Iván IV el Terrible (1547 - 1584)
Nació en Kolomenskoie, actual Rusia, el 25 de agosto
de 1530. Debe su apodo a la crueldad empleada en reprimir a sus opositores, aunque
se le debe reconocer el importante papel que jugó en el fortalecimiento de la
nación rusa. Fueron sus padres, el príncipe de Moscú Basilio III y Elena
Glinski. Su abuelo Iván Vasilievich III el Grande, al casarse con Sofía
Paleóloga, sobrina del último emperador de Bizancio, asumió la tradición
imperial, aunque sería Iván IV de Rusia fue el primero de los grandes
príncipes rusos en hacerse llamar oficialmente zar de todas las Rusias.
Cuando
muere el príncipe de Moscú Basilio III, el 3 de diciembre de 1533, Iván tiene 3
años siendo coronado, aunque quién gobernó, como regente, fue su madre Elena
Glinski, aunque cinco años más tarde fue envenenada como consecuencia de las
intrigas entre las familias boyardas. Iván hasta llegar a asumir el gobierno
personalmente, será utilizado tanto por los Glinski, como por las poderosas
familias de los Bielski y los Shuiski. En 1547, una vez cumplidos los 18 años,
asumió el gobierno, aunque con la ayuda de la Rada, un consejo privado
entre cuyos miembros figuraban personajes como el sacerdote Silvestre, su
preceptor Macario y su secretario Alexei Adashev, sin olvidad a la princesa
Anastasia Románov, con quien se había casado en ese mismo año.
Al principio de su reinado, intentó
alejar a la nobleza boyarda, al tiempo que sentaba las bases de una
administración estatal unificada y centralizada y creaba instituciones con
participación popular. Entre los hechos más destacables citaré que: en 1549, convocó
por primera vez los Zemski-Sobor, una especie de estados generales rusos;
en 1550, reunió y codificó las ordenanzas del reino en un código, el Sudiébnik;
y en 1551, convocó un concilio para organizar una Iglesia afín a sus
propósitos. Asimismo, integró a los campesinos a la gleba,
formando su propio cuerpo armado, el de los streltsí, a cuyos miembros
recompensaba con parcelas de tierra, a fin de fortalecer su poder frente al de
la gran aristocracia, además de reorganizar y modernizar el ejército.
Cumplidos los objetivos de esta
primera etapa de su reinado, que, como hemos visto, estuvo dedicada,
fundamentalmente, a la organización interior, Iván IV emprendió una política
expansiva en el ámbito exterior, que lo llevó a las conquistas de Kazán, en
1552, donde no dejó a nadie con vida; y Astrakán, dos años más tarde. También ocupó
el valle del Volga, dispuesto a extender el imperio hasta los Urales y Siberia,
llevada a cabo por Yermak Timoféyevich. Dispuesto a obtener una salida al
Mar Báltico, se volvió contra Livonia, aunque allí chocó con los intereses de
Lituania, Suecia, Polonia y Dinamarca. Las potencias occidentales, temerosas
del auge del nacionalismo ruso, bloquearon el principado de Moscovia impidiendo
así que pudieras recibir ayudas en forma de técnicos y armamento. Esto originó
una prolongación del conflicto que trajo consigo una profunda crisis económica,
lo que motivó la reacción de los boyardos y del clero. La muerte de su esposa, Anastasia
Románov, en 1560 acentuó el autoritarismo de Iván IV, quien mostró los primeros
síntomas psicopáticos que, agravados más adelante, lo llevaron a cometer todo
tipo de atrocidades (a estas se debió el apelativo de el Terrible)
y a una religiosidad exacerbada y próxima al delirio.
Entre 1560 y 1564, valiéndose de
los streltsí, con el propósito de reforzar su poder ante la
aristocracia, Iván IV desencadenó una sangrienta represión contra los boyardos
y el clero, para lo cual prescindió de los consejeros de la Rada. Llegó
a atacar y arrasar, en 1570, las ciudades libres de Novgorod y Pskov, y, el 16
de noviembre de 1581, en lo que parece haber sido un ataque de ira, golpeó
mortalmente con su bastón a su hijo mayor y heredero, el zarévich Iván
Ivánovich, de lo que se arrepentiría llorando amargamente y lo que le produjo
un fuerte arrepentimiento hasta el final de sus días. Esto dejó a su hijo menor
Teodoro Ivánovich, como heredero del trono, quien sería un títere en manos de
los boyardos debido a su falta de carácter y a su escasa inteligencia; un
hombre cuyo gobierno y posterior muerte sin hijos condujo al final de la dinastía
Ruríkida y el consiguiente comienzo del tumultuoso periodo, que llevaría al
establecimiento de la dinastía Románov. Al no encontrar solución para el
conflicto de Livonia, éste se prolongó hasta 1583. Agotadas sus tropas y
acosado por la crisis económica, junto a los problemas sociales y políticos del
imperio, se vio obligado a ceder Livonia a Polonia y las regiones de Ingria y Carelia
meridional a Suecia, renunciando, de esta forma, a su pretensión de disponer de
un puerto en el Mar Báltico.
Iván IV murió en la mañana del 18
de marzo de 1584, cuando se disponía a jugar una partida de ajedrez; siendo enterrado
en la Catedral del Arcángel Miguel del Kremlin de Moscú.
Iván el Terrible tuvo ocho esposas,
a pesar de que, la Iglesia Ortodoxa Rusa solo permitía tres matrimonios:
Anastasia Románovna Zajárina,
hija del boyardo Román Zajarin, el cual le dio nombre a la dinastía de los
Románov. De este matrimonio nacieron seis hijos: Ana, María, Dimitri, Iván,
Eudoxia y Teodoro I.
María Temryúkovna hija
de una noble circasiana, con la que tuvo un hijo, Vasili, y que murió
posiblemente envenenada.
Marfa Vasílievna Sobákina encontrada muerta pocos días después del casamiento, posiblemente envenenada.
Ana
Ivanovna Koltóvskaya, plebeya, que fue encerrada en un convento dos años
después de la boda.
Ana Grigórievna Vasílchikova, también
encerrada en un convento.
Vasilisa
Meléntieva, que tomó un amante, el cual fue empalado y ella encerrada en un
convento.
María
Dolgorúkaya, que no llegó virgen al matrimonio, por lo que fue ahogada al día
siguiente de la boda.
María Fiódorovna Nagaya hija de un okólnichi., con la que tuvo un hijo llamado Demetrio.
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Ramón
Martín
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