La Campaña de Melilla de 1909

 


Eran muchos los interesados en los yacimientos de hierro de Beni Bu Ifrur, en el Rif oriental. Enrique McPherson, y su socio Alfonso del Valle, hicieron estudios geológicos entre los años 1905 y 1907 en los yacimientos de hierro de Uixán, a consecuencia de lo cual McPherson, constituyó en mayo de 1907, el Sindicato Español de Minas del Rif, y junto al comerciante de carne Clemente Fernández, presentaron una petición al sultán para poder explotar dos minas —una de plomo y otra de hierro—, situadas en la cabila de Beni Bu Ifrur. Pero había otros grupos españoles interesados en los yacimientos el Rif, particularmente la Razón Minera G. y A. Figueroa, de la familia Romanones, y los dos grupos rivales se unieron y fundaron en junio de 1908 la Compañía Española de Minas del Rif, mientras se constituía un grupo francés, el 21 de agosto de 1907, la compañía Norte Africano, que explotaría la mina de plomo de Afra.

      La concesión minera dada a estos dos grupos conllevaba la construcción de un ferrocarril para transportar el material hasta Melilla, por lo que las obas de construcción comenzaron, por parte española, en la primavera de 1908, no sin la hostilidad de los calibeños. El 8 de octubre de 1908, los calibeños efectuaban un ataque contra unos cincuenta trabajadores españoles que operaban en la instalación de dicho ferrocarril y que tuvieron que huir a Zeluán, desde onde fueron escoltados hasta Melilla. La reanudación seguía planteando problemas, ya que el sultán se mostraba reticente a ordenar que se permitiese la continuación de las obras. Mientras tanto, el gobierno francés, presionado por los grupos colonialistas, amenazaba con enviar tropas para proteger los trabajos de las compañías mineras. Razón por la cual el gobierno español hubo de plegarse a las exigencias de las compañías mineras y permitir, sin contar con el beneplácito del sultán, a continuar las obras del ferrocarril, que eran reanudadas el 7 de junio de 1909. Un mes más tarde, un grupo de rifeños abrieron fuego cerca del barranco de Sidi Musa, situado en la falda oriental del Gurugú, contra los trabajadores que operaban en la construcción de un puente en Beni Enzer, muy cercano a Mar Chica, causándoles varios muertos. El resto de obreros pudieron huir en una locomotora, salvando los seis kilómetros que les separaban de Melilla. El teniente coronel Enrique Baños, del regimiento de África, al enterarse de la noticia, reunió dos compañías y se trasladó al lugar de la agresión, a donde llegaría un poco más tarde el general Marina, comandante de la plaza, con tres batallones y una batería montada, ocupando las alturas de Sidi Musa y la posición avanzada de Sidi Ali, tras vencer una fuerte resistencia. Tras lo cual solicitó la autorización del Ministerio de la Guerra para fortificar las posiciones conquistadas, cosa que tuvo lugar el 12 de julio.




        Según testigos, la agresión de los rifeños a los trabajadores había sido una acción provocada con objeto de que las tropas pudiesen salir de los límites del territorio de Melilla y proteger a los trabajadores. Pero en lugar de protegerlos, se esperó a la agresión efectuada por los rifeños para sacar las tropas y castigarlos. Era un pretexto para una acción armada.

        Maura, entonces presidente del gobierno consideraba que España tenía ya bastantes problemas como para emprender una acción exterior, ero las presiones ejercidas por el Ejército y grupos económicos con intereses en las minas del Rif, lo impulsaron a intervenir militarmente en Marruecos. El general Marina desplegó tropas para ocupar posiciones alrededor del lugar donde se había producido la agresión. Las posiciones de Sidi Ahmed El Hach y la de Sidi Musa, se hallaban en el flanco del monte Gurugú, desde donde los rifeños hostilizaban a las tropas. En realidad, todas los posiciones estaban mal defendidas por alturas sin ocupar, como tampoco estaban defendidos los caminos que a ellas conducían. El 12, el 17 y el 20 de julio, los rifeños lanzaron durísimos ataques contra las posiciones españolas, las cuales pudieron rechazarlos a costa de numerosas bajas. El día 22 los ataques llegaron a las puertas de Melilla. El general Marina emprendió una operación ofensiva que consiguió proteger Sidi Musa. Los enfrentamientos llegaron a tal volumen que fue necesario pedir refuerzos.





        Los siguientes movimientos desembocarán en un hecho sangriento para el Ejército Español, el desastre del Barranco del Lobo, el 27 de julio de 1909, que se une a otros combates importantes como fueron: Castillejos, el 1 de enero de 1860; Tetuán, el 4 de febrero de 1860; y Wad Ras, el 23 de marzo de 1860. Aunque, en realidad los combates y disturbios fueron constantes en todo ese tiempo.

        Pero el presidente Moret y su gabinete tenían prisa por acabar con las hostilidades, llegando a una normalización en las relaciones con Marruecos, lo que permitiría reanudar los trabajos en las minas de Uixán. El Sultán se resistía a aceptar las condiciones políticas y económicas de España. El 26 de noviembre las tropas españolas ocupaban Sebt, Ulad Daud y Atlaten, mientras El Muwaz, el 2 de diciembre pedía el retroceso de los españoles. Esta situación se prolongó en el tiempo hasta que, el 23 de julio de 1910, El Mokri fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, que aceleraría las negociaciones, por lo que, García Prieto y El Mokri firmaron en Madrid un nuevo acuerdo.

 

Ramón Martín


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