Alfonso, rey de Castilla desde el año 1465 al 1468

    Nacido en el año 1453 en la localidad de Tordesillas (Valladolid), y muerto en Cardeñosa (Ávila) en el año 1468. Alfonso de Castilla fue fruto del segundo matrimonio de Juan II, rey de Castilla e Isabel de Portugal. Su hermana era Isabel de Castilla, la futura Isabel la Católica, a su vez Isabel y Alfonso eran hermanastros de Enrique IV, que era hijo del primer matrimonio de Juan II y María de Aragón

    Los primeros años de Alfonso transcurrieron en absoluta tranquilidad hasta que a la edad de 11 años llegó a primera plana de la escena política y cortesana. Debido al descontento de cierta parte de la nobleza con el monarca Enrique IV, entre otros motivos por nombrar a su hija Juana la Beltraneja, heredera del trono, se forma en Alcalá de Henares la Liga Nobiliaria, que comienza una campaña en su contra, para obligar al Rey a cambiar el heredero al trono nombrando a Alfonso. Uno de los miembros de esta Liga, el noble Juan Pacheco, se ofreció a darle la educación necesaria para llevar la corona. Aunque se cree que este ofrecimiento formaba parte de una estrategia que consistiría en tener secuestrado al heredero. Una estrategia nada clara ya que Juan Pacheco se había alejado también de la corte de Enrique IV y había sido uno de los propulsores de la creación de la Liga Nobiliaria, claramente en contra del monarca. Estando en contra del rey y teniendo “secuestrado” al heredero del trono, no está muy clara su posición. Imaginamos que lo que más le interesaba era mantener y ensalzar su propia posición en la corte, ya fuera apoyando a uno o a otro. 

    En 1465 la liga Nobiliaria, no conformada con el nombramiento del heredero por parte de Enrique IV, estableció la “Sentencia arbitral de Medina del Campo”, que contenía una serie de medidas para el mejor gobierno de Castilla. Estas medidas no fueron aceptadas por el Enrique IV y la Liga decide nombrar rey a Alfonso, con el nombre de Alfonso XII, que contaba con tan solo 11 años de edad. Dos reyes, aunque uno “ilegítimo”, una Guerra civil estaba a la vista. 

    En 1467 tuvo lugar la Segunda Batalla de Olmedo entre partidarios de Alfonso y de Enrique, saliendo este último más favorecido aunque tiempo más tarde perdió la ciudad de Segovia en favor de Alfonso. El conflicto sucesorio entre ambos hermanastros terminaría en 1468 con la muerte de Alfonso, a la edad de 15 años y después de haber reinado para sus partidarios durante 3 años. 

    Alfonso de Castilla fue enterrado junto a sus padres, en la Cartuja de Miraflores. En un sepulcro construido por Diego de Siloé. Con motivo de la restauración de la Cartuja de Miraflores, en Burgos, la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León realizó el estudio antropológico de los restos mortales de Juan II y su esposa Isabel de Portugal, que estaban enterrados en la cripta bajo el sepulcro Real, y el estudio de los restos del Infante Alfonso, cuyo sepulcro estaba situado en un lateral de la iglesia. Los resultados de esta investigación confirmaron que los restos que se encontraban en el sepulcro lateral de la iglesia pertenecían al infante Alfonso ya que tenían relación de parentesco con los restos examinados del sepulcro central, donde se encontraban los restos de Juan II y su esposa. Se confirmó también que los restos de Alfonso de Castilla se situaron en un ataúd de madera de nogal y que la estatura del infante era de 1,65 m. 

    Al rey Alfonso le envenenaron y no murió de peste como siempre se había defendido. Así lo acreditan los análisis practicados sobre sus restos. La ciencia acaba de demostrar que lo que tantas veces ha sido sugerido por varias fuentes históricas y por la ficción literaria no es un mero ejercicio de fabulación sino una realidad. Los análisis realizados descartan la presencia en los restos del rey infante de Yersina pestis, el bacilo de la peste, según ha quedado demostrado en los resultados presentados por los expertos de los tres laboratorios implicados en la investigación. 

    Alfonso murió el 5 de julio de 1468, casi un siglo después de la gran epidemia iniciada en 1347, y aunque la época del año era propicia a un rebrote, esta aparición no era ni mucho menos anual sino más bien esporádica y de mucha menos intensidad. Los autores de la investigación no tienen ninguna duda de que fue envenenado, e incluso señalan al posible asesino: Juan Pacheco. 

    La conclusión del trabajo demuestra que el mecanismo de contagio de la peste bubónica en una sola persona, sin existencia de otros afectados en el entorno del rey Alfonso, en un campamento reciente, donde no debían existir madrigueras de rata negra invalidan la opción de que muriera de peste. La otra opción es el veneno y dado que no hubo vómitos ni diarreas o, al menos no se describe en las fuentes documentales, los investigadores consideran que la única opción que queda es la de algún otro germen bacteriano o algún veneno de tipo vegetal. No debemos olvidar que los hombres medievales conocían muy bien los efectos de las hierbas, y a Alfonso se las quisieron suministrar en dos ocasiones. La primera vez la artífice fue la reina Juana cuando el infante se trasladó a la Corte y la segunda fue una amenaza cuando ya era rey. 

    Y es que no hay que olvidar que la muerte del rey Alfonso fue muy oportuna. En el momento de producirse habían fracasado todos los intentos de negociación entre enriqueños y alfonsinos. El hacedor de reyes, Juan Pacheco, había conseguido la titularidad del Maestrazgo de Santiago y no le interesaba que Alfonso —que ya era rey— pudiera ser relegado a su condición de príncipe heredero porque el Maestrazgo volvería a su administración. Siguiendo la crónica de Palencia, la noche en que murió Alfonso, éste tomó su plato favorito: trucha pero, nada más probar bocado, le inundó un profundo sopor del que jamás se despertaría. Los síntomas fueron los siguientes: pérdida del habla o la conciencia e insensibilidad al dolor.

Comentarios

Entradas populares