Natalia Alekséievna, primera esposa de Pablo I, zar de Rusia
Guillermina
de Hesse-Darmstadt, nació en Prenzlau, el 25 de junio de 1755, era la quinta
hija de Luis IX, landgrave de Hesse-Darmstadt y de Carolina de
Zweibrücken-Birkenfeld, condesa Palatina. Fue criada en Buchsweiler por su
madre.
En 1773, Catalina
la Grande
estaba buscando una esposa adecuada para su hijo, por lo que pidió ayuda al rey
Federico II de Prusia, el cual, pensó en las tres hijas solteras del landgrave
de Hesse-Darmstadt, ante lo que, la emperatriz envió una invitación para
visitar Rusia a las tres hermanas: Guillermina, Amalia y Luisa, junto a su madre.
Muy interesadas, las princesas perfeccionaron su francés, ensayaron bailes,
practicaron sus reverencias y completaron sus ajuares. Para dirigir el viaje se
nombró a Johann Heinrich Merck. La primera parada fue en Berlín, desde donde pasaron
a la costa báltica para subir a una flotilla de cuatro barcos, enviada por la
emperatriz Catalina, que las llevaría a Rusia. El mejor amigo de Pablo,
el joven Andrei Razumovski, que estaba al mando de la fragata donde viajaban las
señoras, comenzó un coqueteo con Guillermina. Dos días después de llegar a
Rusia, el gran duque Pablo escoge a Guillermina como esposa.
Guillermina
era una joven bonita, alegre y exuberante, y Pablo había quedado prendado de ella.
El 9 de julio de 1773, la princesa recibió la Orden de Santa Catalina,
el 15 de agosto, fue aceptada en la fe ortodoxa, con el nombre de Gran
Duquesa Natalia Alexeievna, y al día siguiente se comprometió con e Pablo.
Sus esponsales se celebraron el 29 de septiembre de 1773.
En
el transcurso de los primeros meses tras el matrimonio, la alegría y
espontaneidad de Natalia anima a la corte. La emperatriz estaba encantada con
ella, pero con el paso del tiempo empezaron a surgir las dificultades, y el
matrimonio se convirtió en un fracaso. La madre de Pablo escribió que Natalia "ama
en extremos a todas las cosas. No escuchará ningún consejo, y no veo en ella ni
encanto, ni ingenio, ni razón". No obstante, Natalia, fue de gran
influencia con su marido, permitiéndose presionar para conseguir el cogobierno.
Desde su llegada, Natalia se negó a aprender ruso, al tiempo que intrigaba para
ayudar a Pablo a ganar el trono. Pero se había enamorado de Andrei Razumovski,
dando comienzo un romance, pero, desafortunadamente para Natalia, toda la corte
conocía su infidelidad, y como consecuencia, Andrei fue enviado fuera del
palacio. Pablo, que no sabía nada de la situación, protestó en contra de la
marcha de su mejor amigo. Para complicar más las cosas, Natalia estaba
embarazada, no sabiéndose si el niño era de Pablo o de Andrei, aunque para
Catalina, lo realmente importante era que Natalia llevaba dentro al heredero a
la corona Rusa. El 15 de abril de 1776, en un largo y doloroso parto, Natalia
dio a luz a un niño que nació muerto. A pesar de que el bebe era de gran
tamaño, los médicos no optaron por realizar la cesárea, operación entonces poco
perfeccionada y nada recomendada debido a su alta mortalidad. El 26 de abril de
1776, Natalia murió, y Pablo, loco de dolor, insistió en mantenerse junto al
cuerpo de su esposa.
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Ramón Martín
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