Edith la Hermosa, esposa de Haroldo II, rey de Inglaterra

 


Edith Swannesha nació posiblemente en el año 1025, para morir, también posiblemente, en el año 1086. Es conocida por ser la esposa, a la manera danesa de Haroldo Godwinson, aunque, a veces, es confundida con la reina consorte de Haroldo Godwinson, llamada Edith de Mercia, hija del conde Aelfgar de Mercia.

    Edith dio a luz varios hijos de Haroldo y fue su esposa de acuerdo con el derecho consuetudinario danés (una unión civil, no canónica) durante más de 20 años. A pesar de que la Iglesia no la consideró la esposa de Haroldo, no hay ningún indicio de que sus hijos fueran tratados como ilegítimos. Una de sus hijas, Gytha de Wessex, recibió el tratamiento de princesa, contrayendo matrimonio con el gran duque de Kiev Vladímir II Monómaco. A comienzos del año 1066, Haroldo se casó con Edith de Mercia, viuda del príncipe galés Gruffydd ap Llywelyn, a quien había derrotado en batalla, aunque, según la mayoría de los historiadores modernos, fue por conveniencia política, ya que, al estar Mercia y Gales, aliadas contra Inglaterra, este matrimonio fortaleció la posición inglesa en dos regiones muy problemáticas, además de ofrecer a Haroldo un matrimonio considerado legítimo por el clero, a diferencia de su antiguo matrimonio more danico con Edith la Hermosa. La historia la recuerdan por ser la encargada de identificar el cuerpo de Haroldo tras la Batalla de Hastings del 14 de octubre de 1066, cuando el cadáver, horriblemente mutilado después del combate contra el ejército normando de Guillermo el Conquistador, y, pese a que Gytha Thorkelsdóttir, madre de Haroldo, rogó al vencedor de la batalla que le entregara el cuerpo a fin de darle sepultura; a lo que el duque normando se negó, a pesar de que Gytha ofreció el peso de su hijo en oro. Fue entonces cuando la hermosa Edith llegó al campo de batalla caminando a través de la carnicería para poder identificar el cuerpo de su amante por las marcas en el pecho que sólo ella conocía. Gracias a la identificación de Edith, los monjes de la abadía de Waltham pudieron darle cristiana sepultura. Heinrich Heine relata esta escena en el conocido poema El campo de batalla de Hastings de 1855, donde Edith, cuello de Cisne es el personaje principal y el poeta afirma que las «marcas que solo ella conocía» eran mordeduras de amor.


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Ramón Martín

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