María Fiódorovna, esposa de Alejandro III, zar de Rusia
Dagmar de Dinamarca (María Sofía Federica Dagmar de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg) nació en el Palacio Amarillo de Copenhague, el 26 de noviembre de 1847. Era la segunda hija del rey Cristián IX de Dinamarca —conocido como el suegro de Europa debido a los matrimonios de sus hijos—, y su esposa Luisa de Hesse-Kassel. El hermano mayor de Dagmar se convirtió en rey de Dinamarca como Federico VIII; su hermano menor, Guillermo, se convirtió en rey de los Helenos como Jorge I; su hermana Alejandra se casó con el Príncipe de Gales y futuro rey Eduardo VII, esto explica por qué, hay un parecido sorprendente entre su hijo el zar Nicolás II y su sobrino, el rey Jorge V del Reino Unido.
María, a pesar
de que su familia era de sangre real, vivió una vida normal. El rey Cristián
VIII de Dinamarca murió en 1848 y su único hijo, Federico, ascendió
al trono, pero no tenía hijos tras dos matrimonios fallidos, suponiéndose que
era infértil, lo que causó una crisis de sucesión dinástica, ya que, debido a
que Federico reinaba en Dinamarca y Schleswig-Holstein y cada una tenía
diferentes normas de sucesión. En Holstein, la Ley Sálica impedía reinar a
la línea femenina, cosa que no sucedía en Dinamarca. Holstein, donde
predominaban los alemanes, proclamó su independencia y pidió la ayuda de Prusia.
Para discutir la sucesión danesa, en 1852, las potencias
mundiales convocaron una conferencia en Londres, acordándose un Tratado
de Paz, que disponía que el príncipe Cristián de
Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg sería el heredero de Federico en
todos sus dominios y las demandas de su suegra, cuñado y esposa, fueron
subordinadas a esta decisión. SE le dio el título de príncipe de Dinamarca y su
familia se mudó al Palacio Bernstorff. A pesar de lo cual no hubo ni un
pequeño incremento en sus ingresos y no participaban en la vida cortesana de
Copenhague, ya que se negaron a reconocer a la tercera esposa y antigua amante
de Federico, Louise Rasmussen, porque tenía un hijo ilegítimo de un anterior
amante.
El aumento de la
ideología eslavófila en el Imperio Ruso llevó a Alejandro II a iniciar las gestiones
encaminadas a buscar una esposa para su heredero, el zarévich Nicolás
Aleksándrovich, en países que no fueran de los Estados alemanes, que
tradicionalmente habían proporcionado consortes a los zares. En 1864, Nicolás,
o "Nixa" como era conocido en su familia, viajó a Dinamarca, donde se
comprometió con Dagmar, pero, el 22 de abril de 1865 murió a causa de
meningitis, siendo su último deseo que Dagmar se casara con su hermano menor,
el futuro Alejandro III.
Dagmar estaba tan desconsolada que, al regresar a su patria, su familia se
preocupó seriamente por su salud. Había quedado profundamente ligada a Rusia y añoraba
lo enorme y remoto que se encontraba de su hogar. La muerte la había acercado a
los padres de "Nixa", y recibió una carta del zar Alejandro II, en la
que intentaba consolarla, diciéndola, en términos cariñosos que esperaba que se
considerase miembro de su familia, y en junio de 1866, durante una visita a
Copenhague, el zarévich Alejandro se comprometió con Dagmar.
Dagmar dejó
Copenhague el 1 de septiembre de 1866, siendo recibida calurosamente en Kronstadt por
Alejandro II y toda su familia. Ella adoptó la fe ortodoxa, convirtiéndose en
la Gran Duquesa María Fiódorovna de Rusia. La boda tuvo lugar el 9
de noviembre de 1866, en la Capilla Imperial del Palacio de Invierno en San
Petersburgo, desde donde se trasladarían al Palacio Aníchkov en San
Petersburgo, donde residirían los siguientes 15 años. Desde un principio se
esforzó por aprender el idioma ruso y tratar de entender las necesidades del
pueblo. Rara vez interfería en política, dedicando su tiempo y energías a su
familia y organizaciones benéficas. La excepción era el sentimiento antialemán
que sentía debido a la anexión de los territorios daneses al recién creado
Segundo Imperio Alemán.
El 13 de marzo de 1881, Alejandro II, fue asesinado por una bomba en el camino de regreso al Palacio de Invierno después de un desfile militar. Aunque a la gente no le agradaba el nuevo zar, ellos adoraban a su nueva emperatriz. Alejandro y María fueron coronados en el Kremlin de Moscú el 27 de mayo de 1883. Justo antes de la coronación, fue descubierta una importante conspiración, lo que no impidió que, más de 8.000 invitados asistieran a la ceremonia. Debido a las constantes amenazas, el jefe de seguridad, el general Cherevin, instó al zar y a su familia a trasladarse al Palacio de Gátchina, un lugar más seguro, situado a 50 kilómetros de San Petersburgo. El palacio había sido construido por Catalina II. Bajo fuerte seguridad, realizaban periódicos viajes a la capital para participar en eventos oficiales. María anhelaba los bailes y reuniones en el Palacio de Invierno. Fue entonces, cuando, un grupo de estudiantes planeó asesinar a Alejandro III durante el sexto aniversario de la muerte de su padre en la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo. Los conspiradores habían llenado libros ahuecados con dinamita, con la intención de lanzarlos al zar cuando llegara a la catedral. Sin embargo, la policía secreta rusa descubrió la conspiración antes de que pudiera llevarse a cabo. Cinco estudiantes fueron ahorcados, entre los que se encontraba Aleksandr Uliánov, hermano mayor de Vladímir Lenin.
Cuando, Alejandra,
la hermana mayor de María visitó Gátchina en julio de 1894, quedó
sorprendida al ver lo débil que se había convertido su cuñado. Había desaparecido
el brillo de sus mejillas y su buen humor. María conocía lo enfermo que estaba
y que no quedaba mucho tiempo, por lo que centró su atención en su hijo mayor,
el futuro Nicolás II, ya que de él dependía su futuro personal y el de la
dinastía. Nicolás deseaba casarse con la princesa Alix de Hesse y el Rin (Alejandra
Fiódorovna); tanto María como Alejandro desaprobaban la relación, ya que la
encontraban tímida y un tanto peculiar, pero ambos aceptaron, de mala gana, el
compromiso entre Nicolás y Alix.
El 1 de noviembre
de 1894, Alejandro III murió a los cuarenta y nueve años en Livadia, cerca
de Yalta (Crimea). Durante un tiempo María estuvo inconsolable. Su hermana,
Alejandra, y su cuñado, el futuro Eduardo VII llegaron a Rusia a los pocos
días, siendo éste el encargado de organizar el funeral de Alejandro y también
fijó una fecha para la boda del nuevo zar Nicolás II con Alix. María Fiódorovna,
después de la muerte de Alejandro III tomó una posición más alentadora sobre el
futuro. Había vivido durante veintiocho años en Rusia, trece años como
emperatriz, y, todavía la esperaban, treinta y cuatro años de viudez, diez de ellos
en el exilio en Dinamarca. Siguió viviendo en el Palacio Aníchkov en
San Petersburgo y en el Palacio de Gátchina. A finales de 1916 dejó
San Petersburgo para ir a vivir al Palacio Mariyínski en Kiev. Nunca más
regresaría a San Petersburgo.
La Revolución llegó a Rusia en 1917. Después de viajar
a Kiev para reunirse con su depuesto hijo, Nicolás II en Moguiliov,
María se dio cuenta de que Kiev había cambiado y que su presencia ya no era
querida ahí. Fue persuadida por su familia para viajar a Crimea con un
grupo de refugiados Románov. Tras un tiempo viviendo en Crimea, recibió la
noticia de que su hijo, su nuera y sus nietos habían sido asesinados. Rechazó
públicamente la noticia como un rumor, a pesar de que, un día después del
asesinato del zar, recibió a un mensajero que le dijo lo difícil que había sido
la vida de la familia de su hijo en Ekaterimburgo. Ella se mantendría firme en la
creencia de que estaban a salvo, hasta el día de su muerte. La verdad era
demasiado dolorosa para admitirla. A pesar del derrocamiento de la monarquía,
María se negó, en un principio, a salir de Rusia. Solo en 1919, convencida por
su hermana, la reina Alejandra,
se marchó, de mala gana, a través de Crimea por el Mar Negro hacia Londres, en
el buque de guerra HMS Marlborough enviado por su sobrino, el
rey Jorge V.
Tras una breve estancia en la base británica de Malta y luego en Londres, regresó
a su país natal, Dinamarca. En el exilio en Copenhague, encontró a muchos
emigrados rusos. Para los que seguía siendo la emperatriz. La gente la
respetaba y valoraba. La Asamblea Monárquica de Toda Rusia, reunida en
1921, le ofreció ocupar la posición de locum tenens del trono
Ruso, que ella rechazo, con la esperanza de que Nicky estuviera vivo.
En noviembre de
1925, la hermana más cercana de María, la reina Alejandra, murió, era la última
pérdida que podía soportar, y el 13 de octubre de 1928, en Hvidøre, cerca de
Copenhague, María murió a la edad de 80 años, habiendo sobrevivido a cuatro de
sus seis hijos y a cinco de sus quince nietos. La emperatriz fue enterrada en
la Catedral de Roskilde. El año 2005, la reina Margarita II de Dinamarca
y el presidente Vladímir Putin, junto a sus respectivos gobiernos, acordaron
que los restos de la emperatriz debían ser devueltos a San Petersburgo,
conforme con su deseo de ser enterrada junto a su esposo. En el funeral, al que
asistieron altos dignatarios, la multitud que rodeaba el ataúd era tan grande
que un joven diplomático danés cayó en la tumba antes de que el ataúd fuera
enterrado. El 26 de septiembre de 2006, una estatua de María Fiódorovna fue inaugurada
cerca de su palacio favorito en Peterhof. Fue enterrada junto a su esposo
Alejandro III en la Catedral de San Pedro y San Pablo, el 28 de
septiembre de 2006.
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Ramón Martín
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