Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1861 y 1865

 


Abraham Lincoln nació el 12 de febrero de 1809, en Hodgenville, condado de Hardin (estado de Kentucky, en una familia de colonos originaria de Norwich (Inglaterra), su padre, Thomas Lincoln, tuvo varios empleos hasta que pudo comprar una pequeña, de donde tuvieron que emigrar al no poseer escritura de la propiedad. Tras varios cambios de residencia, el año 1816 se instalaron en Indiana, donde su padre pudo conseguir un terreno estatal, en calidad de squatter (arrendatario de pastos del Estado). Cuando Lincoln tenía nueve años, perdió a su madre, y su padre contrajo matrimonio con Sarah Johnson, también viuda de tres hijos. A causa de los pocos recursos y a la dureza del lugar, Abraham Lincoln tuvo desempeñar diversos oficios, los mismos que su padre, para poder abrirse camino. Fue leñador, carpintero, cazador, por lo que su formación académica fue escasa. Aun así, gracias a su madrastra, se aficionó a la lectura y adquirió, gracias a ella, algunos conocimientos de aritmética. El año 1830, la familia volvió a trasladarse, esta vez a Decatur (estado de Illinois), donde empezó a trabajar como batelero en los vapores que surcaban el río Mississippi hasta Nueva Orleans. En 1832 regresó a Illinois para establecerse en New Salem, ciudad de reciente fundación a orillas del río Sangamon, trabajando como dependiente en una tienda de comestibles, como administrador de correos y agrimensor.

Ese año 1832, se desató una guerra entre los colonos blancos y los indios sank, liderados por Halcón Negro, a causa de la disputa de las tierras cercanas al Mississippi. Lincoln fue nombrado capitán de una compañía, lo que le permitió ganarse el respeto de la comunidad. Al regresar, se presentó a las legislativas del estado por el Partido Whig, perdiendo ante su oponente, algo que no ocurrió en los comicios celebrados desde el año 1834 al 1841. Gracias a la posición económica, recién adquirida, Lincoln pudo dedicarse a conseguir una formación adecuada a su posición política. En el año 1836, una vez terminados sus estudios de leyes, comenzó a ejercer la abogacía en Springfield, ciudad que se había convertido en capital del estado por una propuesta encabezada por el propio Lincoln. Partidario de la abolición de la esclavitud, fue uno de los pocos congresistas de su estado que se opuso a su continuidad. En el verano de 1842, contrajo matrimonio con Mary Todd, perteneciente a una familia acomodada, gracias a cuyas buenas relaciones, pudo dar el salto político definitivo. De esta forma, en 1846 fue elegido miembro de la Cámara de Representantes en Washington por Illinois, donde acaparó la atención por su adhesión a las campañas abolicionistas que surgían y por atacar duramente la Guerra Mexicanoestadounidense, emprendida por el presidente James K. Polk, que terminó con la incorporación de Texas y Nuevo México a la Unión, junto con los territorios de California, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y Wyoming, a la que Lincoln calificó de sangrienta e innecesaria. Propuso al Congreso un proyecto de ley consistente en la emancipación gradual de la esclavitud en el distrito federal de Columbia que fue rechazado. Por esto junto a la merma de popularidad por su negativa a la guerra contra México, hicieron que, el año 1849, decidiera abandonar la política, resignado a pasar el resto de su vida ejerciendo la abogacía en su tranquilo bufete de Springfield.

 

 


Tras cinco años en el anonimato, en 1854 decidió regresar a la política a causa del proyecto de ley que, el senador Stephen A. Douglas (enemigo político de Lincoln), presentó al Congreso la Kansas-Nebraska Act, por la que dichos territorios serían dos nuevos estados dentro de la Unión, decidiendo sus pobladores la introducción o no del sistema esclavista. Esta propuesta contravenía el Compromiso de Missouri de 1820, el cual prohibía dichas prácticas en todos los territorios situados más al norte del paralelo 36º 30´. Aunque la ley fue finalmente aprobada por el Congreso y sancionada por el presidente Franklin Pierce, Lincoln se enfrentó a los intereses electoralistas de Douglas, lo que significó su vuelta a la política activa. Disuelto el Partido Whig, se presentó, en 1856, como candidato al Senado por el remodelado Partido Republicano. Consciente de que era imposible ganar, abandonó la candidatura para favorecer al demócrata Lyman Trumbull, ya que éste también era favorable a la supresión de la Kansas-Nebraska Act. Entre 1856 y 1858, se preocupó por consolidar su prestigio dentro del partido para poder enfrentarse, en 1858, a su rival, Douglas, por un escaño en el Senado. Aunque, fue de nuevo, derrotado, no desfalleció, dando comienzo a una serie de agrios debates con Douglas por la cuestión esclavista, preparando su candidatura, no al Senado, sino a la presidencia de la nación. Se aprovechó del caos por el que pasaba el Partido Demócrata debido a la gravísima situación económica del país como consecuencia de la nefasta política económica del presidente James Buchanan y al ambiente nacionalista y secesionista de los estados del Sur, que amenazaban con separarse de la Unión si persistía el clima antiesclavista.

Después de conseguir ser elegido candidato para la presidencia por su partido en la Convención Nacional celebrada en Chicago en el año 1860, inició su campaña electoral con un programa que unía: la abolición de la esclavitud, el reparto de tierras en el Oeste y medidas comerciales fuertemente proteccionistas. La respuesta de Carolina del Sur, estado abanderado del sistema esclavista, no podía ser más contundente: si Lincoln era elegido presidente, la secesión sería un hecho. Lincoln ganó en las elecciones del 6 de noviembre a sus tres adversarios: Stephen A. Douglas, (Demócratas del Norte); John Breckinridge, (Demócratas del Sur); John Bell, (representante del efímero Partido de la Unión Constitucional). Y el 20 de diciembre de 1860, Carolina del Sur declaró su separación de la Unión, a la que siguieron, a comienzos del año siguiente: Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Louisiana, Texas, Virginia, Carolina del Norte, Tennessee y Arkansas. El 1 de febrero de 1861, el Congreso de Montgomery (estado de Alabama) sancionó el nacimiento de los Estados Confederados de América, con Jefferson Davis como presidente y con capital en Richmond (estado de Virginia). Pese a los esfuerzos del presidente saliente James Buchanan por buscar una salida pacífica, las posiciones de ambos bandos ya estaban definidas; ninguno se encontraban en disposición de retroceder. Ante la imposibilidad de reconciliarse, la guerra no tardó en estallar. Los estados confederados amenazaron Fort Sumter, en Charleston (Carolina del Sur). Lincoln se negó a llevar a cabo una acción militar, pero, presionado por el ala más radical de su partido y por la petición de ayuda del fuerte, pidió el reclutamiento voluntario para hacer frente a los rebeldes sudistas. La Confederación le acusó de ser el verdadero agresor. El 12 de abril de 1861, estalló la Guerra de Secesión.

La primera preocupación de Lincoln fue la de encauzar los recursos que el Norte había puesto a su disposición para luchar contra la amenaza sudista. Se volcó en el Ejército del Norte y en encontrar una solución rápida al conflicto. Supervisó, como comandante en jefe del Ejército de la Unión, las estrategias de sus generales, aunque tuvo dificultades para encontrar generales capacitados. Tras el desastre del general Scott en la Batalla de Bull Run, el 21 de julio de 1861, llevó a cabo varios cambios en el mando supremo de las tropas nordistas, y constituyó junto con Henry W. Halleck y Edwin M. Stanton, una especie de triunvirato hasta que encontró al hombre ideal en la persona del general Ulysses S. Grant. La cúpula militar quedaba de la siguiente manera: Lincoln, como comandante supremo; Halleck, jefe del Estado Mayor; Stanton, a cargo de los suministros generales; y Grant, jefe de los ejércitos de la Unión. Lincoln, descargado de tanta responsabilidad, pudo ocuparse de otros asuntos como asegurar la fidelidad del Oeste, visitar los frentes de batalla para dar ánimos a las tropas y desarrollar una intensa campaña diplomática destinada a contrarrestar el apoyo de Gran Bretaña y Francia a la causa de la Confederación Sudista, cuyos puertos fueron prontamente bloqueados por la Armada de la Unión.

Lincoln fue consciente de que, solo con las armas no se podía vencer al Sur, necesitaba también de la política y de medidas, como la Proclamación de la Emancipación de los negros, de septiembre de 1862, aplicada a partir del 1 de enero de 1863. Al abolir la esclavitud en todos los estados de la Unión, consiguió aumentar considerablemente el número de adeptos a la causa entre las masas populares y en las más importantes cancillerías de Europa; además de la emigración masiva hacia los estados de la Unión de los esclavos negros, que abandonaron las plantaciones e ingresaron como soldados de la Unión. Con la liberación de los esclavos negros, labró el camino hacia el éxito final. Antes de decretar la proclamación, tuvo sumo cuidado en no darla a conocer hasta que no consiguió una victoria militar de importancia, la de la Batalla de Atientam, el 17 de septiembre de 1862. Para asegurar los efectos de la proclamación, introdujo, en 1864, una enmienda a la Constitución que no sería aprobada hasta su reelección. Mientras tanto, Lincoln tuvo que enfrentarse a continuas críticas provenientes de algunos sectores de su propio partido y de la oposición, que le acusaban de debilidad en la dirección de la guerra y de una excesiva lentitud en la reconstrucción de los territorios conquistados al enemigo. Aun así, pudo mantener una cierta armonía entre los elementos dispares de su partido, a los que dio entrada en su propio gabinete de guerra, como William Seward, secretario de Estado, y a Bates, secretario de Justicia. Asimismo, se concilió con los demócratas y satisfizo las peticiones de los estados más fronterizos, haciéndoles ver la necesidad de formar un frente común para acabar con la secesión confederada. Para solucionar la financiación de la guerra, Lincoln emitió papel moneda (los famosos greenbacks), sacó al mercado una gran emisión de créditos del Gobierno, con lo que logró ampliar la base del crédito nacional y puso a disposición de la industria los fondos necesarios para su desarrollo.

El general Ulysses S. Grant confirmó el acierto de Lincoln al ponerle al frente del ejército, ocupando las ciudades de Nueva Orleans, Memphis y Vickinburg, esta última el 4 de julio de 1863, tras de lo cual asestó un golpe todavía más duro a las fuerzas confederadas al bloquear la única ruta de abastecimiento que les quedaba por el oeste. Al iniciarse 1864, año electoral, presentó su reelección con la promesa de poner fin a la guerra y poner en marcha un plan de reconstrucción nacional. Sin embargo, en el transcurso de la Convención Nacional del partido, encontró un escollo de parte del ala más radical del partido, molestos por la Proclamación de Amnistía que había lanzado en diciembre del año anterior, por la que pedía la admisión en la Unión de todos los estados insurgentes si el 10% de su electorado juraba fidelidad a la Unión. El Congreso, dominado por los radicales, aprobó, en julio de 1864, la Wade-Davis Act, exigiendo condiciones más duras para los estados sudistas y elevando el quórum al 50%. El veto de Lincoln ahondó todavía más las diferencias, pero, finalmente, consiguió vencer en las elecciones presidenciales del mes de noviembre al candidato demócrata, el general George McClellan.

Lincoln intentó acelerar el fin de la guerra aceptando la invitación del general Lee y del presidente de la Confederación Sudista, Jefferson Davis, para acordar los acuerdos de paz, en Hampton Roads (Virginia). Lincoln se mostró inflexible en cuanto a la abolición de la esclavitud y la supremacía del Gobierno federal. Eran cuestiones innegociables, por lo que las conversaciones fracasaron, y ordenó a Grant el asalto definitivo a la Confederación. Se conquistó Richmond, lo que obligó a Lee a capitular, el 9 de abril de 1865, en Appomatox Courthouse, ante las fuerzas de Grant y Sherman. Una vez que se produjo la rendición total, Lincoln retiró las anteriores propuestas conciliatorias, mostrando lo cerca que estaba de los radicales de su partido. Más aun, anunció públicamente su apoyo al derecho limitado del sufragio para los negros en Louisiana.

 

 


Lincoln esperaba, una vez acabado su segundo mandato, conocer California y establecerse nuevamente en Springfield para dedicarse a la abogacía. Pero, cinco días después, el 14 de abril de 1865, mientras asistía junto a su esposa a la representación de la obra Our American Cousin en el Teatro Ford de Washington, el actor John W. Booth, exaltado sudista, entró en el palco aprovechando un descuido de la escolta presidencial, y dirigió su Darringer a la cabeza del presidente, que cayó mortalmente herido. Llevado con urgencia a la Casa Blanca, murió a las 7 de la mañana del día siguiente. Curiosamente, el general Ulysses S. Grant y su esposa estaban invitados al palco presidencial, pero a última hora declinaron la invitación por una indisposición de éste. El asesino logró huir y llegar hasta Chicago, donde a las pocas semanas fue abatido por la policía mientras intentaba huir.


Bibliografía

  • WikipediA y Biografías MCN.




 

Los interesados

podéis adquirirlos

en los siguientes enlaces:

Tapa blanda (8,32€)

Versión Kindle (3,00€)

 

 

 

Ramón Martín

Comentarios

Entradas populares