Manuel Ruiz Zorrilla. 69º Presidente en 1871 y 73º entre 1872 y 1873
Segundo Presidente durante el reinado de Amadeo I (1871-1873), desde el 24 de julio al 5 de octubre de 1871; y sexto, desde el 18 de junio de 1872 al 11 de febrero de 1873.
Nació en Burgo de Osma
(Soria), el 22 de mayo del año 1833. Tras cursar Derecho en la Universidad
Central de Madrid, Ruiz Zorrilla comenzó su andadura pública en el año 1856,
como comandante de la Milicia Nacional en Soria, contra cuyo desarme realizó
una excelente campaña. Dos años más tarde, con el mínimo de la edad permitida,
fue elegido diputado por Soria representando al Partido Progresista de Sagasta,
contrario al moderantismo de O'Donnell,
cargo que repetiría ininterrumpidamente. En el Congreso de los diputados, Ruiz
Zorrilla trabajó incansablemente con frecuentes discursos e interpelaciones al
Gobierno. Como progresista, defendió la idea democrática de la voluntad
general, mientras que, curiosamente, los demócratas defendían la idea liberal
de los derechos naturales del hombre, es decir, la aplicación política
inmediata y total, a la par que los progresistas de Ruiz Zorrilla abogaban por
una evolución que permitiese llegar a la plenitud del ejercicio de la soberanía
nacional, sin comprometer por ello el orden público.
Debido a su declarada y
pública enemistad con la reina Isabel II,
a la que identificaba con los reaccionarios, participó en el pronunciamiento
del año 1866 del cuartel de San Gil, a las órdenes directas del general Prim,
por cuya causa se vio forzado a tomar el camino del exilio. El 16 de agosto del
mismo año, Ruiz Zorrilla participó en el Pacto de Ostende, el cual supuso la alianza
entre los progresistas y demócratas, y cuyo objetivo primordial era el de
derrocar a Isabel II y convocar Cortes constituyentes, por sufragio universal,
para decidir el futuro político del país. En la reunión participaron, además de
Ruiz Zorrilla, el general Prim, Sagasta, Becerra y Carlos Rubio.
Ruiz Zorrilla no
regresó a España hasta el mismo comienzo de la Revolución del año 1868 (La
Gloriosa), que llevó a los liberales al poder, tomando en ella una parte activa
y decisiva para su realización y triunfo. En el primer Gobierno provisional
de Serrano fue
nombrado ministro de Fomento. Su actividad en el ministerio fue muy importante,
comenzando una reforma legislativa de clara orientación liberal: decretó la
libertad de la enseñanza primaria y de los demás grados; controló los bienes
artísticos de la Iglesia; liberalizó la creación de bolsas de comercio;
suprimió la Facultad de Teología, dejando la enseñanza religiosa a cargo de los
seminarios; instó a los ayuntamientos a colaborar en la difusión de la
enseñanza aplicada a la agricultura e industria, mediante la creación de
sociedades científicas, escuelas de arte y oficios, y la preparación básica
para adultos; repuso en sus cátedras a los catedráticos defenestrados (Sanz del Río, Salmerón,
García Blanco, Giner de los Ríos, Castelar,
y un largo etc).
En el año 1869 pasó al
ministerio de Gracia y Justicia, también con Serrano como regente provisional,
donde emprendió la reforma legislativa, renovando la Comisión de Códigos y
dándole la orientación liberal de la Constitución que acababa de ser aprobada.
Presentó numerosos proyectos de ley a las Cortes, dando muestras de su gran
capacidad de trabajo: reformas de casación, supresión de la pena de argolla,
aprobación del matrimonio civil, organización de tribunales, etc.
Tras el triunfo de la
candidatura de Amadeo de Saboya para
ocupar el trono español, Ruiz Zorrilla, que aún conservaba su ideología
monárquica, presidió el Congreso de los diputados y formó parte de la comisión
que marchó a Florencia para comunicar al nuevo rey su elección, siendo su más
firme apoyo junto con Prim. Pero a su regreso, Ruiz Zorrilla se encontró con la
noticia del asesinato de Prim, lo que supuso un duro golpe para él y para el
propio partido progresista, ya que la inesperada desaparición del líder dejó a
la formación sin un jefe reconocido por todos, creando con ello las condiciones
para el posterior enfrentamiento entre la facción radical de Ruiz Zorrilla y la
conservadora de Sagasta. El panorama político se complicó algo más con la idea
del rey que pretendía crear una fórmula de partidos alternantes mediante la
ruptura de la coalición.
En el primer gobierno
de Amadeo de Saboya, presidido por Serrano, Ruiz Zorrilla se hizo cargo, nuevamente,
de la cartera de Fomento. Una vez que éste fracasó, el rey llamó a Ruiz
Zorrilla para constituir un segundo gabinete, el cual también estuvo abocado al
fracaso por los continuos enfrentamientos entre Sagasta y Ruiz Zorrilla. Éste
último se esforzó por armonizar la nueva dinastía con un sistema democrático,
acercándose a la izquierda democrática, mientras que su oponente Sagasta intentó atraerse a la derecha unionista. En el verano del año 1872, Amadeo de Saboya volvió a encargar a Ruiz Zorrilla la formación de gobierno, compatibilizándolo
con la cartera de Gobernación. A su iniciativa directa se debieron, entre otras
medidas, la creación del Banco Hipotecario, los proyectos de ley de dotación
del clero y de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, enfrentándose de
lleno con el cuerpo de artilleros, conflicto que desembocaría con la abdicación
de Amadeo de Saboya, el 11 de febrero del año 1873. Como consecuencia de dicha
renuncia, Ruiz Zorrilla se apartó de la vida pública, como principal valedor
del rey que era, al que acompañó hasta Lisboa en su viaje de despedida.
Ruiz Zorrilla regresó
al país ante las insistentes llamadas de sus compañeros de partido, quienes
veían peligrar la revolución social que propugnaban. En agosto del año 1874,
Ruiz Zorrilla se declaró oficialmente republicano y dispuesto a luchar para
evitar el regreso de los Borbones al trono español, cosa que no pudo evitar. El
4 de febrero del año 1875 recibió la orden taxativa de la policía de abandonar
el país, a la par que se le prohibió el establecerse cerca de la frontera
española, por lo que decidió trasladarse a París. El 25 de agosto del año 1876,
Ruiz Zorrilla publicó un manifiesto en el que propuso la República como sistema
de gobierno, amparándose en la Constitución del año 1869, haciendo desaparecer
todo lo que pudiera recordar a un régimen monárquico. Tal toma de postura
obligó a Ruiz Zorrilla tomar la vía conspiratoria y militar como único medio
político para reivindicar sus ideas.
Ese mismo año, Salmerón se unió a Ruiz Zorrilla en París para constituir el Partido Reformista Republicano.
En mayo del año 1877 se preparó el primer intento revolucionario que se llevó a
cabo en Aragón, Cataluña y el País Vasco; pero la carencia de un personaje con
la suficiente capacidad de liderazgo para aglutinar a un grupo tan heterogéneo,
hizo fracasar el pronunciamiento, toda vez que Ruiz Zorrilla carecía de esa
capacidad de mando, debido a su condición de jefe civil, que le hacía muy difícil
hacerse reconocer por los jefes militares. En el año 1880 Ruiz Zorrilla firmó
un manifiesto en el que se configuró el Partido Progresista Democrático, junto
con otros destacados republicanos, como Martos y Montero Ríos.
El propio Martos, en representación de Ruiz Zorrilla en el interior del país,
dirigió una segunda conspiración en la que logró contar con el apoyo del general Serrano, quien se entrevistó con Ruiz Zorrilla en Biarritz, e incluso
apoyó financieramente la intentona de derribar a la monarquía borbónica. La
trama acabó siendo descubierta, lo que obligó a Ruiz Zorrilla a trasladarse a
Londres y abandonar París. La situación de Ruiz Zorrilla se complicó aún más
cuando empezaron a surgir diferencias insalvables entre los líderes del
partido, provocando que Martos y otros más pasaran a colaborar con el régimen
vigente de la Restauración monárquica. Ruiz Zorrilla se dedicó entonces, en
contra de la opinión de Salmerón, a dirigir una serie de levantamientos que
acabaron todos ellos en absolutos fracasos y que desprestigiaron todavía más la
imagen del republicanismo español: el de Badajoz, que repercutió en la Seo de
Urgell y Santo Domingo de la Calzada (1883); el de Monte Nevada y Santa Colona
de Farnés (1883); y el de Villacampa, en Madrid (1886).
La muerte de Alfonso XII,
el 25 de noviembre del año 1885, dio paso a la regencia de María Cristina y
a la formación de nuevo gobierno a cargo de los liberales liderados por Sagasta. Ruiz Zorrilla intentó aprovechar la coyuntura política para alimentar
un nuevo movimiento de insurrección republicana. No obstante, y gracias a los
informes suministrados por el cónsul español de Perpignan, el gobierno hizo
frente con tropas regulares al conato revolucionario liberal, obligando a las
paupérrimas tropas reclutadas por Ruiz Zorrilla a replegarse hacia el interior
del territorio francés. Ruiz Zorrilla volvió a su refugio de París totalmente
convencido de que el sistema republicano todavía no contaba con el sustrato
social adecuado para implantarse en España.
Desde el año 1892, Ruiz
Zorrilla renunció a todo intento de insurrección armada como medio de instaurar
la República, pasando a ejercer una actividad política en unión de otros
sectores republicanos parlamentaristas, con las que formó el partido Unión
Republicana. La nueva formación dio acogida a los centralistas de Salmerón, los
federalista de Pi y Margall y
los progresistas de Ruiz Zorrilla y el doctor Esquerdo.
Ruiz Zorrilla fue elegido diputado por su partido en los años 1891 y 1893, pero
se negó a ocupar su escaño por su precaria salud a raíz de la muerte de su
esposa, María Barbadillo, y por que había jurado no regresar nunca a España
mientras hubiera un Borbón en el trono español. Finalmente, a causa de su cada
vez más delicada salud, Ruiz Zorrilla reconsideró su postura y regresó a
España, estableciéndose en la localidad alicantina de Villajoyosa.
El 16 de febrero del
año 1895, por medio de una carta escrita al diario liberal El País, Ruiz Zorrilla anunció su
decisión irrevocable de retirarse de la política, decisión ésta que provocó una
urgente reunión en las filas de su partido progresista ante la necesidad de
elegir un nuevo presidente. De la reunión surgió la escisión del partido en dos
facciones, aglutinándose la derecha en torno a Muro y Sol y Ortega, los cuales
formaron el Partido Republicano Liberal, y la izquierda, agrupada en torno al
doctor Esquerdo y Alejandro Lerroux, formando el Partido Progresista.
Cuando Ruiz Zorrilla se
trasladaba de Villajoyosa a Tablada (Madrid) por motivos particulares, la
muerte le sorprendió en Burgos, el 13 de junio del año 1895.
Ramón Martín
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