Sancho Garcés II Abarca, rey de Pamplona desde 970 a 994, y conde de Aragón desde 943 a 994
Era hijo del quinto rey de Navarra, García Sánchez I y de Andregoto, condesa de Aragón, por lo que se convirtió, al suceder a su padre, en el sexto rey de Navarra, al tiempo que era conde de Aragón, Se casó en 962 con Urraca Fernández, que como vimos era hija de Fernán González, conde de Castilla, y Sancha Sánchez de Pamplona. De esta unión nacieron: García II Sánchez el Temblón, Ramiro de Navarra, Gonzalo de Navarra y Abda (Urraca) de Navarra, la Vascona. Que fue entregada a Almanzor, al que dio un hijo, Abderramán “Sanchuelo”.
Al estar casado con Urraca Fernández se hallaba unido por lazos familiares a Ramiro III, rey de Asturias, de León y Conde de Castilla; pero debido a que el monarca leonés era niño, tomó sobre sí la responsabilidad de sostener la monarquía leonesa.
En los primeros años de su reinado, hubo paz con los musulmanes, si bien el califa Al-Hakam, era el árbitro de los reinos cristianos, los cuales enviaban embajadas a Córdoba en señal de amistad y reconocimiento. EI 12 de agosto del 971 recibió el califa al abad de Santa María, Bassal, y al juez de Nájera, Velasco, con un nutrido séquito y el 30 de setiembre, al conde Jimeno, hermano de Sancho Garcés, con el cónsul y representante que tenía en Córdoba, para garantizar la continuidad de la tregua.
El rey Sancho junto a su esposa Urraca donaron a la Iglesia una preciosa cruz de oro y piedras, relicario del protomártir San Esteban, con una inscripción en hilo de oro, que decía, en latín: “Yo, Don Sancho, rey en uno con mi mujer la reina Doña Urraca la mandamos labrar”. Años después, el rey don García, la donó al monasterio de Santa María la Real. Un rubí de su pie lo regaló Alfonso VII al rey de Francia Luis VII, hacia el año 1154 y éste lo mandó engarzar en la corona de espinas de la imagen de Cristo del monasterio de San Dionisio de París. El rubí que sirve de remate a la corona real inglesa, procede de la valiosa cruz.
Pedro I el Cruel se adueñó del resto del pie y del magnífico frontal de oro macizo, obra de Almaino, para poder pagar las soldadas a los caballeros del ejército del Príncipe Negro que intervinieron en la batalla de Nájera de 1367.
Los monarcas, hicieron también, valiosas donaciones a San Millán, como nos dicen los privilegios del 971 y 972, además le distinguieron con su favor, ya que llegaron a residir en él y acudieron a solemnes ceremonias religiosas o conmemorativas. De su tiempo son los afamados códices Vigiliano y Emilianense.
El walí de Zaragoza, al regresar de Gormaz, se enfrentó al rey de Viguera, Ramiro Garcés, hermano del rey Sancho Abarca. Desde Sos le cortó la retirada con 500 caballeros y mandó a 200 de ellos a correr las Bárdenos hacia Tudela; pero los cristianos en Estercuel, cayeron en una emboscada, perecieron una treintena de ellos y resultó herido Don Ramiro.
Bajo el régimen de Almanzor la amenaza musulmana se iba a hacer aún más agobiante. A una primera expedición contra los dominios de Sancho Abarca en el 978, se sucederán los descalabros cristianos en la batalla de Torrevicente en el 981, en la campaña de las Tres Naciones en el 982 y en el encuentro de Rueda (Valladolid) en el 983, donde las tropas pamplonesas se habían sumado a los ejércitos castellanos y leoneses. Para evitar el castigo en su propia tierra, el monarca entregó como esposa a Almanzor a una de sus hijas, que se convirtió al Islam y tomó el nombre de ‘Abda; de ella iba a nacer ‘Abd al-Rahman “Sanchuelo”. Las treguas se extenderían a lo largo de dos lustros; para renovarlas se presentó en Córdoba con grandes obsequios el propio Sancho Abarca en el año 992 y al año siguiente envió como embajador a su hijo Gonzalo.
Continuamente a lo largo de este tema hemos empleado el sobrenombre Abarca, al referirnos al rey Sancho II Garcés, pero ¿porque? Hay varias teorías al respecto:
La primera es: “Cuentan las crónicas que un caballero del linaje de Guevara encontró muerto por los moros al Rey de Navarra, don García Iñiguez, padre de Sancho Abarca y a su segunda esposa la Reina doña Urraca Jiménez, hija del Conde de Aragón. Esta hallábase encinta y muy próxima a dar a luz, por lo que le salía por una herida del vientre una manecita del niño que llevaba en su seno. El caballero aludido salvó al Infante, le puso el nombre de Sancho y le tuvo oculto en las montañas hasta que fue proclamado Rey, y como el ilustre niño llevaba un calzado tosco llamado “abarcas”, le llamaron Sancho Abarca”.
La segunda: Según Zurita y el Arzobispo Don Rodrigo, éste último dice que: “Habiendo cercado los moros la ciudad de Pamplona, confiados en que por la crudeza del invierno y las muchas nieves, no podría ser socorrida por su Rey, se presentó Don Sancho con los suyos y los derrotó, y que entonces se le puso el sobrenombre de Abarca, por ser el calzado que él y sus caballeros llevaban”.
La tercera: “Pasados algunos años después de la muerte del Rey García Iñiguez, no sabiendo que hubiese dejado hijo, juntáronse los Estados del Reino para elegir Rey; y entonces aquel caballero, que tomó a su mano al Infante de la manera que se ha dicho, llevóle consigo en hábito pastoril, con abarcas, al uso de la sierra, y dióles razón como aquél era su señor natural; y fue aclamado por Rey y se llamó Sancho Abarca; de la misma manera que ya en otros tiempos quedó el nombre, por ciertos trajes de vestido y calzado a Cayo César, que sucedió al Emperador Tiberio, que llamaron “Calígula”, y a Marco Antonio, hijo del Emperador Severo, que dijeron “Caracola”. Y escriben que el caballero que le tuvo encubierto cuando niño y le crió, fue del linaje de Guevara, y que, por esta causa, le llamaron “Ladrón”.
Que buena historia Publiquen más Esa época rs poco conocidaen rste paisArgentina gracias
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