Fernando II, rey de León desde 1157 a 1188


    Hijo de Alfonso VII y de doña Berenguela, desconocemos la fecha exacta de su nacimiento, aunque lo más probable es que fuera en el año 1137. Pasó los primeros años en la corte ante la atenta mirada de su nodriza, Juliana Fernández, hasta que se trasladó a Galicia bajo la custodia del conde Fernando Pérez de Traba, tras la muerte de éste regreso a la corte de su padre Alfonso VII, ya en la primavera de 1157 le encontramos junto a su padre en la fallida expedición a Almería. En el camino de regreso a León, se resintió el estado de salud de Alfonso, falleciendo en el Muradal.

    Fernando, una vez en el trono, confirmó a los nobles leoneses los cargos desempeñados con su padre, en un afán de ganárselos para su causa, cosa que no consiguió, ya que en su estancia en Galicia, los habitantes de Zamora se sublevaron contra su mayordomo Ponce Cabrera, los ciudadanos quemaron la iglesia de Santa María la Nueva, pereciendo el hijo del citado mayordomo; temerosos de la venganza, expusieron su caso al monarca, amenazándole con abandonar la ciudad si no les concedía el perdón; Fernando II se lo concedió y destituyó a su mayordomo; Ponce Cabrera y algunos familiares abandonaron León y se incorporaron al séquito de Sancho III de Castilla y colaboraron con él para atacar Navarra, Sancho concluida la campaña conquistó algunas plazas fronterizas de León y se las entrego como prueba de agradecimiento.

    Fernando II alarmado por esta actitud de su hermano organizó un potente ejercito, pero gracias a doña Sancha, tía de ambos reyes, de la infanta Estefanía y de los obispos de Plasencia y León, Fernando y Sancho se reunieron en Sahagún firmando el Tratado de Sahagún. Regresó Fernando a Oviedo, donde recibió la noticia de la muerte de Sancho III y el advenimiento de su sobrino Alfonso VIII, que contaba en ese momento 3 de años de edad.

    En septiembre de 1157 Alfonso I Enriquez, rey de Portugal, quiso apoderarse de una gran parte de la región de Toroño, motivo por el que Fernando II se trasladó a Santiago, iniciando negociaciones de paz con Alfonso I en Cabrera el 24 de noviembre. Tras la muerte de su tía Sancha el 28 de febrero de 1159, puso en pie de guerra a la nobleza iniciando una campaña militar en Villalobos, ocupando algunas plazas fronterizas con Castilla. Ante el miedo de que los Lara, firmaran una alianza con Alfonso I, se reunió con él en Santa Maria del Palo el 22 de diciembre para firmar la paz con Portugal, pudiendo así impulsar la repoblación de Ledesma y sobre todo la de Ciudad Rodrigo, ya que estas plazas garantizaban las comunicaciones entre León y Extremadura.

    En abril de 1161 tuvo que aplazar un conflicto en Lugo, hecho lo cual antes de poder volver a la frontera castellana, los notables de Salamanca iniciaron una sublevación, Fernando visitó la ciudad en marzo de 1162, el asunto quedó parcialmente resuelto, aunque no había pasado un mes cuando en abril Nuño Serrano atacó Ciudad Rodrigo, el rey se dirigió inmediatamente a la zona del conflicto, obteniendo una importante victoria en la batalla del valle de Valmuza. Animado por esta victoria se decidió a intervenir en Castilla, había prestado apoyo a la familia Fernández de Castro en contra de los Lara, y realizado algunas incursiones en plazas fronterizas, pero no había intentado hacerse con la tutela de su sobrino. En el verano de 1162 se adentra en Castilla ocupando Segovia, gran parte de Extremadura, la Transierra y Toledo, cruzando el Duero para ir contra las posesiones de los Lara. Entró en Burgos en octubre, consiguiendo importantes apoyos para su causa.

    El 27 de septiembre se reúne en Agreda con su sobrino Alfonso II, el cual le reconoce como tutor y le pide que los ejércitos leoneses le ayuden ante un hipotético ataque del rey de Navarra. Comenzó el año 1163 y Alfonso I conquistó Salamanca y atacó la frontera Gallega. Fernando pudo reconquistar Salamanca en el mes de junio pero no puedo defender Limia y Toroño, pues tuvo que dirigir sus tropas a Castilla puesto que los Castro y los Lara habían iniciado una nueva guerra. Los Lara ante la llegada de Fernando II se refugiaron en Soria al amparo de Alfonso VIII, iniciando negociaciones de paz con el leonés que se convirtió en tutor de Alfonso VIII, retirándose después a sus territorios. Mientras tanto Alfonso I atacó Tuy y Orense tomando la fortaleza de Cedofeira, punto neurálgico para el avance hacia Santiago, Fernando ante la división de sus fuerzas no tuvo más remedio que sellar un acuerdo de paz con Alfonso, comprometiéndose con la hija del monarca portugués, la infanta doña Urraca. El enlace tuvo lugar en junio del año 1165 y duró 10 años, ya que tuvieron que separarse por una resolución del papa Alejandro III, que declaró nulo el matrimonio, a pesar de ello, el hijo primogénito, Alfonso IX, siguió conservando sus derechos como heredero al trono. A los días de celebrarse la ceremonia, Fernando se traslada a Medina de Rioseco para derrotar a Nuño de Lara. Envalentonado prepara una campaña por tierras musulmanas en el año 1166, tomando Alcántara, circunstancia que aprovecharon los Lara para tomar Toledo. No obstante a la mala situación financiera, pudo hacer frente a los ataques castellanos a sus fronteras y en el 1168 conquistar Castrotierra. En el 1169 su situación no mejoró, teniendo que hacer frente a Alfonso VIII y al caudillo portugués Geraldo Sempavor, que se apoderó de Évora, Trujillo y Cáceres, y que pretendía apoderarse de Badajoz. Fernando no podía consentir esta situación y no tardó en acudir en auxilio de Badajoz, aunque esto supusiese la ruptura de la tregua con Alfonso I. Derrotó a los ejércitos portugueses en las proximidades de Badajoz, capturando al caudillo y a su rey, y recuperando todas las plazas perdidas.

    Sempavor continuó con sus actividades durante el año 1170, Fernando II negoció directamente con los almohades, firmando la paz, aunque esto no supuso renunciar el ideal de la Reconquista, de hecho creó la Orden de Santiago y la llamada Hermandad de los Caballeros de Cáceres.

    En el año 1174 los almohades asediaron Ciudad Rodrigo, que se salvó gracias a su pronta intervención. Hizo acopio de recursos con la idea de organizar una expedición por tierras musulmanas. Participó en el Coloquio de Tarazona en 1177, donde se planteó que los reinos cristianos debían unirse frente al enemigo común. Al declararse un brote de peste en Marruecos, Fernando atacó Cuenca, allí recibió la noticia de que los almohades estaban atacando Talavera y Toledo, dirigió entonces su fuerzas a Sevilla, después a Arcos, para concluir su hazaña en Jerez.

    Hemos llegado así al año 1178 en el que coincidiendo con las celebraciones llevadas a cabo en Salamanca, para conmemorar sus 20 años como rey de León, se casa con Teresa Fernández, viuda de Nuño Pérez de Lara e hija del conde Pedro Fernández de Traba. En el 1179 Alfonso VIII entra en Tierra de Campos, ante el peligro que suponía esta expedición castellana, Fernando reúne su ejército en Zamora el 1 de mayo de 1179, iniciando el contraataque. Alfonso I, viendo a los reyes de Castilla y León en plena lucha, aprovecha el momento y envía a su hijo Sancho I a atacar Ciudad Rodrigo, obligando al ejército leonés a dividirse para luchar en los dos frentes, saliendo airoso en ambos casos.

    El 21 de marzo de 1181 firman la paz, en Medina de Rioseco, Fernando II y Alfonso VIII. A causa de sus problemas financieros convoca a los nobles en el Concilio de Benavente, al la clausura del cual prepara su ejército para enfrentarse a los musulmanes en el 1182, cosa que no puede hacer pues hay problemas en Lugo y tiene que peregrinar a Santiago, a los pocos días le comunican que Alfonso VIII a reanudado las hostilidades en la frontera de Castilla. Vuelve a firmarse la Paz de Lavandera-Fresno, comprometiéndose ambos monarcas a continuar la Reconquista. Dispuesto a cumplir su parte Fernando pone sitio, en septiembre de 1183, a Cáceres, la cual se rinde en junio de 1184. Los almohades atacan Santarém (Portugal) el 27 de junio de 1184; Fernando se pone del lado de los portugueses y derrotan a los almohades.

    Comienza aquí el declive del monarca y el encumbramiento de la familia López de Haro de la mano de la amante del rey, Urraca López, la cual se convertiría en su esposa en mayo de 1187. Fernando murió el 22 de enero de 1188 probablemente en Benavente, siendo enterrado en la catedral de Santiago.



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