Juan II el Bueno rey de Francia de 1350 a 1364
CASA DE VALOIS
Nacimiento: El
26 de abril de 1319 en Le
Mans.
Fallecimiento: El
8 de abril de 1364 en Londres.
Padres: Felipe
VI rey de Francia y Juana
de Borgoña.
Reinado: Desde
el 22 de agosto de 1350 hasta el 8 de abril de 1364.
Fue el
segundo rey de Francia de la Casa de Valois, era hijo de Felipe
VI y Juana
de Borgoña, habiendo nacido en el castillo de Gué-de-Maului,
cerca de Le Mans. Subió al trono, en 1350, a la muerte de su padre, y pronto destacó
como un rey cruel y caprichoso, adoptando una serie de medidas que fueron muy impopulares.
Una de esas medidas consistió en mandar ejecutar al conde de Eu
acusándolo de una forma ridícula. El conde, que estaba prisionero de los
ingleses, acudió a Francia, bajo juramento de regresar, con el objetivo de
recaudar el dinero necesario para su rescate; entonces, Juan II le acusó de financiar
a los ingleses en contra de Francia. Otra de las medidas consistió en la
devaluación de la moneda, para intentar paliar la difícil situación de su
Hacienda, lo que provocó la ruina de muchos súbditos, con el mismo objetivo, persiguió
a los comerciantes en busca de su dinero.
En 1352,
al celebrarse la boda entre su hija, Juana, y el rey de Navarra, Carlos
II el Malo, capturó al navarro, obligándole a cederle algunos
territorios fronterizos. Carlos
II el Malo, también era pretendiente a la corona de Francia, y
por tanto enemigo de Juan II. Felipe, hermano de Carlos, ante la captura de su
hermano, pidió ayuda al príncipe de Gales Eduardo, conocido como el Príncipe
Negro, el cual, deseoso de ponerse del lado de cualquiera que luchase
contra Francia (enfrentada Inglaterra con Francia, a causa de la Guerra de los
Cien Años), preparó su ejército e invadió Francia por el norte, a lo que, Juan
II reunió sus tropas para hacer frente al invasor. En julio de 1356 Juan II
recibió la noticia de que dos ejércitos ingleses, uno mandado por el duque
de Lancaster y otro por el Príncipe Negro, se dirigían hacia
Normandía, decididos a encontrarse con los partidarios de Carlos
II de Navarra que su hermano Felipe había logrado movilizar. Juan
II recurrió a los mercenarios de las Compañías Blancas, famosas por su falta
de escrúpulos y por su ferocidad, las cuales fueron un azote para Francia, ya
que, durante las treguas, sembraban el terror en las poblaciones que las
acogían. Esta ferocidad fue también sufrida por el reino de Castilla, cuando se
pusieron al servicio de Enrique
de Trastámara en su guerra fratricida contra Pedro
I de Castilla.
En 1353
una sobrina de Juan II, Blanca
de Borbón, contrajo matrimonio con Pedro
I de Castilla, en un intento de unir a ambos reinos contra sus
enemigos, pero Pedro
abandonó a Blanca
el mismo día de la boda, para caer en los brazos de su amante María
de Padilla. Esta afrenta, unida a la muerte de Blanca
en 1361, junto a las sospechas que sobre esto se cernían sobre Pedro
I, dieron lugar a que, Juan II, apoyase a Enrique
de Trastámara en la guerra civil castellana, para lo que mandó
tropas al mando del capitán Bertrand Du Guesclin.
El
ejército inglés invadió Poitou, arrasando toda la zona, pero Juan II al frente
de sus tropas evitó que los dos ejércitos ingleses se unieran. Esto motivó que,
el príncipe inglés quedara en una difícil situación, acorralado y superado en
número de tropas, por lo que pidió la paz. Juan II, dispuesto a eliminar el poder
de Inglaterra en el continente, se negó. El 16 de septiembre de 1356 tuvo lugar
la batalla en Poitiers. Juan II inició el ataque, pero un mal
planteamiento y la mala técnica de ataque dio la victoria a los ingleses, que aniquilaron
a los franceses en los tres días que duró la batalla. Juan II cayó prisionero a
manos de Eduardo, que le condujo a Londres. Juan no regresaría a Francia,
quedando el gobierno en manos del jovencísimo delfín Carlos, que no tenía la
necesaria preparación. Francia se sumió en un vacío de autoridad, y las luchas
por el poder y los conflictos civiles se sucedieron. Durante la prisión del rey
se reunieron los Estados Generales para poner remedio a los problemas
del reino. Mientras, en las calles parisinas, estalló el descontento, acusando a
los poderosos de apropiarse de los subsidios del rey y de permitir su
cautiverio en Inglaterra. El descontento fue encabezado por Étienne Marcel, que canalizó
el descontento de la capital para alzarse con el poder y proclamar, en marzo de
1357, la Comuna de París. Para obligar a Carlos V a aceptar la Comuna,
se alió con Carlos
II el Malo. En 1358 el regente Carlos V tuvo que huir de París,
mientras en las regiones rurales estallaba una nueva sublevación en 1358,
conocida como la Jacquerie. Todo este clima de incertidumbre y guerras acabó
por arruinar a Francia.
Mientras
Francia se descomponía en luchas intestinas, Juan II, harto de su largo
cautiverio, firmó, en Londres en 1358, un vergonzoso tratado con Eduardo
III de Inglaterra, por el que. a cambio de su libertad, autorizaba
la desmembración de Francia, pero ni los Estados Generales ni el regente
aceptaron el acuerdo, por lo que el rey inglés reunió un gran ejército con el
que invadió Francia. El 8 de mayo de 1360, ante la imposibilidad, por el
regente Carlos, de hacer frente al ejército inglés, se firmó el Tratado de
Bretigny, por el que, Inglaterra imponía las condiciones territoriales del Tratado
de Londres de 1358, formándose una Gran Aquitania gobernada por el
príncipe de Gales; además Inglaterra obtenía Ponthieu, Calais y Guines. A
cambio, Eduardo
III renunciaba a sus derechos sobre el trono francés. En lo que respecta
al asunto de la liberación de Juan II, se estableció un rescate. El 24 de
octubre, con el pago de 400.000 escudos, todo lo que los Estados Generales
habían podido reunir, Juan fue liberado y el Tratado de Bretigny
ratificado. Según el mismo, Eduardo
renunciaba a sus derechos sobre Francia y Juan a sus derechos sobre los
territorios cedidos, lo que suponían más de un tercio del territorio total del
monarca francés. Finalmente, ni Eduardo
ni Juan efectuaron renuncia alguna, por lo que la Guerra de los Cien Años se
prolongó una vez más.
De
regreso a Francia, Juan II incorporó Borgoña y Champaña al territorio francés.
En Aviñón, dispuesto a iniciar una peregrinación a Tierra Santa, tuvo noticia
de que su hijo, el duque de Anjou, que había quedado en Inglaterra como rehén,
se había fugado; obligado por su espíritu de caballero, Juan II fue a
Inglaterra a ocupar el lugar de su hijo. El 8 de abril de 1364 murió en
Londres, aunque fue enterrado en Saint-Denis, Francia.
Había contraido matrimonio con Bona de Luxemburgo, hija de Juan I de Luxemburgo y de Isabel Premyslovna. Fruto del mismo nacieron: su heredero, el futuro Carlos V; Luis, duque de Anjou; Juan, duque de Berry; y Felipe, duque de Borgoña. Tubo también tres hijas que casaron con: Carlos de Navarra; el conde de Bar y Galeazo Viscontti de Milán. Al fallecer Bona de Luxemburgo, a causa de las peste, Juan II, contrajo matrimonio, al año siguiente con Juana I de Auvernia, con la que tuvo tres hijos: Blanca de Francia; Catalina de Francia; y un varón del que desconocemos su nombre. Ambos tres fallecieron muy jóvenes.
Ramón Martín
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