Enrique VI, rey de Inglaterra desde 1422 a 1461 y desde 1470 a 1471
CASA DE LANCASTER
Nacimiento: El 6 de diciembre de 1421 en el Castillo de Windsor,
Berkshire
Fallecimiento: El 21 de mayo de 1471 en la Torre de Londres,
Londres.
Padres: Enrique
V y Catalina
de Valois.
Reinado: Desde el 1 de septiembre de 1422 al 4 de marzo de 1461 y del 3 de octubre
de 1470 al 11 de abril de 1471.
Era
el único hijo de Enrique
V y
de Catalina
de Francia,
hija de Carlos VI. Al morir su padre tenía ocho meses. Por aquel
entonces, aun habiendo perdido algún terreno en Francia, la posición inglesa,
era bastante favorable, ya que poseían el centro y el norte de Francia,
mientras la Borgoña ―cuyas relaciones con
Inglaterra se habían enfriado un tanto―,
puso sitio a Orleáns, la llave del Mediodía de Francia.
La
entrega de la plaza parecía inminente, pero aparece Juana de Arco en
1429, y los ingleses tuvieron que levantar el sitio de Orleáns. A este fracaso
sucedieron, a pesar de que la captura de Juana no influyó lo más mínimo en
los intereses de Inglaterra, pues el espíritu que había inculcado sobrevivió a
su pérdida, y su suplicio en mayo de 1431, constituyó un nuevo acicate para el
patriotismo francés. En el ejército inglés iban careciendo hombres y dinero,
mientras que en el francés iban apareciendo nuevos generales poco inclinados a
que se repitiesen los desastres anteriores. En 1432 comenzaron las
negociaciones para la paz, que tomaron cuerpo, en julio de 1435, en el gran Congreso
de Arras, aunque las reclamaciones de las dos naciones eran incompatibles,
y se reanudó la guerra.
La
muerte de Bedford en septiembre de ese año fue el golpe para la causa de
los invasores. Borgoña hizo la paz con Carlos VII, y los sucesores de Bedford
fueron constantemente derrotados. París fue reconquistado por los franceses y
la Normandía fue invadida. Se reanudaron las negociaciones de paz, que
condujeron en 1444 a una tregua, durante la cual Enrique contrajo matrimonio
con Margarita, hija de Renato
de Anjou. Había esperanza de que este enlace, junto con la cesión de
Anjou y el Maine, conduciría a una paz permanente, salvándose la Normandía y la
Guyena. Pero, aunque las primeras dos provincias se entregaron en 1448, la
tregua fue violada en 1449, y a fines de 1450 la Normandía era francesa. En
1451 la Guyena siguió la misma suerte, y en 1453 solo quedaba en poder de Inglaterra
la plaza de Calais. Así se ponía fin a aquella desastrosa campaña.
La
coronación de Enrique VI en Westminster, el 6 de noviembre de 1429, puso
término a la regencia de Belford y Gloucester, pero no a las
intrigas de este último. La Cámara de los Comunes no podía intervenir resultados,
ya que los lores militaban en bandos opuestos. La muerte de Belford
privó al rey de la única garantía de paz y Gloucester atacó a Beaufort
con un máximo de violencia, aún mayor que lo había hecho antes de la muerte de
su hermano. En medio de aquellas turbulencias, Enrique alcanzó su mayoría de
edad en 1442, pero era Incapaz de dominarlas, dejando las riendas del poder en
manos del cardenal Beaufort y del conde Suffolk, que hicieron
cuanto les fue posible para asegurar la paz con Francia.
Los
duques de Gloucester y York capitaneaban la oposición, invocando
el ya socorrido tema de las reformas, para infundir vigor tanto en la política interior
como en la exterior. Suffolk había ganado mucho terreno al concluir la
tregua con Francia en 1444, y por medio de la reina Margarita había
adquirido gran ascendiente sobre el rey. La sospechosa muerte de Gloucester
en 1447, seguida seis semanas después por la de su rival Beaufort, junto
con el nombramiento de York como gobernador de Irlanda, dejaba a Suffolk
dueño de la situación. Más esto no podía ser duradero, por el odio que siempre
acompaña a los favoritos, y el fracaso de su política exterior precipitó su
caída en 1450, aunque el rey intentó en vano salvarle. Sus esfuerzos le
acarrearon la impopularidad, y las concesiones hechas a las reclamaciones de
los rebeldes, con Jacobo Cade a la cabeza, únicamente de compás de
espera en la inevitable tempestad que se cernía sobre la corona.
La
pérdida de Francia agotó la paciencia del pueblo, y el nacimiento de un
heredero hizo perder toda esperanza de un cambio de dinastía. Aprovechando el
de York una ligera indisposición mental del rey reclamó el protectorado en
1453. Lo que se le concedió al año siguiente. Pero, habiendo recobrado el rey la
razón en 1455, volvió a tomar el poder. Irritado el duque, se puso al frente de
sus hombres, y en mayo de 1455, con la batalla de Alhans, comenzó la Guerra
de las Dos Rosas. Durante los cuatro años de calma que siguieron a esta batalla,
Enrique lo que pudo para mantener la paz, pero sus esfuerzos fueron vanos. Al
reanudarse la lucha, los yorkistas ganaron la batalla de Northampton, y
Enrique Tuvo que acordar un pacto, mediante el cual su hijo quedaba excluido de
la sucesión, y York era reconocido como heredero al trono en 1460. El
compromiso duró poco, pues York perdió la vida en los campos de Wa
Kefield, aunque su hijo fue proclamado rey, en marzo de 1461, con el nombre de Eduardo
IV.
La batalla de Towton puso término a la lucha durante diez años, y la captura de Enrique en 1465 pareció asegurar el trono a Eduardo IV, aunque cinco años más tarde, una súbita revolución le arrebató la corona, que pasó al prisionero durante poco tiempo ya que, definitivamente, la batalla de Banet destruyó sus esperanzas para siempre. Enrique vivió lo suficiente para saber que su hijo había muerto en Towkesbury, y que su esposa estaba prisionera. Su causa se había perdido.
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