Alejandra Fiódorovna, esposa de Nicolás II, zar de Rusia
Alejandra Fiódorovna de Rusia, nació
en Darmstadt, el, 6 de junio de 1872. Era la sexta de los siete hijos habidos
en el matrimonio entre Luis IV, gran duque de Hesse y el Rin, y su
primera esposa, la princesa Alicia del Reino Unido, segunda hija de la
reina Victoria y su marido, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo
y Gotha.
Fue bautizada el 1 de julio de 1872, fecha en que se conmemoraba el 10º
aniversario de bodas de sus padres, de acuerdo con los ritos de la Iglesia
luterana. Su madre le dio el apodo de "Sunny", mientras que
sus parientes británicos la apodaron "Alicky" para
distinguirla de su tía la princesa de Gales (Alix).
En mayo de 1873, con
un año, su hermano mayor, el príncipe Federico, que padecía hemofilia, murió de
una hemorragia cerebral a consecuencia de una caída. Pero esa no sería la única
desgracia a la que se enfrentaría la familia. En noviembre de 1878, hubo un
brote de difteria que afectó a casi todos los miembros.
Alix y sus hermanos
crecieron cerca de sus primos británicos e iban a pasar las vacaciones con la
reina Victoria.
Se casó relativamente tarde, según el punto de vista en esa época, ya que se negaba a casarse con su primo, el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence y Avondale, hijo mayor del príncipe de Gales, a pesar de la fuerte presión familiar. Por entonces, Alix ya había conocido al zarévich Nicolás Aleksándrovich de Rusia y se había enamorado de él, cuya madre, la emperatriz María Fiódorovna, era hermana de la princesa de Gales. Alix y Nicolás estaban emparentados por varias líneas de la realeza europea: el más notable era su bisabuela, la princesa Guillermina de Baden, madre del abuelo paterno de Alix, el príncipe Carlos de Hesse y el Rin, y la abuela paterna de Nicolás, la emperatriz María Aleksándrovna, por lo que eran primos segundos a través de esta línea; y el rey Federico Guillermo II de Prusia, que era el tatarabuelo de Alix y el trastatara-abuelo de Nicolás, por lo que en esta línea son tía y sobrino en cuarto grado. Asimismo, ambos eran primos hermanos de quien llegó a ser Jorge V, puesto que tanto Alix como Jorge V eran nietos de la reina Victoria; en tanto Nicolás y Jorge V eran primos hermanos siendo ambos nietos de Cristián IX de Dinamarca.
Nicolás y Alix se
reunieron por primera vez en 1884 en la boda del tío Sergio con la hermana de
Alix, Isabel, en San Petersburgo; y cuando Alix regresó a Rusia en 1889, se
enamoraron. La nutrida correspondencia habida entre ambos reveló un profundo y afecto.
En un principio, el padre de Nicolás, el
zar Alejandro III, se negó a tal matrimonio, ya que, tanto él como su esposa María
Fiódorovna, eran profundos germanófobos, y no tenían ninguna intención de
permitir que el zarévich se saliera con la suya. A pesar de que Alix era su
ahijada, Alejandro III quería a alguien más importante como consorte de su hijo.
Pensó en la Princesa Elena, hija del conde de París, pretendiente al
trono de Francia, pero la posibilidad de casarse con Elena no le gustaba a
Nicolás. Afortunadamente para él, Elena también se opuso, además, ella era
católica y su padre se negó a que se convirtiera a la ortodoxia rusa. El zar, a
pesar de sus sentimientos antialemanes, apeló a Margarita de Prusia,
hija de Federico III de Alemania, que también era, como Alix, nieta de
la reina Victoria. Nicolás se negó diciendo que se metería a monje antes que
casarse con ella, y Margarita afirmó que ella tampoco estaba dispuesta a
renunciar a su protestantismo para convertirse en ortodoxa rusa.
Mientras se
encontró bien de salud, Alejandro III ignoró las demandas de su hijo, teniendo
que ceder cuando su salud comenzó a fallar en 1894. Alejandro III y Maria
Fiódorovna no eran los únicos que se oponían al enlace: la reina Victoria
también se oponía, su oposición no era por sentimientos sobre el zarévich,
quien personalmente le gustaba, sino por sus dudas acerca de Rusia. Su aversión
personal hacia el padre de Nicolás y los temores sobre la seguridad de su
nieta, lo que la llevaba a rechazar el enlace. En abril de 1894, el hermano de
Alix, Ernesto Luis, gran duque de Hesse y el Rin, iba a casarse con su
prima hermana, la princesa Victoria Melita de Sajonia-Coburgo y Gotha.
La boda atrajo un elevado número de familiares a Coburgo incluyendo a la reina
Victoria, el príncipe de Gales y el káiser Guillermo II. Victoria Melita, como
nieta del zar Alejandro II a través de su madre, era prima hermana de Nicolás,
que encabezó la delegación rusa. El día después llegar a Coburgo, Nicolás
propuso matrimonio a Alix, pero ella lo rechazó, para no convertirse a la
ortodoxia. Sin embargo, tras la presión del káiser y de su hermana Ella, aceptó
la segunda propuesta de Nicolás. Tras el compromiso, Alix regresó a Inglaterra.
En junio, Nicolás viajó a Inglaterra a visitarla. La visita coincidió con el
nacimiento y bautizo del hijo mayor del príncipe Jorge, duque de York, y
su esposa, María de Teck, y los prometidos fueron nombrados
padrinos del muchacho, que reinaría brevemente como Eduardo VIII en 1936. Ese mismo otoño, la salud de Alejandro III
comenzó a deteriorarse más, y Nicolás obtuvo permiso para convocar a Alix; el
zar insistió en recibirla en uniforme de gala y dio su bendición antes de
morir.
Alejandro III murió
en la tarde del 1 de noviembre de 1894, dejando a Nicolás como el nuevo zar de
Rusia. Al día siguiente, Alix fue recibida en la ortodoxia rusa como "Su
Alteza Imperial la gran duquesa Alejandra Fiódorovna de Rusia", no
siendo obligada a repudiar el luteranismo. El matrimonio no se hizo esperar, y
la pareja se casó en la Gran Capilla del Palacio de Invierno de San
Petersburgo el 26 de noviembre de 1894. El matrimonio permaneció unido y
fiel hasta que la pareja fue asesinada simultáneamente en el año 1918. Alejandra
Fiódorovna se convirtió en emperatriz de Rusia el día de su boda, pero no fue hasta
el 26 de mayo de 1896 cuando la coronación de Nicolás y Alejandra se llevó a
cabo en el interior del Kremlin de Moscú. Al día siguiente, llegó la tragedia,
al producirse la muerte de varios miles de personas en el Campo de Jodynka en
Moscú cuando surgieron rumores de que no habría suficiente cantidad de
comida para los miles de ciudadanos que se habían reunido allí; miles de
personas fueron aplastadas en la estampida. El Zar declaró que no podía ir al
baile que daba el embajador de Francia esa misma noche, pero ante la
insistencia de sus tíos, cedió, y asistió al baile junto con Alejandra. Muchos
rusos tomaron el desastre como un mal presagio, otros usaron la tragedia y su
comportamiento para subrayar la crueldad de la autocracia y la poca delicadeza
del joven zar y su "mujer alemana".
Alejandra fue una desconocida para el pueblo ruso, ya
que proyectó una imagen de ser una alemana de corazón frío, sin ver las
necesidades de los que le rodeaban, a excepción de su familia. Desde la
infancia, era tímida, rasgo compartido con su abuela Victoria; odiaba las
apariciones públicas tratando de evitarlas. También era mal vista por ricos y
pobres por igual por su disgusto hacia la cultura rusa. Su incapacidad para engendrar
un hijo varón también indignó a la gente. Cuando nació Alejo fue un rayo de sol,
que la aisló aún más de la corte rusa al pasar la totalidad de su tiempo con él,
ya que, su hemofilia hizo muy estrecha la dependencia entre madre e hijo. La
timidez y el deseo de soledad tuvieron un profundo impacto en sus cinco hijos y
en el imperio, puesto que, nunca hizo ningún esfuerzo para ganarse el afecto
del pueblo ruso. Tampoco hizo esfuerzos de hacerse con la amistad de otros
miembros de la familia Románov, y pasaba el menor tiempo posible en la corte. Su
actitud no le permitió aprender la esencia del pueblo ruso. Era apasionadamente
protectora del papel de esposa leal a su marido como zar y apoyó activamente su
derecho a gobernar de manera autocrática. Defendía su derecho divino, y creía
que no era necesario pensar en la aprobación de los demás.
Casi un año después
de su matrimonio, Alejandra dio a luz a la primera hija, una niña llamada Olga nacida
el 15 de noviembre de 1895, que no podía ascender al trono debido a las leyes
Paulistas implementadas por el zar Pablo
I de Rusia,
por las que, solamente un hombre podía suceder al trono de Rusia. Tres hijas
más siguieron a Olga: Tatiana, nacida el 10 de junio de 1897, María, nacida el
26 de junio de 1899 y Anastasia, nacida el 18 de junio de 1901. Después del ésta,
pasaron tres años antes de que diese a luz al heredero tan esperado: Alekséi (Alejo),
nació en el Palacio Peterhof el 12 de agosto de 1904. Poco después, se
descubrió que tenía hemofilia. Además de sus cinco hijos nacidos vivos,
Alejandra sufrió un aborto involuntario en el verano de 1896, y otro en agosto
de 1902.
La zarina se
dirigió a médicos rusos para tratar a su hijo de la enfermedad, pero sus
tratamientos fracasaron, ya que no existían remedios conocidos. Angustiada
porque cualquier caída o corte podrían matar a su hijo, la zarina se implicó en
actividades de caridad; se volvió hacia Dios, familiarizándose con todos los
rituales y los santos de la Iglesia Ortodoxa, pasando muchas horas en su
capilla privada. Desesperada, se acercaba cada vez más a los hombres santos y
místicos: uno de ellos fue Rasputín. De cuyo estilo de vida llevó al zar a
tratar de mantenerlo lejos de su familia. Nicolás se sentía sin fuerzas para
hacer nada contra el hombre que aparentemente salvaba la vida de su único hijo
y heredero. Pronto se empezaron a oír bromas y chismes sobre Rasputín. Algunos
representantes de alto rango del clero de San Petersburgo aceptaban a Rasputín
como un profeta, otros lo clasifican como un hereje y un mentiroso. Llegaban
historias y cuentos de su pueblo natal en Siberia. En su apartamento, donde
vivía con su hija María era visitado por los que buscaban una bendición, una
curación o un favor de la zarina. Rasputín predicaba una variante de la
doctrina teológica de los Viejos Creyentes, según la cual una persona tendría
primero que familiarizarse con el pecado para alcanzar la santidad.
En 1912 Alekséi sufrió una fuerte hemorragia al
golpearse en el muslo, que lo llevó al borde de la muerte mientras se
encontraba con su familia en Spała (Polonia); sus padres se turnaban junto a su
cama y trataban de consolarlo de su intenso dolor. Creyendo que su hijo se
moría, la emperatriz envió un telegrama a Rasputín, quien respondió: "Dios
ha visto tus lágrimas y escuchado tus oraciones; El pequeño no morirá. No
permitas que los médicos lo incomoden demasiado." El consejo coincidió
con signos de recuperación de Alekséi. Desde entonces, Alejandra comenzó a
confiar aún más en Rasputín. Esta confianza aumentó su influencia, quien llegó
a socavar el prestigio del gobierno del zar durante la Primera Guerra
Mundial. La supuesta interferencia en los asuntos políticos, por parte de Rasputín
condujo a su asesinato en diciembre de 1916. Entre los conspiradores se
encontraba un noble, el príncipe Félix Yusúpov, esposo de la princesa Irina
Aleksándrovna, y otro miembro de la familia Románov, el gran duque Dimitri
Pávlovich.
El estallido de la Primera
Guerra Mundial fue crucial para Rusia. La guerra enfrentó el Imperio de
los Románov contra el Imperio Hohenzollern, mucho más fuerte. Cuando
el zar se desplazó, en 1915, al frente para hacerse cargo del ejército ruso,
dejó a Alejandra como regente, además, durante la guerra, la emperatriz, trabajó
como enfermera para la Cruz Roja en un hospital de campaña levantado, junto a
sus dos hijas mayores. Durante los dos años y medio que ejerció la regencia, el
gobierno ruso se deterioró con rapidez asombrosa, ya que, Alejandra no tenía
experiencia. Esto se tornó muy peligroso durante la lenta destrucción provocada
por la guerra, ya que nadie tenían satisfechas sus necesidades básicas y la
zarina carecía de la popularidad necesaria para generar confianza. A
consecuencia del desgobierno, la zarina se convirtió en el centro de un número
creciente de rumores muy negativos e incluso se creía que era una espía alemana
en la corte rusa.
En marzo de 1917
las condiciones empeoraron, los trabajadores de las fábricas de acero convocaron
una huelga, la multitud hambrienta comenzó a ocupar las calles de San
Petersburgo. Nicolás II ordenó al ejército restablecer el orden y el 11 de
marzo el ejército disparó contra la multitud; la Duma Imperial —el cuerpo
legislativo elegido—, presionó al Zar para mejorar las condiciones de vida de
la gente, pero él respondió disolviendo la propia Duma. El 12 de marzo, los
soldados enviados se amotinaron y se unieron a la revolución, era la chispa que
inició la Revolución de Febrero, como la consiguiente Revolución de
Octubre en noviembre de 1917. Los soldados y trabajadores formaron el Soviet
de Petrogrado, mientras que la Duma Imperial de Rusia declaró la
formación de un Gobierno Provisional el 13 de marzo. La Duma informó al
zar que ese día tendría que abdicar. En un intento de poner fin a la
insurrección, Nicolás trató de regresar a San Petersburgo en tren, pero el
camino estaba bloqueado, trató de tomar otra ruta, pero su tren fue bloqueado
de nuevo, por recomendación de sus generales, abdicó del trono para sí mismo y
para su hijo. Alejandra estaba ahora en una posición peligrosa, siendo la
esposa del zar depuesto y odiada por los rusos. Se concedió a Nicolás permiso
para volver al Palacio de Alejandro en Tsárskoye Seló donde fue puesto
bajo arresto, junto a su familia.
El Imperio entró en
una guerra civil. El avance del Ejército Blanco o Guardia Blanca (compuesto por
fieles seguidores del zar y de los principios de la autocracia) sobre Ekaterimburgo
dejaba al Ejército Rojo en una situación precaria, puesto que, la ciudad caería
debido a la superioridad y mejor preparación del Ejército Blanco. Cuando éstos llegaron
a la ciudad, la familia imperial había desaparecido. La teoría más aceptada fue
que habían sido ejecutados. El Informe Yurovski, relativo a lo ocurrido
y remitido a los bolcheviques tras la ejecución, fue encontrado en 1989, en el
se dice que, la noche de la masacre la familia fue despertada y se solicitó que
se vistieran, informándoles que iban a ser trasladados, por su seguridad. Una
vez vestidos, la familia y un reducido círculo de sirvientes y ayudantes, entre
los que se encontraban: el doctor Yevgueni Serguéyevich Botkin, la doncella Ana
Demídova, el cocinero Iván Jaritónov, el lacayo Alekséi Trupp y el perrito de
la duquesa Tatiana, fueron llevados a uno de los sótanos de la casa, y se les
pidió que esperaran, ya que iban a hacerles una foto antes de partir. Pasados unos
minutos, entraron en la habitación los ejecutores comandados por Yurovski. Sin más
preámbulos, levantó el revólver y declaró al zar que el pueblo ruso lo había
condenado a muerte. En el momento en que él se giraba hacia su familia, Yurovski
le disparó un tiro en la cabeza. Al caer el zar, la zarina y su hija Olga son
asesinadas con la primera ráfaga de los ejecutores; el resto de la familia
imperial fue asesinada a continuación, a excepción de Ana Demídova, que sobrevivió
a la ráfaga inicial, pero fue rápidamente rematada a bayonetazos contra una de
las paredes del sótano, mientras intentaba protegerse con una almohada, repleta
en su interior de joyas y piedras preciosas. El Informe Yurovski añadía
que una vez el humo de los disparos permitió ver con claridad, se descubrió que
algunas de las balas habían quedado incrustadas en los corsés de algunas de las
Grandes Duquesas. Esto era debido a las joyas y piedras preciosas que las
muchachas habían cosido dentro de sus ropas, para evitar que sus captores se
las quitaran, les habían servido de armadura.
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Ramón Martín
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