Luis VII el Joven, rey de Francia desde el 1137 al 1180
DINASTÍA DE LOS CAPETOS
Nacimiento: El 1120 en Paris.
Fallecimiento: El
18 de septiembre de 1180 en Melun.
Padres: Luis
VI de Francia y Adela
de Saboya.
Reinado: Desde
el 1 de agosto de 1137 al 18 de septiembre de 1180
Llamado el
Joven o el Piadoso, era hijo de Luis
VI de Francia y de Adela
de Saboya.
Nació, posiblemente, en Paris entre 1119 y 1122. En 1131, su padre, le asoció, tras morir
el primogénito Felipe, al gobierno. En 1137 contrajo matrimonio con Leonor,
hija y heredera del duque de Aquitania. Al morir su padre, en agosto de
ese mismo año, Luis se hizo nombrar duque de Aquitania, y el 25 de
diciembre fue proclamado rey de Francia. Mantuvo al famoso consejero de su
padre, el abad de Saint-Denis, Suger.
Nada más
hacerse cargo de la corona, tuvo que reprimir una revuelta, estallada en Orleans.
Pero no con eso llegaría la tranquilidad, ya que, entre 1138 y 1141, estalló
otra nueva revuelta en Poitiers, mejor organizada que la anterior, y que había
proclamado la independencia del territorio. Derrotó a los señores de Poitou y
Saintonge, pero le fue imposible conquistar Toulouse. Lo que consiguió en este
ataque, fue enemistarse con el papa Inocencio II, además de con el poderoso conde
de Champaña, Tibaldo, el cual, hasta entonces había sido su fiel aliado. Declarada
la guerra entre Tibaldo y Luis VII, las tropas de éste incendiaron la iglesia
de Vitry, provocando la muerte de centenares de personas. Tremendamente
afectados por el incidente, en 1144, los contendientes firmaron la paz. A pesar
de todo, el rey sentía un gran remordimiento por la muerte de tantos inocentes,
además de que, el suceso, tuviera lugar en una iglesia; para expiar su culpa, en
1147, marchó a Tierra Santa, engrosando las filas cristianas de la Segunda
Cruzada, desembarcando, en octubre de 1147 en Constantinopla. Allí
fue recibido por el emperador Manuel I.
Pese a unos
comienzos favorables para los ejércitos franceses, ayudados por el Gran Maestre
de la Orden
del Temple, Roberto de Craon, pronto cambiaría su suerte y Luis VII
sufrió una serie de derrotas que diezmaron su ejército y a punto estuvieron de costarle
la vida, en varias ocasiones.
En Francia,
las desastrosas noticias referidas al ejército cruzado dieron lugar a una serie
de motines populares. Es posible que, estos tumultos, fueran provocados por
Roberto Dreux, hermano del rey. Enterado de esta traición, Luis regresó a
Francia, a donde llegó en octubre de 1149, poniendo orden en el reino.
En 1152
repudió, por supuesta consanguineidad de la pareja, a Leonor
de Aquitania, pero, es posible que, la falta de herederos
varones, y a que se la atribuía una relación con el senescal de Francia,
Geoffroy Plantagenet, conde de Anjou, fueron las causas reales del
divorcio. Ese mismo año, Leonor,
ese mismo año, contrajo segundas nupcias con Enrique
II de Inglaterra, hijo de su presunto amante. A causa de este
divorcio, Francia perdió la dote de Leonor,
que comprendía el ducado de Aquitania, que se extendían desde Poitiers
hasta Burdeos, incluyendo el Poitou, Périgord, Limousin y Gascuña además de la
soberanía sobre los territorios de la margen occidental del Ródano y la
pretensión sobre el condado de Toulouse. Enrique
II, por entonces conde de Anjou y Mans, se había apoderado de
Normandía, por lo que, con este matrimonio, se convertía en el principal
enemigo de la corona francesa y el mayor terrateniente del reino. Estas
posesiones inglesas en el continente serían el motivo que llevó a ambos países
a una serie de guerras que asolaron Francia a lo largo de los siglos XIV y XV,
las cuales se engloban en la conocida como Guerra de los Cien Años.
En 1154
Luis VII concertó la boda de su hermana Constanza con Raimundo V, conde de
Tolosa, emprendió una peregrinación a Santiago, y contrajo matrimonio con
Constanza de Castilla. Mediante estos dos matrimonios, Luis recuperaba buena
parte del poder perdido por el enlace de Enrique
y Leonor.
Así lo entendió el rey inglés que se apresuró a pedir la reconciliación con
Luis VII. Cuando parecía que iba a producirse dicha reconciliación, un nuevo
problema les llevó a tomar las armas. Se trató de la sucesión de Tolosa, disputada
por Enrique
II y la Casa Saint-Gilles, a la cual apoyaba Luis VII. Sería en mayo
de 1160, cuando se alcanzó definitivamente la paz. El anterior año 1155, Luis
VII proclamó la “paz general del reino”, que haría jurar a sus barones. De
nuevo en 1167, y posteriormente en 1172, volvió a entrar en conflicto con
Inglaterra, aunque fueron conflictos de corta duración y de escasa importancia.
Luis VII,
preocupado por los asuntos eclesiásticos, persiguió a los albigenses y a los
judíos; en 1161, se pronunció en el concilio de Tours, a favor del papa
Alejandro III, en contra de Victor III, y protegió a Thomas Becket contra Enrique
II. En política interior continuó la obra de su padre, en lo que se
refiere a la lucha contra el feudalismo; levantó nuevas villas, pero superó a su
padre en dedicación por los más pobres, llegando a enfrentarse con la iglesia.
A lo largo de su vida contrajo tres matrimonios, del primero con Leonor de Aquitania, nacieron: María, esposa de Enrique I, conde de Champaña; y Alicia, esposa de Tibaldo V, conde de Blois. De su segundo matrimonio con Constanza de Castilla: Margarita; y Alicia; y de su tercer matrimonio con Alicia o Adela de Champaña, tuvo a Felipe Augusto, su sucesor; a Alicia; y a Inés. La coronación de su hijo Felipe Augusto en 1179 y la expulsión de los judíos señalaron sus últimos años.
Ramón Martín
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