Pedro I, rey de Aragón y Pamplona desde 1094 a 1104
Fue hijo de SANCHO RAMÍREZ, monarca de la dinastía
aragonesa creada tras dividir el reino SANCHO GARCÉS III el Mayor en 1035, y de Isabel de Urgell, hija de Ermengol
III de Urgell. Desconocemos la fecha de su nacimiento, aunque la podemos
situar, entre septiembre de 1068 y septiembre de 1069, por ser su madre repudiada
por el rey en el 1070. Pedro fue el primogénito de sus hermanos: Fernando, ALFONSO y Ramiro
II el Monje.
Aunque apareció
públicamente en 1072, a partir de 1080 figuró regularmente en el entorno real.
A partir de esas fechas, los compromisos importantes, llevaban la corroboración
de Pedro. El nombre que, hasta entonces no había sido utilizado por la
monarquía aragonesa, parece que fue un acercamiento a la Santa Sede, tras el vasallaje
prestado al Papa en 1068. Por otra parte, este nombre será, a partir de aquí,
uno de los característicos de la Familia Real aragonesa, juntamente con
Alfonso.
“Pedro, hijo de Sancho lo escribió”
Como es habitual,
se carece de información sobre la educación recibida por Pedro, aunque se
atribuye al abad de Alquezar, Galindo de Muro. A diferencia de sus
antecesores y sucesores, que firmaban con signos cruciformes, Pedro firmaba sus
documentos con un signo árabe, con una fórmula que dice: “Pedro, hijo de Sancho lo escribió”. Es posible que supiera algo de
árabe y, que quisiera, con este gesto, realzar su dignidad copiando prácticas
andalusíes.
En junio de
1085, Sancho Ramírez le hizo entrega del dominio sobre Sobrarbe y Ribagorza, que
habían sido anexionados por RAMIRO I. Esta entrega, implicó una clara actividad
política por parte del joven Pedro I, preparando así la sucesión al Trono, de
una manera que no supusiera ninguna brusquedad, cosa que debilita al nuevo
gobernante, frente a los nobles. Esta posición culminó el 24 de junio de 1089,
cuando Sancho y el infante Pedro conquistaron Monzón, que fue confiado al
heredero siendo, a su vez, el comienzo de una serie de campañas contra Zaragoza
y otras ciudades del valle del Ebro.
La expansión se
inició seis años antes, con la ocupación de fortalezas a lo largo de los ríos
Gállego y Cinca, sectores estratégicos para la defensa de la taifa zaragozana, pero adquirió
nuevos matices, cuando Rodrigo Díaz de
Vivar, que había contribuido a apuntalar las defensas musulmanas, optó por
la creación de un principado propio en Valencia,
tres años después, llegó a un acuerdo con el soberano aragonés, dando paso a
una alianza dirigida a debilitar las taifas de la zona oriental de la
Península.
Despejado el camino,
Sancho Ramírez, con el objetivo de devastar las comarcas islámicas de la
región, fortificó en 1091 “Sobre
Zaragoza” (El Castellar) y, dos
años después, Almenar, en las
inmediaciones de Lérida. En esos años, Sancho, organizó una importante campaña
contra Tortosa, colaborando con la flota genovesa, ocupando Salou y algunos castillos en el Maestrazgo valenciano y La Plana castellonense. Paralelamente,
consolidó diversas alianzas y vasallajes, siempre compartidos por el infante
Pedro. Reactivó las relaciones con la Santa Sede, con Urbano II. La invasión de
los almorávides en 1086 hizo evolucionar la relación con ALFONSO VI, hasta transformarla en una
auténtica ayuda militar.
El matrimonio
del infante Pedro con Inés, hija de Gui-Geoffroi o Guillermo VIII, conde de Poitou y duque de Aquitania, que se
celebró en enero de 1086, tiene una gran importancia, ya que revitalizaba una
relación que se había creado en tiempos de SANCHO III el Mayor y que proseguiría
mientras pervivió la dinastía aragonesa. Gui-Geoffroi participó en la
expedición de Barbastro de 1064. Otra de sus hijas fue repudiada por Alfonso
VI, lo que influyó en su decisión de aliarse con los aragoneses. Inés estuvo
unida a Pedro, una vez rey, hasta 1097, cuando falleció. Con ella tuvo el futuro
rey dos hijos, uno recibió el nombre de Pedro, y estaba destinado a ser el
heredero del reino, y otra, Isabel, que tomaba el nombre de su abuela. Desde
1097, ambos descendientes, arrastraron una salud deficiente que hizo que
muriesen antes que su padre. El infante Pedro el 1 de febrero de 1104, con lo
cual se abrió el camino al hermanastro del Rey, Alfonso, el siguiente en la
línea sucesoria.
Tras morir Inés, Pedro I contrajo matrimonio con Berta
Tras la muerte
de Inés, el rey Pedro I contrajo un segundo matrimonio el 16 de agosto de 1097
con Berta, de origen desconocido. Es probable que fuese italiana y proveniente
de la familia de los marqueses de Turín, en concreto de Pedro de Aosta, que se trataba
de una familia partidaria de la reforma y de los papas, en un contexto particularmente
conflictivo, por las disputas entre el emperador Enrique IV con Gregorio VII
y Urbano II. Esta decisión
reafirmaba el esquema de alianzas establecido por Sancho Ramírez y respetado
por Pedro I.
La llegada al
poder de Pedro I se rodeó de ceremoniales, por una parte para solemnizar la memoria
del Soberano difunto, culminadas con el enterramiento en San Juan de la Peña,
panteón dinástico, el 4 de diciembre; por otra, manifestar públicamente la
presencia del nuevo Monarca. Durante el verano de 1094, Pedro, viajó a Valencia
para ratificar su alianza con el Cid, recorriendo después, las diferentes
comarcas del reino, para entablar contactos con los nobles.
Durante los
siguientes diez años, Pedro I en una amalgama de regiones del Pirineo Central y
Occidental, resultado de la incorporación de los territorios pamploneses a los
dominios originarios de la dinastía remírense. Se componía esencialmente de dos
núcleos estructurados alrededor de Pamplona
y de Jaca, ambos unidos por el
Camino de Santiago. La ruta jacobea prolongaba este sector hacia Estella.
En 1095, las
campañas se encaminaron hacia las marcas de Sobrarbe y permitieron, a Pedro I, ocupar una zona que corresponde con
el Somontano de Barbastro, entre los
ríos Vero y Alcanadre, siendo Naval el
núcleo más significativo. Un año después, en el mes de mayo, se formalizó, de
nuevo, el asedio de Huesca, que solicitó ayuda de al-Musta‘in, el cual hizo un
esfuerzo militar, que contó con la ayuda de algunos nobles castellanos con
intereses en La Rioja. El 19 de noviembre de 1096 se enfrentaron ambos ejércitos
en Alcoraz, en las cercanías de
Huesca, con una victoria aplastante de Pedro I. El 27 de noviembre se entregó
Huesca mediante una capitulación pactada cuyos términos se ignoran. A principios
de 1097, Pedro I se encaminó a Valencia para ayudar a Rodrigo Díaz a abastecer Benicadell, librándose, al regreso, la
batalla de Bairén, en la que
vencieron a un importante ejército almorávide. También ayudó a Alfonso VI de
Castilla-León, que había sido derrotado en Consuegra por Yusuf b. Tasufin.
Pedro I, enfermo, falleció el 14 de septiembre de 1104
En la última
parte del reinado de Pedro I, tiene lugar la ocupación de Barbastro. Durante
dieciocho meses, la hueste navarroaragonesa devastó el territorio y construyó
varios castillos. Es posible que en la primavera de 1101, al-Musta‘in intentase
levantar el asedio de Barbastro, que capitulo el 18 de octubre de ese año,
mientras la campaña se prolongaba, con la ocupación de varias localidades del
bajo Cinca. Un tema importante y necesario era, consolidar las conquistas, reduciendo
las bolsas de resistencia existentes en Bolea
(1101) y Piracés (1103). En
diciembre de 1101 obtuvo la renovación de fidelidad vasallática del conde de
Urgell, y en 1103 llegó a un acuerdo con el conde de Pallars Jussá. En otoño
del año siguiente, en una pausa en la lucha contra los almorávides, emprendió
una campaña contra el conde del otro Pallars, el Sobirá, en el valle de Arán. Pero,
Pedro I, a pesar de lo que sugiere su incesante actividad, estaba enfermo y
falleció el 14 de septiembre de 1104 en el transcurso de esta expedición.
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