Pablo I, zar de Rusia (1796 a 1801)

 


Nació en San Petersburgo, el 1 de octubre de 1754. Fue el único hijo de Catalina II, quien da a entender, en sus memorias, que el padre no era su marido Pedro III, sino su amante Sergéi Saltykov. Durante su infancia, Pablo fue apartado del lado de su madre por la emperatriz Isabel, que se encargó de su educación. Se le consideró un niño inteligente y hermoso, pero cambiará al sufrir un ataque de tifus en 1771, que le afectará de por vida. Según Lord Buckinghamshire, embajador británico en la corte rusa, su madre lo odiaba, y pretendía envenenarlo, deteniéndose por temor a las consecuencias. Aunque hay quienes dicen que la emperatriz lo trataba con cariño.

Catalina II, en un intento de conseguir una alianza con Federico II de Prusia, lo casó con Natalia Alekséievna, hija de Luis IX, en el año 1773. Después de la muerte de ésta, su madre lo casó el 7 de octubre de 1776, con María Fiódorovna. Por estas fechas, se creyó el blanco de un asesinato, organizado por su propia madre, llegando a acusarla abiertamente de mezclar fragmentos de vidrio en su comida. Sin embargo, su madre, a pesar de que le eliminó de su consejo y comenzó a distanciarlo del poder, no tomó represalias contra él. El uso de su nombre por el rebelde Pugachov, que decía ser su padre, hace que la posición de Pablo sea cada vez más difícil. Al nacer su primer hijo en 1777, la emperatriz le dio la residencia de Pávlovsk.

En 1781, Pablo y su esposa iniciaron un viaje por Europa occidental, que duraría hasta el año siguiente. Dos años después, Catalina II le concedió el palacio de Gachina, donde se le permitió mantener una brigada de soldados inspirados en el modelo prusiano.

 


El 17 de noviembre de 1796, fue nombrado emperador de Rusia, y en el primer año de su reinado, cambió muchas de las reformas políticas que había instaurado su madre. Acusó a muchos de Jacobinismo, deportándoles simplemente por llevar ropa de estilo parisino o leer libros franceses; también permitió volver del exilio siberiano al más activo crítico de Catalina, Alejandro Radíshchev. Mando enterrar a su padre, con gran pompa, en el sepulcro real de la Catedral de Pedro y Pablo. Para acabar con el rumor de su ilegitimidad, Pablo alardeó de ascender de Pedro I el Grande.

Pablo era idealista y generoso, aunque iracundo y vindicativo consideraba a la nobleza, decadente y corrupta, y pretendía transformarla en una casta de leales; a los que se ajustaron a este modelo, les concedió más siervos en cinco años que los que había dado su madre durante los treinta y cuatro años de su mandato; sin embargo, a los que no compartían sus puntos de vista, los despidió o perdieron sus puestos en la corte. De acuerdo con sus ideales caballerescos, fue elegido Gran Maestre de la Orden de los Caballeros Hospitalarios, a quienes acogió tras su expulsión de Malta por Napoleón. Estableció la tradición imperial rusa de llevar las insignias de los Caballeros Hospitalarios junto con las otras órdenes rusas. Construyó tres palacios en los alrededores de la capital rusa. Fue motivo de comidillas en la corte su historia de amor con Ana Lopujiná. En 1798 hizo entrar a Rusia en la Segunda Coalición contra Francia, enviando a Alejandro Suvórov a luchar contra Napoleón en Suiza y a Ushakov para ayudar a Nelson en el Mediterráneo. Tras sufrir grandes penurias y sin ganar en ninguna campaña, da un giro a su política exterior en 1801 y cambia a una neutralidad armada contra Gran Bretaña. En ambos casos se guio por motivos personales, contra Francia porque tenía interés por los Hospitalarios; y contra Gran Bretaña, cuando éstos conquistaron Malta, alma máter de la orden. Además de los anteriores, abandonó un plan ruso-francés de asalto naval a las islas Británicas; otra de sus locuras fue el envío de una fuerza de Cosacos a luchar contra los británicos en India.

Las premoniciones de Pablo sobre su asesinato estuvieron bien fundadas. Su interés por obligar a los nobles a adoptar un código de caballería hizo que perdiera la confianza de muchos de sus asesores. Descubrió una serie de maquinaciones y la corrupción en la tesorería rusa. A pesar de derogación de la ley, que permitía el castigo corporal de las clases libres, por Catalina II, y de que él dirigió las reformas destinadas a aumentar los derechos de los campesinos, y un mejor tratamiento para los siervos, la mayoría de sus políticas se consideraban como una molestia para los nobles, así que sus enemigos elaboraron un plan de acción. Unos meses antes de su muerte se organizó una conspiración por los condes Piotr Alekséyevich Pajlen, Nikita Petróvich Panin, y el aventurero medio español, medio napolitano Almirante Ribas. Aunque la muerte de éste último retrasó la puesta en marcha de la conspiración, en la noche del 11 de marzo de 1801, Pablo sería asesinado en su dormitorio en el Castillo de San Miguel por funcionarios despedidos encabezados por el general Bennigsen, un hanoveriano al servicio de Rusia. Entraron en su dormitorio, y encontraron a Pablo escondido tras unas cortinas, le obligaron a firmar su abdicación, a lo que ofreció cierta resistencia, entonces, uno de los asesinos le golpeó con una espada, siendo después estrangulado y pisoteado hasta la muerte. Fue sucedido por su hijo, el futuro emperador Alejandro I, que se encontraba en el palacio.


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Ramón Martín


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