos a la ciudad es difícil imaginar la cantidad de tráfico que ha soportado ya sea a pie, caballo, carro o vehículo a motor. Ha sido recorrido por comerciantes, reyes y enemigos. Hay pocas expresiones cuyo origen geográfico se pueda localizar con tanta consistencia como A la lluna de València. Según los registros, la puerta de las Torres de Serranos era la última en cerrarse por lo que quedarse en este espacio entre las Torres y el Puente era señal que se te había pasado la hora y te tocaba pasar la noche al raso, bajo la luna.
Para la realización de este artículo se han utilizado varios folletos y publicaciones. Las imágenes, propias del autor.
Ramón Martín
Comentarios
Publicar un comentario