Sancho Ramírez, rey de Aragón desde 1063 a 1094, y rey de Pamplona desde 1076 a 1094
Sancho
Ramírez I sucedió a su padre Ramiro I, muerto ante las murallas
de Graus (Huesca), luchando contra castellanos y musulmanes, cuando la
expansión aragonesa hacia el Sur quedó paralizada. Para impedir los ataques de
castellanos, navarros y de los condes de Barcelona, Sancho Ramírez se declaró
vasallo de la Santa Sede, poniendo así su Reino bajo la protección del Papa.
Fruto de este vasallaje fue la cruzada que en 1064 convocó el Papa Alejandro
II, 30 años antes de que se predicara la primera cruzada para liberar a Tierra
Santa del poder islámico.
El Ejército que llegó, con este
motivo, estaba compuesto por caballeros franceses e italianos, a los que se
sumaron catalanes y aragoneses bajo el mando de Guillermo de Aquitania. Los cruzados sitiaron Barbastro, que se rindió a los 40 días. Los cruzados, entonces, se
dedicaron al pillaje, asesinando a sus habitantes, violando a sus mujeres y
apropiándose de las riquezas de la ciudad. A pesar de haberse comprometido a
respetar la vida de los musulmanes si se rendían.
Sancho Ramírez I, consiguió que Roma
reconociera sus derechos sobre la plaza, y aunque el Papa se la entregó, la
administración recayó sobre Ermengol, conde de Urgell, cuyos intereses
interferían con los de Aragón, lo que contrariaba al Monarca aragonés. Los
castellanos no pudieron intervenir en la defensa de Barbastro, pese al pacto
que mantenían con al-Muqtadir de Zaragoza, por serles totalmente imposible
enfrentarse a los cruzados.
Poco duró su presencia en la plaza
conquistada. Al-Muqtadir, con la
ayuda prestada por la que le prestó la Taifa Sevillana, sitió a Barbastro. Ermengol de Urgell efectuó una salida, con el objetivo
de romper el cerco, resultando muerto en el enfrentamiento. A últimos de abril
de 1065, al-Muqtadir entró en Barbastro y pasó a cuchillo a toda la guarnición
en represalia por la masacre que hicieron los cruzados. También intervino
Sancho Ramírez I en la llamada “guerra
de los tres Sanchos” al lado de su primo Sancho Garcés IV, el de Peñalén, de Navarra, enfrentado contra el Monarca castellano Sancho II el Fuerte.
En 1076 moría asesinado, victima de
una intriga dirigida por sus hermanos Ramón y Ermesinda, Sancho Garcés IV, el
de Peñalén, lo que planteó un grave problema sucesorio. Los nobles navarros se
negaron a aceptar como sucesor, al hijo del asesinado, a la vez que descartaban
al fratricida. En consecuencia, solo quedaban como candidatos Alfonso VI el Bravo, rey
de Castilla y León y Sancho Ramírez I, siendo éste el elegido.
Alfonso VI al tener noticias de la
muerte de Sancho Garcés IV, se apresuró a invadir Navarra y recuperar los
territorios perdidos por Castilla, treinta años atrás. Entretanto, Sancho
Ramírez I llegó a Pamplona, siendo coronado Rey de Navarra con el nombre de Sancho V. Así Aragón y Navarra permanecerían unidos durante los
siguientes 58 años, hasta la muerte de Alfonso I el Batallador.
Sancho Ramírez I y Alfonso VI de Castilla firmaron un acuerdo por el que el
castellano reconocía a Sancho V como Rey de Navarra, aunque éste se sometía al
vasallaje de Castilla, y se fijaban nuevas fronteras. Castilla recuperó Álava,
Vizcaya, parte de Guipúzcoa y La Rioja.
Estabilizadas las relaciones entre
Navarra y Castilla, Sancho Ramírez I pudo proseguir su labor conquistadora,
tomando Ayerbe, en Huesca y Graus. En 1084, al-Hachid, Rey de la taifa de Lérida, que se sentía
amenazado por las tropas del Cid
Campeador, solicitó su ayuda. Pero Sancho Ramírez I, fue vencido cerca de
Tortosa, y tuvo que huir acosado por el Cid. Ese mismo año, sufrió la derrota
de Piedra Pisada (Huesca) frente a
los musulmanes, lo que le impidió proseguir sus conquistas en la zona de Barbastro.
En 1085, asoció al Trono a su hijo
Pedro, confiándole el Gobierno de Sobrarbe y Ribagorza. La entrada de los
almorávides en España en 1086 hizo que colaborara con Castilla para cortar su avance.
Ese mismo año, envió un contingente de tropas navarroaragonesas para apoyar a Alfonso VI de Castilla que se estaba preparando para combatirles pero, en el
enfrentamiento, éste sufrió una terrible derrota, con graves pérdidas en Zalaca o Sagrajas (Badajoz).
Sancho, siguiendo con su objetivo de
conquistar Huesca, tomó en 1089 el castillo de Monzón, y dos años después, el de Montearagón, con Huesca a la vista, construyó un castillo al norte
de la ciudad, en un cerro que lo llamó Pueyo
Sancho. El cerco de Huesca lo completó con la conquista de la ciudad de Almenara (Castellón) en 1091.
Continuando con la colaboración
prestada a Alfonso VI, en su lucha contra los almorávides, envió tropas en 1090,
en defensa de Toledo. Pese a las diferencias y luchas habidas con Rodrigo Díaz
de Vivar, el Cid Campeador, promovió el navarro un acercamiento que culminó con
la entrevista que mantuvieron en Gurrea del Gállego (Huesca), de donde saldría
una alianza que se fue fortaleciendo con el paso de los años. Igualmente
participó en el intento de la toma de Valencia junto a castellanos, catalanes y
genoveses.
En 1093, Sancho Ramírez I inició, de
nuevo, el asedio a Huesca, empresa que no pudo culminar, al caer herido de
muerte por una saeta musulmana el 4 de junio de 1094. Le sucedió en el trono, su
hijo Pedro I de Aragón, que era su compañero de lucha desde hacía años. Casado
en primeras nupcias con Isabel de Urgel,
hija del conde Armengol III de Urgel, quien desaparece de la documentación
aragonesa en 1068, posiblemente repudiada. De esta unión nació: Pedro I
Sánchez el Católico, rey de Pamplona y Aragón. De un segundo matrimonio con Felicia de Roucy, hija del conde
Hilduino IV de Montdidier, señor de Ramerupt, conde consorte de Roucy,
nacieron: Fernando Sánchez de Aragón,
falleció antes que su padre; Alfonso I
Sánchez el Batallador, rey de Pamplona y Aragón y Ramiro II Sánchez el
Monje, rey de Aragón.
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