Casa de la Ciudad en Valencia


El primer edificio que tuvieron los regidores de la ciudad recién conquistada por el rey Jaime I, fueron unas casas, situadas entre la Plaza del Palau -o de les Olles- y la Plaza de la Lenya. Estaban situadas delante de la Mezquita mayor. Se ocuparon para que en ellas residiera el Curia o Justicia, además de servir algunas habitaciones como cárceles públicas.

    Se hallaban esas casas enfrentadas a otras que luego serían Palacio Arzobispal. La concesión fue hecha por el rey, el 21 de mayo de 1239, por Privilegio dado en la ciudad de Xátiva.


En dicho edificio se mantuvo la Casa de la Ciudad hasta el 9 de marzo de 1311, fecha en la que Jaime II autorizó el traslado a unas casas situadas en el carrer de Sant Nicolau, junto a la plaza de la Seo. Ocupaban un área limitada por el citado carrer de Sant Nicolau (de Cavallers o Major), el carreró de la Generalitat del Regne, el carrer de la Batlia y el de los Hierros, de la ciudad. Se utilizó parte del nuevo edificio en 1342, y el 1376 se construyó una nueva Sala para el “Consell Secret”, otra para los administradores de los impuestos y otras para diversos usos. Entre 1421 y 1423 se construyó una sala más capaz.

    La Cámara del Consejo Secreto tenía un altar dedicado al Ángel Custodio, patrono de la ciudad de Valencia. En 1396 se levanta una capilla, utilizando parte del espacio de la Cámara, que se amplió a costa de una pequeña cambra que existía entre las Salas de Consejo Secreto y el Racionalato. La capilla realizada por el Mestre Jaume Vicent, que trabajaba en el pabellón del Consolat del Mar, de la vecina Lonja, ya es de estilo renacentista. Jaume Vicent es, muy probablemente, quién realizó los bajorrelieves en madera para una serie icónica de los monarcas de la Casa de Aragón -alguno de los cuales se conservan en el Museo Histórico de la Ciudad-.

    En 1512 se hizo el artesonado de la antecámara del gran Salón del Consell, dorándose, a semejanza de los artesonados construidos en el vecino Palau de la Generalitat.

    La Casa de la Ciudad, una vez terminada, ocupaba un espacio sensiblemente rectangular, con frentes a las calles citadas. La entrada principal se abría a la calle de Cavallers y la trasera a la Batlia. Las cuatro alas del edificio dejaban en su centro un patio. En la fachada principal existían dos torres de sección cuadrada, rematadas por terrazas. Eran muy semejantes a las de la vecina Generalitat.


El edificio era de tres plantas presentando la tercera entre las torres. La tipología era la de las grandes viviendas valencianas. En las torres existía una cuarta estancia. Hay un dibujo, seguramente original, que nos ofrece la Casa de la Ciudad ya remodelada en el Renacimiento y el Barroco, con balcón de hierro a todo lo largo de la fachada y coronamiento de bolas como las del cercano Palau. Sobre este dibujo se basó el conocido grabado de Ernesto Furió que se ha reproducido muy a menudo, como de la época.

    Una de las cárceles de la ciudad estuvo, como se ha dicho, en los sótanos de la Curia primitiva. También ocupó esas estancias en la nueva Casa a las que se dotó de agua corriente, interviniendo el maestro Juan del Poyo, que lo era de la ciudad. El edificio padeció dos incendios, uno en 1423 y otro en 1585, que comenzó en la prisión de la Torre más cercana al Palau de la Generalitat. Visto el incremento que tomaba el fuego, los Diputados autorizaron que los obreros que trabajaban en el Palau, ayudaran a apagar las llamas. El incendio consumió ingentes cantidades de documentos, retablos y otras obras de arte.

    En el siglo XIX se encontraba en bastante mal estado de conservación, por lo cual el Consistorio, deseando también, contar con espacios más amplios, decidió ocupar la llamada “Real Casa Enseñanza del Arzobispo Mayoral” situada en la calle del mismo nombre, antes carrer de Renglons. En 1854 los concejales trasladaron allí las oficinas municipales y ocuparon ese edificio y el área contigua o solares del antiguo Convento de San Francisco. Allí en 1906, dan comienzo las obras del actual Ayuntamiento ateniéndose al proyecto presentado por los arquitectos Carlos Carbonell y Francisco Mora. El día 30 de junio de 1906, el alcalde de Valencia, don José Sanchís Bergón, colocó la primera piedra del nuevo Ayuntamiento, cuyas obras no se interrumpieron hasta 1936.


El traslado hacia los nuevos locales auspició el derribo del viejo edificio, concluyéndose en 1860. En ese derribo se trataron todos los elementos, tanto nobles como vulgares como si fueran escombros, desapareciendo azulejos, frescos, lápidas, puertas, etc. Algunas -muy pocas- piezas se salvaron. Una de ellas fue el artesonado de la Sala Dorada -hoy instalado en La Lonja-; la reja de hierro -colocada en la Capilla del mismo edificio-, el cuadro de Espinosa que representa el Juramento de la Ciudad sobre el Misterio de la Inmaculada Concepción y algunas otras obras de arte.
Ramón Martín

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