Fernando I , rey de León desde 1037 a 1065 y conde de Castilla desde 1029 a 1065
Se desconoce la fecha de su nacimiento. Era hijo de Sancho Garcés III, rey de Navarra y de doña Muniadona de Castilla, hija de Sancho García y hermana del también conde de Castilla, García Sánchez.
El 13 de mayo de 1029 el conde de Castilla García Sánchez fue asesinado, por miembros de los Vela leoneses, en el pórtico de la iglesia leonesa de San Juan Bautista, a donde había llegado con la intención de celebrar sus esponsales con Sancha, hermana de Bermudo III de León. Sancho Garcés III tomó posesión del condado en nombre de su esposa doña Muniadona. Al parecer, en ese mismo año Sancho Garcés III le dio el condado a su segundo hijo Fernando Sánchez, futuro Fernando I el Magno. Al parecer no ejercicio el gobierno efectivo hasta la muerte de su padre en el 1035.
Existía una disputa entre el reino de León y el condado de Castilla por los territorios entre el Pisuerga y el Cea, pero al fallecer Sancho III el Mayor, Bermudo III se sintió fuerte y se lanzó sobre los territorios. Fernando I a la muerte de su padre, se autoproclamó primer rey de Castilla, lo cual escandalizó a Bermudo III, que organizó una campaña contra Castilla, caso con Jimena, última hija de Sancho García, mientras Fernando I consciente de su inferioridad ante una coalición entre leoneses y navarros, solicitó ayuda de su hermano García Sánchez III, rey de Navarra, este se la cedió a cambio de territorios. Mientras tanto, Bermudo avanzó hasta los alrededores de Burgos, donde se encontró con las tropas castellanas, era el 1 de septiembre de 1037 cuando se produjo la batalla de Tamara de Campos, en la que Bermudo III fue herido por una lanza, falleciendo en el campo de batalla.
Quedaba así el reino de León en manos de su hermana Sancha, esposa de Fernando I, el cual tomó el gobierno el 22 de junio de 1038 de manos del obispo Servando en la iglesia de Santa María de León, realizándose así la primera unificación de ambos reinos, a pesar de la oposición de un sector de la nobleza leonesa. Al poco las relaciones entre Fernando y su hermano García Sánchez se enturbiaron, algunos historiadores dicen que por celos, otros por reivindicación de los territorios que Sancho III el Mayor había hecho a Navarra y otros lo achacan al posible interés de Fernando I en asesinar a su hermano García Sánchez III durante la visita que le realizó cuando éste se encontraba enfermo en Nájera. Lo cierto es que las relaciones empeoraron hasta el punto de que Fernando I aprovechó una visita de su hermano para encarcelarle en Cea.
García Sánchez logró escapar y buscó una alianza con gascones y musulmanes para emprender una operación de castigo contra Burgos. Ambos ejércitos se encontraron en Atapuerca el 1 de septiembre de 1054, García Sánchez III falleció en la batalla y Fernando I recuperó los territorios hasta la ría de Bilbao y las gargantas de Pancorbo. En el mismo campo de batalla, Fernando nombró rey de Navarra a su sobrino e hijo de García Sánchez, Sancho Garcés IV, el Despeñado.
Las cosas estaban tranquilas en el norte y Fernando entonces dirigió su mirada hacia el sur. El califato cordobés se desintegraba y consideró que era el momento de emprender nuevas conquistas. En el año 1055 emprendió una campaña contra la Taifa de Badajoz, donde reinaba Muhammad al-Muzaffar, durante tres años de peleas Fernando I tomó Viseo y Lamego, y castillos como los de Gormaz, Berlanga, San Justo, Güermes o Santa Mera. Sus ataques le reportaron grandes beneficios económicos y una notable posición respecto a los reinos musulmanes.
El 24 de julio de 1064, tras seis meses o siete años, en esto no se ponen de acuerdo los historiadores, conquistó Coimbra, quedando la frontera fijada en el río Mondego. Al mismo tiempo declaró la guerra a los reyes de Zaragoza, Toledo, Sevilla y Valencia. Tras lograr que Ahmed I al-Mugtadir, rey de Zaragoza, empezase a pagarle parias en 1061, atacó a Abul Hassan Yahya Ibn Ismail de Toledo, más conocido como al-Ma'mum en 1062, arrebatándole Uceda, Salamanca, Guadalajara, Alcalá de Henares y Madrid. El 1063 el rey de la Taifa de Sevilla, al-Mutadid, prometió rendir homenaje a Fernando I y entregarle importantes cantidades de dinero, Fernando le exigió las reliquias de Santa Justa, al no encontrarlas al-Mutadid le compensó entregándole el cadáver de San Isidoro, que fue trasladado a la iglesia leonesa de San Juan Bautista (Colegiata de San Isidoro de León).
Henchido de poder, Fernando I se dirige entonces contra el único reino que aún no había reconocido su soberanía. A finales de 1064 dirige sus hombres contra Abd al-Malik al-Muzaffar, rey de la Taifa de Valencia, poniéndola sitio en los primeros días de 1065. El ejército musulmán era indisciplinado y estaba mal organizado, solo las formidables murallas de Valencia explicaban la formidable resistencia. Ante la imposibilidad de rendir la ciudad, Fernando simuló una retirada y cuando Abd al-Malik salió en su persecución, el ejército castellano-leonés presentó batalla con todas sus fuerzas en terrenos de Paterna, siendo una victoria total para las huestes de Fernando.
Al poco Fernando I se sintió enfermo, por lo que emprendió rápidamente el regreso a León, donde falleció el 27 de diciembre de 1065. Recibió sepultura en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León. En su testamento no respetó ni el derecho visigodo, ni el leones que impedían dividir las posesiones reales, siguió los principios jurídicos navarros de considerar el reino como un patrimonio familiar, repartiendo el reino entre sus hijos:
-Sancho II el Fuerte, su primogénito, heredó Castilla.
-Alfonso VI el Bravo, el reino de León y Asturias.
-García, el reino de Galicia y los terrenos conquistados en Portugal.
-Urraca, la ciudad de Zamora.
-Elvira, la ciudad de Toro.
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