María de Padilla, amante o esposa de Pedro I de Castilla
Parece ser que nació en un lugar no determinado en 1334, era hija de Juan García de Padilla y de María González de Hinestrosa, que era una familia noble castellana, originaria de Padilla de Abajo, provincia de Burgos, las crónicas la describen como “muy fermosa, e de buen entendimiento e pequeña de cuerpo”.
Pedro I de Castilla y María Padilla, se conocen en un encuentro, a partir del cual, la pareja no se separará nunca más, a pesar de las dificultades y la peculiar historia de amor que vivieron. El rey Pedro I el Cruel o el Justiciero, se casó en dos ocasiones, mientras que María solamente era, la amante oficial del monarca castellano.
Las huellas de la alta posición que ocupo Doña María de Padilla se ven reflejadas no sólo en la literatura, sino también en la arquitectura de los Reales Alcázares de Sevilla, residencia oficial de dicha dama, dando nombre a unos afamados baños en el conjunto histórico sevillano. Es en los Reales Alcázares donde tenía su pequeña corte la amante oficial del rey, donde repartía con el beneplácito del monarca, por supuesto, privilegios para sus familiares y conocidos, lo cual provocó el descontento de algunos nobles y, posiblemente, uno de los motivos por los que se luchó en la Guerra Civil Castellana, entre el rey y su hermano bastardo Enrique de Trastámara.
María le dio cuatro hijos al rey: Beatriz en 1353, Constanza en 1354, Isabel en 1355 y Alfonso en 1359. Es muy probable que del último parto quedasen secuelas, o que la peste hiciera perecer tanto a la madre como al heredero. María de Padilla fallece en julio de 1361 y su hijo Alfonso en 1362. Tras su muerte el rey Pedro I la lloró tanto que, un año después, en las cortes celebradas en Sevilla, declaró ante los nobles que María de Padilla había sido su primera y única esposa, habiéndose casado con Doña María por palabras de presente, ocultando ese casamiento para evitar que algunos de su reino se alzasen contra él, y que este matrimonio secreto se realizó ante el Abad de Santander, consiguiendo que el arzobispo de Toledo declarara nulos los otros dos matrimonios anteriores, por lo que las cortes ratificaron su afirmación declarándola reina y legitimando su descendencia.
Su cuerpo se trasladó a la Capilla de los Reyes de la Catedral de Sevilla, dónde también se encuentra enterrado el rey, siendo declarado heredero el hijo de ambos, Alfonso.
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