Isabel I, zarina de Rusia (1741 a 1762)

 


Isabel I, segunda hija de Pedro I el Grande y Catalina I, nació en Kolomenskoe, el 29 de diciembre de 1709. Al morir Pedro I el Grande sin descendencia masculina, hubo división de opiniones sobre quién debería subir al trono; finalmente, en 1741, subió Ana I, hija segunda del zar Iván V, quien era la que menos probabilidades tenía, después de derrocar al Emperador niño Iván VI, al que hizo encerrar en la fortaleza de Schlüsselburg, aprovechando la debilidad de su madre la regenta. A consecuencia de esta polémica, se inició una revolución entre los partidarios de Isabel e Iván, que se puso fin cuando uno de sus propios aliados y amantes, Lestocq, la quiso encerrar en un convento, pero Isabel, en la noche del 25 de noviembre de 1741, mandó llamar a algunos seguidores, suplicándoles la salvaran. Les dijo que era su madre, la madre del pueblo ruso. Entonces ellos cedieron ante sus palabras: “Juro morir por vosotros, jurad vosotros morir por mí". Tenía 31 años y era hermosa y elegante, aunque tuvo una educación muy pobre que compensó con un carácter fuerte y apasionado. Al ser la última descendiente, por línea masculina, de los Romanov, estos solo quedaron representados por mujeres. Sus padres, Catalina y Pedro, tuvieron ocho hijos, pero sólo le sobrevivieron dos hijas: Ana, que fue duquesa de Holstein y que falleció en 1728, y la princesa Isabel.

Contrajo matrimonio morganático con Alexey Rozumosvsky, al quien el emperador Carlos VI hizo conde del Sacro Imperio, pero no tuvieron descendencia.

Isabel era una mujer con un carácter autoritario, excéntrica y lujuriosa. Abolió la pena de muerte en 1744, a pesar de ser muy cruel con sus enemigos, a los que torturaba; suprimió las aduanas interiores; y reorganizó el comercio exterior y las iniciativas de tipo artístico y cultural. Iván Shuvalov, favorito de Isabel, fundó la Universidad de Moscú, y también durante el gobierno de Isabel, se estableció la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo; también puso en marcha un importante plan de desarrollo de la industria metalúrgica; mejoró las relaciones con Inglaterra y Austria; y en su guerra contra Suecia, consiguió el sur de Finlandia; además se le adjudica el mantenimiento de la alianza entre Austria, Francia y Rusia, el poderoso bloque que estaba en contra de Prusia.

Isabel era muy supersticiosa, por lo que hace demorar la declaración de guerra a Federico II de Prusia porque una mosca, parada en la pared, voló y fue a posarse sobre el papel, lo cual originó un borrón de tinta. Intervino en la guerra de los siete años (1756-1763) contra Federico II de Prusia.


 

Anuló toda la obra de su padre, otorgando más privilegios a la nobleza, por lo que empobrecía a los campesinos. Tenía buenos consejeros que la ayudaban en sus decisiones, aunque entregó la dirección del gobierno a Bestoujev-Rioumin, a pesar de desconfiar de él. En lo que se refiere a sus prometidos, se puede decir que no tuvo buena suerte: algunos murieron, y otros la dejaron. Estuvo prometida al rey Luis XV de Francia, al zar Pedro II, al duque de Chartres, al duque de Borbón y al conde de Charolais. Su último prometido, el príncipe Carlos Augusto de Holstein obispo de Lübeck y candidato a la corona de Curlandia, murió de viruela. Su gran amor de juventud fue el conde Simon Narishkin, de quien se la separó violentamente. Aun así, siempre contaba con una corte de amantes, ya que necesitaba estar con alguien. Los oficiales de su guardia la adoraban, entre otras razones porque aceptaba ser la madrina de sus hijos; los soldados iban a hablar con ella, dándose el caso de tener amantes entre ellos, dicen que acabaría casándose en 1742 con uno de ellos, Razoumovski.

Hablaba en francés e instauró una etapa de cultura francesa que sucede al de la cultura alemana de Pedro I y de sus sucesores. Durante su reinado el francés llega a ser para muchos como su segundo idioma, y París, debía visitarse por el noble que se preciase como tal. Francia era lo máximo para ellos, como para otros sería Alemania, Austria o Inglaterra.

Al morir en San Petersburgo el 5 de enero de 1762, dejó como sucesor a su sobrino Pedro III, hijo de su hermana mayor y de Carlos Federico, duque de Schleswig-Holstein-Gottorp, quien había nacido en Alemania en 1728 y fue adoptado por ella en 1741.


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Ramón Martín


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