Alfonso V, rey de León desde el 999 al 1028

Es Alfonso V el undécimo rey de León y noveno de nuestra serie. Era hijo de Bermudo II el Gotoso y de la segunda esposa de éste, doña Elvira García. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, el obispo Sapiro afirma que contaba tres años a la muerte de su padre, aunque todos los cronistas cristianos del siglo XII coinciden en que Alfonso V llegó al poder con cinco años, con lo cual debió nacer alrededor del año 994. Aunque Bermudo II había tenido descendencia de su primer matrimonio con doña Velasquita, es Alfonso el primer y único hijo varón legítimo del monarca.

Desde un principio su presencia en los documentos emitidos por la Cancillería Real es constante, lo cual le acarrea numerosos peligros, siendo un niño sufrió un intento de asesinato, intentona debida al noble asturiano Analso Garvixio, que fue severamente castigado junto a su esposa por traición. Pero lo más destacado de su infancia es, sin duda, la muerte de su padre en el año 999, 38 días después del fallecimiento es proclamado rey en León.

La custodia fue asumida conjuntamente por la reina viuda Elvira García y por el noble gallegoportugués Menendo González, el rey estuvo muy unido a ellos hasta la muerte de su madre en el año 1017, sus buenas relaciones con Menendo marcó que la corte de Alfonso V se instalara en Galicia.

Goza el reino de una placida tranquilidad durante los tres primeros años, pero a los dos años de la muerte de Almanzor, el conde castellano Sancho García conspiro para controlar al rey. Solicitado el arbitraje de Abd al-Malik, sucesor de Almanzor, este reafirmó en el cargo a Menendo González, este arbitraje produjo un gran enfado en el conde castellano, el cual como represalia colaboró con los musulmanes en la expedición que realizaron en 1005 por tierras de Navarra. Finalmente se reconcilió con Alfonso en 1007, ante el miedo a sus antiguos aliados.

Un ejército compuesto por tropas leonesas, castellanas, navarras y aragonesas se enfrentaron en Clunia a los ejércitos musulmanes, la expedición fracaso debido a la gran pericia de Abd al-Malik, el cual a continuación marcha contra Coimbra y León. Tras esta campaña firma la paz con Alfonso, el cual se vio obligado a reconocer la superioridad del dirigente amirí, librándose así de sus ataques.

Tras la muerte del conde Menendo, posiblemente a manos de los normandos, toma Alfonso V la rienda del poder en el año 1008, sufriendo un cambio en la política interior del reino que se hace firmemente anticastellana. Entramos así en un periodo de continuos levantamientos entre los años 1012 y 1014, destacaremos por su importancia la rebelión encabezada por Nuño Fernández en 1012 y la dirigida por García Gómez y Sancho García en el 1014, aunque en ambos el monarca hizo valer su autoridad. En 1015 hizo frente a una incursión normanda en la diócesis de Tuy, infligiéndoles una gran derrota a los que el mismo llamó "hombres del norte".

Concluidas las hostilidades dedica todos sus esfuerzos a la reconstrucción del reino, reformando la administración y promulgando los Decretos y Leyes del rey Alfonso, y la que es su obra legislativa más importante, el Fuero de León. Dedicó grandes esfuerzos en asentar las fronteras de su reino, beneficiado por la minoría de edad del nuevo conde de Castilla, García, y por la guerra civil que se estaba desarrollando en al-Ándalus. Consideró que había llegado el momento de recuperar algunos terrenos arrebatados en años anteriores. Dirige una expedición hacia Portugal en el 1028 proponiéndose recuperar Viseo y Coimbra, pero no llegaría a buen término puesto que, al realizar un reconocimiento del terreno, fue atravesado por una flecha.

La muerte repentina, de Alfonso cuando solo contaba 35 año, reavivó las sublevaciones nobiliarias, al parecer alentadas por Sancho el Mayor. Los restos mortales fueron enterrados en la iglesia de San Juan Bautista, transformada años más tarde en la colegiata de san Isidoro de León.