Sancha de León, esposa de Fernando I
Sancha nació muy probablemente
en 1018, murió en León el 7 de noviembre de 1067. Es muy escasa la documentación que poseemos de Sancha
de León, sabemos que era hija del rey de León Alfonso V y hermana de Vermudo III, Sancha no
estaba destinada a reinar en el reino de León, sino, a casar con García Sánchez
de Castilla, asegurando así el fortalecimiento de los lazos políticos entre el
condado castellano y el reino de León, pero el asesinato de su futuro esposo
cambió totalmente la situación. Su hermano Vermudo III, rey de León concertó un
nuevo matrimonio, que este si, se celebró en los últimos meses de 1032,
con el infante Fernando, hijo segundón de Sancho III de Pamplona.
En aquellos tiempos, Castilla y el
reino de León conocían momentos difíciles, originados por circunstancias
similares: la subida al trono de príncipes muy jóvenes. La unión matrimonial
hubiera permitido entonces paliar la fragilidad política: García Sánchez de Castilla
hubiera aprovechado para liberarse de la tutela de su cuñado, el rey Sancho de
Pamplona, y, en el seno de la corte de León, hubiera emergido un contrapoder constituido
alrededor de la reina regenta Urraca. De hecho, la viuda de Alfonso V no
era sino la hermana de Sancho Garcés III, que éste impuso en segundas
nupcias al monarca de León. Además de la intromisión navarra, había que añadir
en el reino de León, la sucesión de muertes prematuras de los últimos soberanos
y las reiteradas correrías del gran visir andalusí al-Mansur.
De este modo, la muerte del conde
García Sánchez, urdida o no por Sancho III, le convenía perfectamente.
Extendía así su señorío sobre el condado castellano, puesto que su esposa,
Muniadonna-Mayor, hermana del fallecido conde e hija mayor de Sancho García de
Castilla, heredaba, en ausencia de otra descendencia masculina, el título de
condesa propietaria de Castilla. La situación, además, ofrecía a Sancho un
acercamiento al reino de León, gracias al matrimonio de su hijo Fernando con la
infanta leonesa, doña Sancha, eximida de su compromiso por el fallecimiento del
infante García, pero la infanta habría exigido, como condición previa a la
unión nupcial, la ayuda de Sancho III para ejercer su venganza en Fernant
Laynez, quien seguía en libertad a pesar de su participación en la muerte del
conde y a pesar también de que la hubiera maltratado sin reparar en su dignidad
de infanta. No podía el rey sino hacer lo pedido y mandó apresar al último de
los homicidas del conde García Sánchez, al que entregó a la infanta para que
ella misma hiciera justicia con él, con un castigo atroz.
A la muerte de Vermudo III, la
enemistad entre leoneses y castellanos era palpable, Sancho ejerció un papel de
intermediaria en la transmisión del reino de León, tomándose la ciudad por las
armas. Sancha tuvo fuertes apoyos por parte de algunos sectores de la Iglesia y
parte de la nobleza leonesa, algunos la presentan como la más activa defensora
de la tradición leonesa, pero fundándose demasiado a menudo en el simple
comentario de su linaje, o de la influencia que ejerció en su esposo para que
se instalara el panteón real en León antes que en Castilla, como lo quería
A partir de ella, la institución del
Infantazgo permitió alguna independencia a las infantas que lo poseían y
a sus aliados. Sancha, como después su hija Urraca, era ante todo una mujer
política, por lo tanto sería muy sorprendente que sus opciones personales no
hubieran sido unidas íntimamente con sus opciones institucionales. Se supone
que Sancha tuvo que tratar con tino a unos y a otros para intentar que se
conserven lo mejor posible las tradiciones y el poder de su Corte, no pudiendo
cumplir totalmente su propósito, al ser muy fuertes las oposiciones. El hecho
de que no empezaran las luchas fratricidas entre sus hijos sino después de su
muerte puede ser otra señal de la importancia moral y política de Sancha.
La Iglesia Católica la venera como
beata. Junto a su esposo ordenó la construcción de la Colegiata de San Isidoro,
en la ciudad de León, donde se depositaron las reliquias del Santo, que habían
sido traídas desde Sevilla. Fue sepultada en el Panteón de Reyes de San Isidoro
de León, donde serían enterrados, además de sus padres, hermano y esposo, los
restos mortales de tres de sus hijos; los de su hija Elvira de Toro, los de
Urraca de Zamora y los de García de Galicia. De su matrimonio con Fernando I, nacieron:
Urraca de Zamora; Sancho, rey de Castilla como Sancho I y de León como Sancho
II; Elvira, señora de Toro; Alfonso. rey de León, Castilla y Galicia como
Alfonso VI; y García, rey de Galicia.
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